Lo dijo claramente el Ministro de Economía Luis Caputo: el ajuste tiene apoyo popular. Se trata de un hecho inédito e histórico. El 56 por ciento de la población votó a Javier Milei para Presidente de la Nación quien prometió en su campaña electoral hacer recortes muy fuertes en la estructura del Estado. Para que quedara más claro: exhibió una motosierra y se presentaba en los actos con videos de explosiones.
Después de hacer esa referencia, el ex ministro de Macri anunció en diez medidas la traducción fáctica de esa promesa: un fuerte recorte de gastos estatales (reducción de ministerios, secretarías y contratos, más suspensión de la pauta publicitaria); el fin de la obra pública, incluso las licitadas, y la suspensión de transferencias a las provincias. También anunció una devaluación de más del cien por ciento (que terminó de disparar los precios de los productos básicos y los combustibles) y la reducción de los subsidios a las tarifas y el transporte, que comenzará entre enero y abril. “No hay otra alternativa”, “no hay plata”, consecuencia de la “herencia desastrosa” que recibió del gobierno peronista y con el objetivo de evitar la hiperinflación. Objetivo esencial: lograr el déficit cero. “Por unos meses estaremos peor”, dijo “Toto” Caputo.
Después, según el propio Presidente, “veremos la luz”. Mientras tanto, todos seremos más pobres.
El déficit cero es una necesidad para cualquier país, empresa o familia, si es que no se cuenta con financiamiento. Durante años el peronismo hizo de un dato de la realidad un cuestión ideológica. Así les fue y así nos fue. La situación económica está desquiciada, con una inflación que amenaza llegar al 200 por ciento anual y 45 por ciento de pobres.
En el qué estaban de acuerdo todos los candidatos, el tema es cómo y quién pagará los costos. Milei había dicho en campaña que sería “la casta”, luego en el discurso de asunción habló del Estado, después de los anuncios de Caputo, será una parte importante de la población, en especial la clase media y los que menos tienen.
Para Ismael Bermúdez, periodista económico del diario Clarín, “Esto es peor que el Rodrigazo. No desindexan la economía sino que le están dando un empuje brutal a la inflación” y agregó que la pobreza subirá del 45 al 60 por ciento o más”. En el gobierno se rechaza ese pronóstico, al que consideran exagerado. Los precios encontrarán techo cuando la gente deje de comprar y validar aumentos exagerados, dicen. Caputo anunció que se mantendrá la ayuda social (se duplicará la AUH, la tarjeta alimentar, pero quedan congelados los planes Potenciar Trabajo).
Las protestas de las organizaciones sociales serán inevitables. Por ahora la CGT anunció un estado de paciencia activa (si me permiten la ironía). Es difícil lanzar acciones contra un gobierno que recién llega cuando se toleró, durante años y sin paros, la caída del salario y el crecimiento de la pobreza y el trabajo en negro.
Por ahora, los privilegios de la casta se mantienen imperturbables. Mismos sueldos, mismos autos, mismas prebendas. De la misma forma, duermen tranquilos los que más ganaron en estos años y los que más tienen y más se quejan. Ellos también votaron por este ajuste que no los afectará.