El Gobierno recibió otro golpe en la mandíbula con el dato de la inflación de marzo pasado, en medio de una atmósfera de fin de ciclo cada vez más espesa para el Frente de Todos en el poder y temores en ascenso sobre la suerte que podría correr la gestión de Alberto Fernández en el caso de darse un resultado significativamente adverso para el oficialismo en las PASO de agosto.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) sorprendió al difundir una variación mensual del costo de vida del 7,7 por ciento para el tercer período del año, lo que completó una suba del 21,7% en el primer trimestre de 2023. De esta manera, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) acumuló en términos interanuales una disparada del 104,3%.
Por más dolores de cabeza que sus mediciones generen en filas de la alianza gobernante, el INDEC volvió a destacarse como una dependencia oficial que sí parece funcionar bien dentro de la administración Fernández. Se trata incluso del mismo organismo que manipulada datos durante la gestión kirchnerista y que había dejado de informar la evolución de la pobreza en el país porque, según el por entonces ministro de Economía Axel Kicillof, esas cifras “estigmatizaban” a las personas con escasos recursos.
Asimismo, días atrás se supo que la Argentina perdió un juicio en Londres y deberá pagar al menos 1.500 millones de dólares a fondos de inversión para compensar pérdidas ocasionadas por una modificación, por parte de aquella versión K del INDEC, en el método de cálculo de una serie de bonos de deuda, conocidos como “cupones PBI” (por Producto Bruto Interno). La causa fue iniciada en 2013, durante el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
La noticia se conoció apenas antes de que el actual titular del Palacio de Hacienda, Sergio Massa, viajara una vez más a Estados Unidos en busca de billetes verdes para las sedientas arcas del Banco Central y también a los fines de reunirse con autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI). Con ellas, el funcionario intenta recalibrar las metas incluidas en el acuerdo con la Argentina debido a la compleja situación económica del país, en gran medida -es cierto- por una histórica sequía.
El lapidario dato del IPC de marzo encontró a Massa justamente en la nación norteamericana, horas antes de emprender su regreso a Buenos Aires. Las serias dificultades que evidencia el Gobierno en general y su gestión en particular para contener la espiral inflacionaria carcomen a paso redoblado sus probabilidades de erigirse como un dirigente “presidenciables” dentro del Frente de Todos (FdT), además de afectar lógicamente las chances electorales a lo largo y ancho del oficialismo.
Semanas atrás, su nombre era propuesto incluso por un sector del núcleo duro K, que le reconocía el coraje de haberse montado el año pasado al “toro loco” de la economía nacional y consideraba que, en efecto, debía candidatearse para jefe de Estado en 2023. Hoy su figura luce considerablemente más devaluada, en medio de un contexto general en la coalición gobernante que algunos dentro del kirchnerismo se permiten calificar lisa y llanamente como “caótico” de cara a los próximos comicios.
Por ese motivo, insisten con el “operativo clamor” para que Cristina se postule para la Presidencia de la Nación o bien cumpla un rol protagónico en la campaña que se avecina. La decisión que tome la vicepresidenta y la “jefa” del FdT, en cuanto al papel que jugará este año, será determinante para el armado electoral del oficialismo. Según pudo averiguar la agencia NA consultando fuentes kirchneristas, se espera que la ex mandataria se pronuncie al respecto en el transcurso de las próximas cuatro o cinco semanas, más posiblemente el mes que viene.
La militancia K le enciende velas a la “jefa”
Días atrás, la propia titular del Senado, de 70 años, entusiasmó a un grupo de sindicalistas que la visitaron en la Cámara alta al comentarles, según ventilaron los propios líderes gremiales, que no planea retirarse de la actividad pública para dedicarse a cuidar a sus nietos tras el fallo judicial en su contra por actos de corrupción en la concesión de obras públicas en la provincia de Santa Cruz.
En ese mismo encuentro, los dirigentes vinculados al movimiento obrero buscaron avanzar un paso más en la organización de un acto para el 25 de mayo encabezado por Cristina, para conmemorar el vigésimo aniversario de la asunción de Néstor Kirchner como presidente, en 2003. Una posible locación sería la avenida 9 de Julio, en la ciudad de Buenos Aires.
En filas kirchneristas consideran que ese día, en el caso de que no suceda antes, la ex jefa de Estado podría anunciar si será o no candidata este año. Mientras tanto, la militancia K le sigue encendiendo velas: “Que ella se presente o no es un elemento determinante para el armado electoral del oficialismo, porque debajo de Cristina lo que se está produciendo hoy es una pelea de enanos. Nadie tiene el puño lo suficientemente pesado como para hundir el colchón y que todas las bolitas decanten hacia el centro”, sostuvo la fuente consultada por esta agencia.
En el mismo espacio entienden que la situación política dentro del FdT es “caótica” dado que no se pudo armar una mesa de coordinación electoral junto al presidente Fernández, que por el momento mantiene firme -o eso parece- su decisión de competir por una renovación de mandato este año, aunque yendo como precandidato a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 13 de agosto próximo. Esto sumado, claro está, a la coyuntura económica y a la disparatada inflación.
A propósito, si bien da la sensación de que el jefe de Estado logró imponer su postura “anti-dedo” de Cristina para la designación de candidatos, por lo que serían las urnas las que resuelvan quién será el postulante a la Presidencia del oficialismo en los comicios generales previstos para el 22 de octubre, el kirchnerismo sí parece haber resuelto -casi como moneda de cambio- vetarle al acceso al territorio bonaerense, en lo que se refiere al armado electoral en la Provincia.
