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El dinero mordaza

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CUANDO EL PERIODISMO ES SILENCIADO POR LAS EMPRESAS PRIVADAS
CUANDO EL PERIODISMO ES SILENCIADO POR LAS EMPRESAS PRIVADAS

Una de las principales características que debe ostentar todo periodista es la ética, no sólo en su trabajo cotidiano, sino también en su vida diaria. Se puede ser mejor o peor escritor, tener buena o mala dicción, trabajar en un lugar respetable o no tanto, pero nunca se debe dejar de lado la honestidad profesional.

 

La ética tiene que ver con el conjunto de normas de conducta que provienen del interior del ser humano y está íntimamente relacionada con la moral, la cual a su vez proviene del exterior. La ética no es flexible: no se puede ser "un poco ético", sino que hay que serlo por completo. Es como la virginidad de la mujer: una vez que se pierde, no se puede recuperar jamás.

El periodismo vernáculo adolece en muchos casos de la más mínima ética y es algo que puede observarse en los últimos años como algo que crece de manera exponencial.

Es conocido el hecho de que muchos colegas —la mayoría son conocidos— cobran dinero de lugares públicos, como la Secretaría de Inteligencia o algún que otro ministerio público (1). Lo que pocos advierten es que también existe la corrupción relacionada al ámbito privado, a través de la pauta publicitaria de ciertas empresas como Aeropuertos Argentina 2000, Telefónica de Argentina, Telecom, Repsol YPF, y otras.

No casualmente, las firmas mencionadas encabezan el ranking de denuncias por corrupción frente al silencio casi total del periodismo argentino. Un par de ejemplos: Telefónica de Argentina viene sufriendo constantes denuncias por sobrefacturación desde hace años —por montos multimillonarios— y los medios casi no lo han reflejado. Las pruebas de esto son más que elocuentes, a tal punto que existen casos que han sido admitidos por la propia empresa.

Es dable mencionar que, para que esto no trascienda, Telefónica no sólo "adorna" a los hombres de prensa, sino también a los funcionarios que deben controlar su actividad, esto es, a los titulares de la Comisión Nacional de Comunicaciones. Merced al dinero aportado, la empresa ha logrado llevar adelante otra de las mayores estafas de la historia a través del tristemente célebre "rebalanceo telefónico", por el cual se acortó escandalosamente la duración de los pulsos telefónicos.

Lo mismo puede decirse de Repsol YPF, empresa que ha estafado al fisco nacional en varios miles de millones de dólares en la subfacturación de sus ventas a partir del año 1999. Pocos saben que el 62% del valor del combustible líquido que se comercializa en la Argentina corresponde a gravámenes que deben ir al fisco. Ese dinero ha sido evadido recurrentemente por Repsol YPF a través de los años;  se ha hecho de manera tan torpe, que se han declarado valores de venta correspondiente a un parque automotor ¡menor al del año 1989!

Con Aeropuertos Argentina 2000, ocurre algo similar: se han demostrado los incumplimientos de docenas de obligaciones por parte de la empresa, pero nada han dicho los medios. ¿Por qué? porque es una firma que suele auspiciar programas de televisión —de aire y de cable—, de radio y hasta blogs de Internet. Por si no fuera suficiente, es una empresa que suele regalar pasajes de avión a diversos periodistas de renombre.

Algo similar ocurrió con la maltratada Aerolíneas Argentinas, una de las pocas empresas estatales que ha sido rentable —con una ganancia aproximada de 200 millones de dólares anuales— y que, no solamente fue adquirida con dinero espurio, sino que se vendió a un consorcio fantasma que escondía detrás a ciertos testaferros del ex presidente de EEUU, George Bush padre.

Según ha publicado el periodista Horacio Verbitsky el pasado 24 de agosto en el oficioso diario Página/12, en el marco de la expropiación de Aerolíneas Argentina, uno de los hallazgos del interventor oficial de la firma, "fue una nómina de periodistas de radio y televisión a los que Aerolíneas Argentinas pagaba casi medio millón de pesos mensuales. Entre ellos hay algunos denunciantes profesionales de la ineficiencia y corrupción del Estado en contraste con la perfección de la empresa privada, de la blandura judicial contra la delincuencia y del manejo de la publicidad oficial. Encabezan la lista Marcelo Longobardi, con 30.000 pesos mensuales, Chiche Gelblung, con 21.000, y González Oro, con 10.000. La primera columna del documento no dice publicidad, ni programa, sino periodistas" (2).

Luego de todo lo antedicho, uno podría pensar que el pago que hacen estas —y otras— empresas se debe a su enorme interés en el futuro del país y que, por ello, apoyan al periodismo independiente. Lamentablemente, no es así. El dinero se ofrece a cambio de silencio, sin más. Es por ello que jamás uno se entera de los escándalos mencionados, harto conocidos en el mundillo periodístico.

 

Concluyendo

La corrupción es parte de una de las endemias más importantes de la Argentina. No sólo tiene que ver con la política partidaria ni con las fuerzas de seguridad, sino con la propia sociedad. De hecho, los políticos no son extraterrestres que vinieron de otra galaxia, sino que forman parte de la idiosincracia argentina.

La corrupción no sólo se da cuando se recibe un "retorno" de varios millones de dólares, sino también cuando se coimea a la policía o se compra un CD "trucho". Ergo, no se puede señalar a otros como "corruptos" si antes no se modifican este tipo de conductas, por más inocentes que parezcan.

El periodista que cobra dinero o recibe regalos por parte de funcionarios del Estado o empresas privadas, sabe que está haciendo lo incorrecto. Es imposible que desconozca que lo que están comprando es su silencio. Si así no fuera, ¿por qué ese dinero lo recibe el hombre de prensa y jamás un hospital público o una organización sin fines de lucro?; o ¿por qué los periodistas reconocidos públicamente reciben más dinero que los que no lo son?

No hay inocencia en este tipo de actitudes, no hay persona más despierta en este tipo de cuestiones que los hombres de prensa. Por tanto, no es casual que se vaya deteriorando la profesión periodística a la par que crece la corrupción nacional.

Si alguien lo duda, basta simplemente ojear lo que publican los medios cada día.

Christian Sanz

(1) Periodistas que cobran dinero estatal:
https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=3392

(2) Ver http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-110258-2008-08-24.html

 

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