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Argentina es unitaria

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Los argentinos debemos darnos una profunda discusión respecto a lo que significa el federalismo
Los argentinos debemos darnos una profunda discusión respecto a lo que significa el federalismo

El federalismo no se declama es una forma de vida, no de relato político para encubrir enfrentamientos entre sectores de poder a fin de construir posicionamientos de ventaja de unos frente a otros. 

 

Se puede ser porteño y auténticamente federal, y ser del interior del país y profundamente unitario.  

Lo primero a tener en cuenta es la transparencia y el compromiso de pensamiento en el accionar. Esto es lo más difícil, y lo que termina echando por tierra cualquiera buena intención declamada, ya que, en el fondo, solo son argucias políticas para usufrutuar la grieta en la sociedad, y lo que, en definitiva, permite mantener resguardada la cuota de poder. Como se dice comúnmente la “quintita propia”. 

Vemos como hoy están en juego los subsidios al transporte en la CABA, tratando el Gobierno Nacional de sacarse de encima una brasa muy caliente producto de las imposiciones establecidas por el FMI para arribar a un acuerdo, donde en realidad, por haber perdido incomprensiblemente dos años para ello, termina siendo un contrato de adhesión, quedando como siempre en el relato kirchnerista los logros en beneficio del crecimiento económico y del bienestar del Pueblo. 

Esta necesidad de quitar subsidios, traerá consecuencias políticas al Ejecutivo Nacional quien maneja las tarifas del transporte público de la Ciudad y del conurbano. Como no quieren asumir ese costo, intentan traspasar la competencia del transporte a la Ciudad para que asuma el costo político, pero agravándolo aún más, intentando hacer una nueva confrontación falsa federal, colocando a la Ciudad como la que se ve beneficiada en perjuicio de nuestros hermanos del interior. “El interior subsidia a la Ciudad y no lo podemos permitir”, este es el mensaje. 

Lo cierto es que en el medio como siempre, están las personas. Están los cientos de miles de trabajadores que a diario deben usar el transporte público para ganarse el pan. Recordemos que diariamente entran más de un millón cuatrocientos mil personas provenientes de la PBA a la Ciudad para trabajar. Si no hay un acuerdo de tarifas entre Ciudad y PBA, esas personas pagarán un importe de pasaje cuando ingresan a la metrópolis y otro muchísimo más caro cuando regresan a sus hogares. ¿En definitiva, quienes son los perjudicados? Es necesario llevar adelante un diálogo y buscar un acuerdo entre Nación, PBA y CABA priorizando el beneficio de las personas en general dejando de lado los intereses políticos sectoriales. 

La autonomía de la Ciudad no puede ser una herramienta usada por el Ejecutivo nacional para confrontar políticamente con un partido que está en la oposición, sino que siempre debemos tener en cuenta el beneficio de las personas.  

En el caso concreto de la autonomía porteña, que va de la mano del auténtico federalismo, es imprescindible que las competencias de la Ciudad sean completas, no solo en lo que a “gastos” se refiere, sino también en lo que a “generación de recursos” compete.  

En este sentido entre otras competencias hay que darle a la Ciudad la Inspección General de Justicia (IGJ), como tienen las otras provincias; incorporarla a la empresa “Hidrovía Federal Sociedad del Estado” (que llamativamente se la dejo afuera) y proceder a la devolución del Puerto de la Ciudad de Buenos Aires, a fin de ser parte de una nueva visión estratégica Argentina donde el mar sea el cambio, entre otras cajas nacionales, que quedaron al uso discrecional de Balcarce 50.  

Recordemos, por ejemplo, que el Puerto de Buenos Aires es el único puerto federal, mientras el resto de los puertos de la Argentina han sido descentralizados a las provincias y municipios.  

El federalismo es darle a cada uno lo suyo, sin inmiscuirse ni apropiarse de sus recursos y potencialidades, permitiendo el desarrollo genuino de cada provincia, región y sus habitantes; tener armonía como las cuerdas de la guitarra, cada una con su particularidad, pero juntas son un instrumento capaz de hacer una música maravillosa. El federalismo también se sustenta en la solidaridad. Contribuir las provincias y regiones más ricas con las que menos tienen, para ayudarlas a llevar adelante un desarrollo genuino y que acompañen al conjunto de la nación en el crecimiento. Ser federal es pensar en todos como integrantes de una misma familia, ya que más familia, es menos violencia y más futuro.  

No seremos jamás federales si seguimos confrontando desde la necedad política; si continuamos manteniendo un sistema de coparticipación donde el Estado se apropia de los recursos provinciales y donde la presión tributaria obliga al ciudadano que produce tener un “socio bobo” que lo lleva a la quiebra. 

