Bajo el título de “La hipocresía progresista” el Presidente Javier Milei emitió su opinión sobre la denuncia judicial por violencia de género que pesa sobre su antecesor en el cargo, Alberto Fernández. Más que solidarizarse con Fabiola Yañez y pedir justicia, el líder libertario, primero se victimizó por los constantes ataques recibidos… “nos acusaron, sin ninguna prueba, de ser machistas, violentos y misóginos”, escribió y luego la emprendió contra sus enemigos ideológicos entre los que destaca al movimiento feminista. Es cierto que, de comprobarse los graves hechos denunciados por la ex primera dama no sólo habrá una condena inédita a un ex presidente de la Nación sino que estaremos ante la paradoja de que es el mismo hombre que se presentó como adalid de los derechos de la mujer.
Milei no se detuvo en eso. En unos veinte renglones utilizó cuatro veces la palabra “estafa” y tres veces la palabra “negocios” para referirse a las “políticas de género” y a la creación del Ministerio de la Mujer, que se enorgullece de haber cerrado. “La solución para la violencia que ejercen los psicópatas contra las mujeres no es crear un Ministerio de la Mujer, no es contratar miles de empleados públicos innecesarios, no son los cursos de género y definitivamente tampoco es adjudicarle a todos los hombres una responsabilidad sólo por el hecho de ser hombres”, dijo.
En el escrito publicado en la red social X, volvió a dividir a la sociedad entre “ellos y nosotros”, las Fuerzas del Cielo versus los comunistas y las aborteras del pañuelo verde. “Ellos pueden golpear, maltratar, violentar, robar y cualquier otra atrocidad pintados de verde y mostrándose como aliados. Mientras que nosotros, que valoramos a cada individuo como un fin en sí mismo, somos los que venimos a cortar derechos, somos los violentos, etc”, dijo.
Carancheo político desembozado. En especial, si se tiene en cuenta que en los últimos ocho meses, según consigna el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), el gobierno “eliminó el organismo encargado de prevenir y atender a las mujeres atravesadas por la violencia y 19 políticas públicas están siendo desmanteladas”. La organización de mujeres detalló en un documento que, entre otras cuestiones, la línea 144 cuenta con 28 por ciento menos de presupuesto y se despidió al 38 por ciento de su personal, quedando turnos con solo dos trabajadoras atendiendo. El documento de ELA afirma que la línea destinada a los casos urgentes de violencias, “recibió 10 mil comunicaciones consultando por el Programa Acompañar” cuyo objetivo es dar ayuda económica a mujeres que necesitan salir de sus hogares ante situaciones de violencia. De ese programa se ejecutó el 82% menos del presupuesto comparando con el año pasado. Y dieron un ejemplo: en el primer trimestre del 2023 recibieron la ayuda 34.023 personas mientras que en el primer trimestre de 2024 sólo lo recibieron 434. El gobierno también amenaza con despedir al personal del programa que redujo a la mitad el embarazo adolescente en cinco años y despidió al 85 por ciento del personal de la Subsecretaría de Prevención de violencias.
El tema no pasa por la existencia o no de una repartición, de más o menos burocracia estatal, sino de establecer y sostener políticas públicas a lo largo del tiempo que permitan combatir eficazmente un flagelo que termina con la vida de una mujer cada 22 horas en Argentina. Y para eso hace falta personal y financiamiento, no importa quien gobierne. Pero Milei habla de la hipocresía progresista. Si se abriera una competencia de fingidores, tendría chances de disputar la medalla de oro.