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Estafas clasificadas

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DE AVISOS ENGAÑOSOS Y TRABAJOS ESQUIVOS
DE AVISOS ENGAÑOSOS Y TRABAJOS ESQUIVOS

Todo comenzó un día gris.

 

El jueves 9 octubre de 2003 amanecí leyendo los clasificados del diario Clarín como suelo hacer cada tanto, y fue en ese momento que encontré un sugestivo aviso laboral.

El mismo rezaba así: “PERIODISTAS y Productores. Productora Independiente convoca p/formar parte nuevo programa TV x cable de autogestion 4773 4317 magazine_p@yahoo.com.ar”.

Si bien me llamó la atención lo extraño de la solicitud, me propuse contactar a los “convocantes” a través del mail que habían publicado y ver qué resultaba de todo esto. Después de todo, pedían periodistas y yo era justamente uno de ellos.

A esos efectos envié un correo electrónico a esta gente comentando que era un hombre de medios y que estaba interesado en la propuesta que había leído en el diario.

La respuesta, llamativa si las hay, me llegó también en forma de E-Mail y con mi nombre en copia oculta, lo cual me hizo sospechar que el mismo mensaje le había llegado a muchas otras tantas personas.

Las partes más destacadas de ese mail se muestra tal cual le llegó a este periodista, con resaltados y faltas de ortografía textuales:

   “De:
Magazine Periodistico [mailto:magazine_p@yahoo.com.ar]
   “Para:
magazine_p@yahoo.com.ar
   “Asunto:
Programa Periodístico”

“Hola, gracias por responder a nuestra convocatoria. Te cuento de que se trata este proyecto:

El programa es un MAGAZINE PERIODISTICO semanal de 30 minutos que saldrá al aire por PLUS SATELITAL a partir de mediados de octubre. El programa es totalmente independiente y de autogestion. Lo integramos un grupo de periodistas, productores de TV y estudiantes de comunicación.

Y contamos con lo mas importante: el apoyo de una productora NAI PRODUCCIONES que cuenta con gran experiencia en el medio. Con programas en el aire como FIXIONARIO por Plus Satelital (...) Esta idea surgió debido a que, estamos hartos de dejar curriculums en vano en canales de TV y productoras de cine.

Por eso, éste es un programa donde TODOS PARTICIPAMOS EN FORMA EQUITATIVA. La idea entonces es invitarte a que te sumes y puedas abordar dentro de los roles que mas te interesan: por ejemplo entre la investigación periodística, la redacción o la producción.

Hasta hace unos meses, todo parecía un sueño, pero le encontramos la vuelta. Porque para concretar ese sueño debimos comprar un espacio en la TV, el cual es muy costoso (...) Como ninguno de nosotros tiene los recursos para costear ese gasto por sí solo es que decidimos unirnos y así afrontar juntos los costos. Esta es nuestra alternativa para hacer periodismo en TV, que es lo que más nos gusta, a través de la AUTOGESTION.

El modo de sumarte al equipo es con una participacion que fue pactada en $150 pesos por mes (esto es lo que ponemos todos los integrantes).

(...) Entendemos que la situación económica está dura pero, ¿cuánto más teníamos que  seguir chocando contra puertas cerradas sin poder estar al aire haciendo lo que nos gusta? Tampoco nos vamos a quedar esperando a que TVR o Pergolini nos llamen.

Como dicen, LA UNION HACE LA FUERZA, de la unión depende este programa.

Bueno, esperamos que podamos hacer algo juntos, si no es en este,  será en algún otro proyecto futuro. Un abrazo”.

El mail estaba firmado por dos sujetos supuestamente llamados Matías Sanchez y Matías Collavini, en carácter de “productores generales” de TV y parecía bastante contundente.

Realmente había conceptos que llamaban mi atención: palabras como “sueños”, “autogestión”, “programa independiente”, “programa equitativo”, “la unión hace la fuerza” y otros que me hacían pensar que, o la idea era un brillante esfuerzo comunitario o era un completo fraude armado para tocar la fibra más sensible de quienes leyeran el mensaje.

Saber si se trataba de una cosa u otra era mi objetivo primordial.


Yendo de la cama al living

Luego de asegurar que estaba más que interesado en participar de la comunitaria propuesta, recibí la invitación para concurrir a una reunión al respecto.

El sábado siguiente había sido el día indicado por ellos y el domicilio al que me convocaban era Lavalleja 1006, pleno barrio de Almagro.

“Lugar raro para un tipo de reunión así”, pensé para mis adentros.