“Hoy Alberto Fernández de hecho no es parte de esa discusión”, sostuvo la fuente consultada por NA. En ese distrito, Kicillof logró aparentemente capear con éxito la embestida de un sector del kirchnerismo para se lance este año a la carrera presidencial e irá en busca de la reelección como gobernador, según se comenta, con el visto bueno de Cristina, su “madrina política”. “Es la única opción firme que tenemos, el único con posibilidades de ganar”, aseguran en el oficialismo bonaerense.
Incluso en las últimas horas dirigentes vinculados con movimientos sociales lanzaron también una suerte de “operativo clamor” en la Provincia para que Kicillof compita en 2023 por una renovación de mandato. En este sentido, por el lado de la oposición, voceros de Juntos admiten que el mandatario lidera las encuestas sobre intención de voto, aunque -según aclaran- en un “escenario de paridad”. De todas maneras, aún está por resolverse quién será el candidato libertario de Javier Milei.
En el mismo sentido, tras el enorme revuelo ocasionado en filas del PRO por la decisión de Horacio Rodríguez Larreta de convocar a elecciones concurrentes con boleta única electrónica este año en la Ciudad, da la sensación de que se aleja la posibilidad de que tanto el actual jefe de Gobierno porteño como Patricia Bullrich acuerden ir a las PASO con un único precandidato a gobernador bonaerense. En cambio, tomó ligeramente fuerza la chance de que finalmente sea Cristian Ritondo el postulante de Juntos que se acople en la Provincia a la boleta encabezada por la ex ministra de Seguridad nacional, en el caso de que María Eugenia Vidal se baje de la contienda presidencial.
“Ni cuando gobernaba Macri salía a hablar los domingos”
En los últimos días, incluso, en medio de la furia del núcleo duro del PRO contra la resolución -100 por ciento legal- del alcalde porteño, en el partido amarillo se deslizó la posibilidad de que Vidal se corra a la Ciudad y compita para jefa de Gobierno en las PASO como una suerte de “candidata de consenso” entre larretistas y macristas. A propósito, y según pudo averiguar NA, en Uspallata 316O rápidamente le bajaron el pulgar a esa alternativa.
Vidal, mientras tanto, por ahora sostiene sus aspiraciones de “jugar” en las grandes ligas. Sin embargo, así como en el kirchnerismo entienden que, en el caso de Massa, “es muy difícil que un ministro de Economía pueda candidatearse para Presidente con una inflación mensual superior al 7 por ciento”, voceros del PRO reconocen que la postulación de la ex gobernadora bonaerense se torna cada vez más endeble si el único que la mantiene en el ring es el ex mandatario Mauricio Macri, visiblemente enojado con Rodríguez Larreta.
“Ni cuando gobernaba Macri salía a hablar los domingos y justo ahora sale un domingo a criticar a Horacio por la decisión que anunció el lunes (pasado). Es un síntoma, ¿no? Algo está ocurriendo, algo está cambiando”, dijeron a esta agencia fuentes del larretismo. En ese espacio, entienden que el jefe comunal de la Ciudad evidenció una “muestra de carácter” frente al líder del espacio amarillo y que, incluso, se lo notó más distendido en los últimos días tras esa agitación de comienzos de semana.
Consideran, asimismo, que la interna en el PRO podría radicalizarse si Macri decide tomar distancia de Rodríguez Larreta y abrazar la precandidatura presidencial de Bullrich. Independientemente de lo que suceda en el ámbito nacional, en territorio porteño la figura del alcalde se robusteció tras haber desafiado -en público- al fundador del PRO. “El macrismo en la Ciudad quedó en crisis”, afirman en su entorno.
Del mismo modo, según remarcan, la “tropa de Horacio” salió favorecida. Porque tanto Soledad Acuña como Fernán Quirós conservan sus aspiraciones de suceder a Rodríguez Larreta en el cargo y, si Macri insiste en tratar de imponer a su primo Jorge Macri como único precandidato del PRO en las PASO, podrían terminar compitiendo los tres en esa instancia frente al radical Martín Lousteau, que de esa manera fortalecería sus probabilidades de triunfo en las urnas.
No obstante, está claro que el jefe de Gobierno coquetea con el radicalismo en busca de obtener respaldo de parte del centenario partido para su precandidatura presidencial. Una cruzada similar lleva adelante Patricia Bullrich por cierto, en una incesante porfía entre ambos en busca de fotos conjuntas y gestos que valgan más que mil palabras, como suele ocurrir en política.
Finalmente, quien no escatima en comentarios por el lado del oficialismo es el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, que en medio del alboroto en filas del PRO salió a absorber la atención pública con una frase a todas luces desafortunada, al aventurar que si la oposición gana las próximas elecciones, las calles de la Argentina se regarán de “sangre y muertos”.
El funcionario dobló así la apuesta en la “campaña de miedo” que lleva adelante un sector del oficialismo con miras a los comicios generales que se avecinan, en medio de una atmósfera de fin de ciclo para el FdT en el poder cada vez más densa y de temores en alza sobre la suerte que podría correr la gestión Fernández en caso de morder el polvo -feo- en las PASO de agosto. En el llamado “círculo rojo” existe preocupación acerca del rumbo que tomen las principales variables económicas de la Argentina en ese contexto, incluyendo la cotización del dólar blue, que en los últimos días alcanzó un nuevo récord histórico de ¡400 pesos! en la “city” porteña.