La discusión de los subsidios al transporte en CABA es la punta del iceberg. Los argentinos debemos darnos esta profunda discusión: “Queremos ser un país auténticamente federal, o bajo la hermosa música del federalismo mantener un sistema de poder “unitario” que cambia de manos según el partido político al que le toca gobernar en turno”.  

 
 

7 comentarios Dejá tu comentario

  1. Lo único que hace Unitario a este país es la Coparticipación, cuando se termine este reparto de dinero discrecional y cada Gobernador e Intendente tenga que arreglárselas solito, ahí empezaremos a ser Federales. Mientras tanto todo es una gran mentira.

  2. Si uno ve como esta conformado el partido político que esta gobernando actualmente, que es de una estructura puramente piramidal, bien se da cuenta uno de que esa forma la transladan al modo en que gobiernan. Por lo tanto lo de "Federal" queda solo en los papeles. Claro una vez mas la Justicia mira pa´ otro lao, el Congreso bien dandole de comer a las palomas / os.... Las ONG judiciales, asoc de abogados todos entretenidos en mirarse el ombligo, asi es este ispa. Asi los trogloditas ciudadanos andamos sorteando semáforos, o los desechos de los perros sobre las veredas!!!

  3. Menos realidad social y más instrucción cívica. La bestia bruta dice que argentina ES tal o cual cosa. Cabe preguntarse qué cosas pueden definir el SER de un país; no sólo eso, y la idea de lo que significa ser. Veamos la acepción más elemental y eso también nos permitirá poner en evidencia por dónde vienen los cambios que nos quieren imponer. La primera respuesta es muy simple, un país ES lo que su Constitución dice que ES. La Constitución define si es una república, y cuáles son sus poderes, y si la ley está por sobre todo, o si permitimos que se imponga la voluntad de un tirano. La Constitución dice representativa y federal, de modo que más allá de los disfraces que se ponga, o cuánta resaca tenga a la vuelta de la fiesta, hasta que no se cambie la Constitución, nuestra forma d gobierno es representativa y federal. Pero la situación indica otra cosa, y ahí entramos en cómo han cambiado nuestra idea del SER, para volverla tan fluida, subjetiva y autopercibida, que la última noticia que aparece en la tele puede redefinir por completo lo que somos. De modo que si un tipo entra a una fiesta como varón y sale como otra cosa, la misma idea les viene perfecta para imponerla en todo lo demás. Un día somos un país soberano, al otro no, un día respetamos las leyes al otro somos tiranía, un día tenemos fronteras abiertas, al otro estamos e guerra, un día estamos en guerra contra uno de los bandos y a la mañana siguiente cambiamos de bando. Cultura veleta, país veleta, gobierno veleta, nos lleva el viento. Por eso es tan grave el hecho de aceptar una ideología y una cosmovisión que nos cambia lo que somos y la noción de realidad según las circunstancias. Nótese que con sólo un pequeño giro lingüístico, esa "realidad" fluida podría ser pintada en base a abstracciones de grupo y de esa forma las personas físicas pasarían a ser reemplazables sin que se note la diferencia. Y que "la patria" se lo demande. La cosa es que así como pretenden cambiar cualquier cosa, hay cosas que no tiene ningún sentido hacer pasar de un año a otro y sin embargo nadie las discute ni las cambia o si las cambia siempre es para aumentarlas. Me refiero a las partidas presupuestarias y al presupuesto nacional. En una república, el Poder Ejecutivo se llama así porque es el encargado de ejecutar el presupuesto, y además de encargado es responsable y responsable no es otra cosa que estar obligado a responder. Por eso el presidente no es Rey, y el Presupuesto Nacional elaborado en el Congreso es la síntesis del programa de gobierno, y un programa es un plan con el agregado de precisiones como fechas responsables y cantidades. De modo que el federalismo, y también el plan de gobierno, se deberían discutir todos los años en el Congreso, en el presupuesto, y está claro que la calidad del resultado nunca podrá ser superior a la calidad de la discusión. Conservar la identidad y los objetivos, más allá de las circunstancias o los malos gobiernos, es simple cuestión de supervivencia. Nuestra identidad como República admite el presupuesto base cero, de modo que las partidas presupuestarias aceptadas en un presupuesto NO SON un derecho adquirido para el siguiente y en ese caso cada partida del próximo presupuesto debería tener una justificación. Eso nunca ha sucedido y el Estado inútil corrupto deficitario y cada vez más endeudado es la primera consecuencia. Por eso es imprescindible empezar a considerar seriamente en qué se gasta y para qué se gasta.

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