Así y todo, me decidí a estar en el promisorio lugar.

Llegué temprano —demasiado para ser sábado— y me encontré con media docena de periodistas, uno de ellos era —no casualmente— mi amigo Fernando Paolella.

El lugar era dantesco: una pequeña oficina con algunos aparatos de edición que parecían puestos allí sólo para impresionar a quienes concurríamos a la entrevista.

Mientras tratábamos de acomodarnos en el reducido espacio del lugar —algunos ni siquiera teníamos silla para sentarnos—, aparecieron los dos jóvenes personajes que esperábamos. Aseguraban llamarse Matías Sanchez y Matías Collavini y, acto seguido, nos comentaron la propuesta de la convocatoria.

El discurso era más o menos el mismo que el del mail, donde nos decían que uno siempre se queja de que “otros medios no nos dan lugar” y que por eso ellos tuvieron la “brillante idea” de hacer un programa de TV compartido. La idea, si yo no había entendido mal, era la de juntar plata entre todos y, consecuentemente, tener el mismo poder de decisión sobre el futuro programa de TV.

Ambos “Matías” aseguraban que cada uno de nosotros podría hacer lo que quisiera: ser notero, conductor, productor o lo que fuere.

Sólo había que poner $150 por cabeza, sencillito.

A cambio de ese dinero uno tenía derecho a intervenir en el “magazine comunitario” y, como es lógico, a vender publicidad para el programa.

Sólo había un detalle: éramos demasiadas personas como para tener alguna posibilidad de injerencia en un programa de media hora de duración.

Quien escribe estas líneas hizo ese mismo planteo a los organizadores de la reunión, quienes no atinaron a responder nada coherente.

Ipso facto, se fueron sumando otras voces a la queja planteada. Nadie podía ser tan ingenuo para creer que en un programa de menos de 30 minutos de duración cada uno podría incorporar lo que se le antojara.


Recta final

Mientras los organizadores de la reunión intentaban defender su inconsistente postura, solicité que nos dejaran ver el piloto del programa a fin de zanjar la discusión de una buena vez.

El pedido, insólitamente, fue denegado por ambos “Matías”, quienes se escudaron en la supuesta afectación de la “sensibilidad” de quienes habían participado en la grabación del citado piloto. Lo más curioso era que nosotros supuestamente íbamos a ser parte de ese mismo proyecto, por lo cual nadie pudo entender el verdadero por qué de la negativa.

El desconcierto comenzó a adueñarse de quienes estábamos allí, sobre todo por que en el mail que nos habían enviado decía que “todas las sugerencias” que quisiéramos “aportar para el programa (serían) tenidas en cuenta”. El detalle era que muy poco podíamos sugerir sobre algo que no podíamos ver.

Luego de lo antedicho, los presentes —y yo mismo— nos levantamos y nos fuimos del improvisado lugar. El enojo y la decepción podía leerse en cada uno de los rostros de los presentes.

Cuando nos íbamos, pude apreciar que en el mismo inmueble funcionaba una agencia de seguridad que utilizaba como logo la imagen de un águila.

Vaya coincidencia”, pensé para mis adentros.


Piratas

A medida que pasaron los días y mi indignación fue decreciendo, supe que el lugar en el que nos habían convocado era una especie de instituto llamado Academia Polverino De Medios Audiovisuales, donde se ofrecían cursos de cine, televisión, y periodismo.

Era raro que no nos lo hubieran dicho cuando estábamos allí, lo cual me hizo pensar seriamente en la calidad de la enseñanza que debían brindar.

De hecho, en la publicidad que hacen de dicho instituto, este gente proclama algo bastante sugestivo: “para los que estan apurados. Aprendizaje en estudios profesionales”.

Más allá de estos datos, debo admitir que el asombro se apoderó de mi persona cuando, a las pocas semanas, volví a ver publicado —en Clarín— el mismo aviso clasificado que originó esta nota, pidiendo nuevamente “periodistas y productores”. El engaño era exactamente igual.

...

Se sabe que existen “buzones clasificados”; avisos “truchos” utilizados para estafar a personas desprevenidas. Pero el sistema utilizado en esta ocasión fue realmente novedoso, por lo menos para mí.

Quienes generan semejante despropósito merecen el peor de los calificativos, ya que especulan y juegan con la necesidad —y desesperación— de aquellos que no tienen trabajo. Son personas que no tienen escrúpulo alguno en su desmedida ambición.

Cada uno sabrá, pues, cuál es el calificativo que les cabe a estos personajes.

 

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