Juan Domingo Perón escribe desde el exilio “Los Vendepatria” en alusión a los miembros de la Revolución Libertadora, la cual no liberó nada y encarceló la democracia desde el 16 de septiembre de 1955 hasta el 11 de Marzo de 1973, momento en el cual el Peronismo volvió a tener identidad electoral luego de 18 años de proscripción y persecución.
Desde el lugar de exiliado, Perón comenzó a estudiar como Mao Tse Tung luego de haber sido desplazado de la conducción del Partido Comunista Chino por el desastre del “Gran Salto Adelante” que dejó a millones de muertos por la hambruna generalizada en el gigante asiático. Este logró retransformarse en un mito, dónde millones de jóvenes lo veneraban por ser el padre de la Revolución de 1949, y por emprender la llamada “Revolución Cultural” que lo introdujo nuevamente en el poder.
Bajo ese empirismo, Perón comenzó a trabajar con la juventud, la mayoría hijos de los trabajadores que se sintieron beneficiados por las políticas económicas de los dos primeros gobiernos justicialistas. Haciendo hincapié en “Los Vendepatria”, el pensador, ensayista, estratega y líder de la Revolución Justicialista decía:
“La mentalidad del parásito está siempre inclinada a exigir a los demás sacrificios que él nunca fue capaz de comprender ni realizar. Prédica a la manera de los teólogos, que aconsejan lo que ellos dicen pero no lo que ellos hacen. Y cuando, como en este caso, llegan mediante la usurpación inicua del poder a un cargo directivo que les queda extraordinariamente grande, con sus disparates, incapacidad e ignorancia, provocan el caos y luego, asustados de sus propias barbaridades, no encuentran nada más apropiado que cargar sobre las espaldas del pobre pueblo los sacrificios y penurias que su propia incapacidad ha provocado”.
Si se pone este pensamiento de Perón de hace 60 años en los tiempos actuales, y se hace una simbiosis con los discursos de Javier Milei, se puede destacar cuando con las adjetivaciones de parásitos, incapaces e ignorantes que el libertario, hoy Presidente de la Nación, ataca a la “casta” política. Claramente sus argumentaciones se acercan más al Perón contra-revolucionario que a los anecdotarios libertarios.
En 1943, Perón era visto como un “raro” cuando luego de la Revolución del GOU (Grupo de Oficiales Unidos) quedó a cargo de la Dirección Nacional del Trabajo, convertida en Secretaría de Trabajo y Previsión, y en el acercamiento con los trabajadores para orientarlos a abandonar las ideas devenidas del marxismo y que buscaran su propio destino en base a consolidar organizaciones sindicales conducidas libremente. De esta manera, se consiguió que tanto obreros y empleados se alejaran de la conducción del Partido Comunista, cuya nomenclatura no escuchaba al trabajador, sino que los utilizaba para sus propios intereses: contentar a Stalin, Krushev y Breznev.
Para entender un poco este escenario, entre 1945 y 1946 la miopía de los conservadores y radicales no les hizo ver venir a un Perón que durante los años previos venía consolidando una organización con las bases obreras del interior del país, hacia las zonas urbanas y en la desesperación de ganar los comicios del 24 de febrero de 1946, tildaban de “Nazifascista” al candidato del Partido Laborista.
En las elecciones presidenciales del año pasado, lo miopía del justicialismo (llamado Unión por la Patria) y el Pro (llamado Juntos por el Cambio) no vieron venir el trabajo que Milei había desarrollado en las redes sociales y medios de comunicación. Impactó territorialmente, principalmente por la micromilitancia de los adolescentes y jóvenes que convencieron a sus familiares de votar por el libertario a pesar de las campañas del miedo del candidato Sergio Massa y ciertos miembros del radicalismo y la Coalición Cívica, quienes tildaban a Javier Milei de “Nazifascista”. Una misma historia, dos ideologías distintas, un proceso similar que es reformar los sistemas, eso de lo cual Juan Domingo Perón tanto hablaba.
Para comprender los comparativos, apenas asume Edelmiro Farrell la Presidencia de la Nación, el país se encontraba con una situación económica frágil, ya que los pagos por la exportación de granos y carnes a Europa, que sufría los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, se encontraban atrasados. Por ende, las responsabilidades internas del Estado se veían afectadas por la falta de recursos frescos, y para cubrir las erogaciones públicas se tuvo que emitir moneda, lo cual provocaba inflación, pérdida del poder adquisitivo y enojo con la administración militar.
En el mientras tanto, el coronel Perón ocupaba los cargos de vicepresidente, ministro de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión, y utilizando la estructura del Estado encomendó a 100.000 soldados del Ejército para llevar a cabo una estadística dirigida a saber cómo se encontraba la situación de los trabajadores. En base a ello, concretó una alianza directa con los obreros del campo y de la Industria, que realizaron el tan afamado 17 de Octubre de 1945 y la consolidación del Movimiento Peronista.
Javier Milei no surge de la estructura del Estado, aunque externamente trabajó para Daniel Scioli y Guillermo Francos, cuando el primero cumplía su primera gestión como gobernador bonaerense y el segundo ocupaba el sillón de la Presidencia del Banco Provincia durante ese período.
Su fuerte laboral y técnico se logró mediante la actividad privada, trabajando para el Grupo Eurnekian dónde hizo una carrera consolidada en materia financiera siendo un “expertise” en macroeconomía.
En sus tiempos libres se vinculó con miles de jóvenes para crear así el incipiente Movimiento Libertario, y entre Comic-on y juegos de Age of Empire de madrugada, sumado a un programa radial por internet dónde insultaba sin tapujos a los políticos de turno, su figura fue tan llamativa que el Grupo América, donde en ese entonces Eurnekian poseía una buena parte de las acciones, lo convocó para sus shows y el tan ansiado rating.
He aquí que con la ayuda de Mauro Viale y Alejandro Fantino se instaló en los debates vernáculos y nocturnos de la programación del canal, y por sus comentarios subidos de tono y escatológicos tuvo lugar su carrera política. De la mano de José Luis Espert se instaló en la Ciudad de Buenos Aires, y de allí trabajó fervorosamente en conformar equipos de comunicación por redes sociales que lo llevaron a escalar la tan ansiada ambición de la Presidencia de la Nación.
Cabe destacar que a ambos líderes les interesó el mundo del espectáculo, se abrazaron amorosamente con actrices y tenían una pasión: los perros.