"Tendremos que arrepentirnos en esta generación,
no tanto de las malas acciones de la gente perversa,
sino del pasmoso silencio de la gente buena".
Martin Luther King.
“Viva Israel. En poco tiempo no habrá más Hamas, hay que matarlos a todos. Mañana me llega la carta para enrolarme en la reserva, en unos días estaré en Gaza”. Esto escribe un usuario del sitio web Taringa, cuyo seudónimo sugestivamente es Arguentina, ayer domingo 29 de diciembre. El mismo que, la semana pasada, recomendaba no leer el libro de los creadores de este sitio AMIA, la gran mentira oficial, argumentando que “era una payasada”.
Justamente hoy lunes, la información dominante es la destrucción de la universidad islámica en dicha ciudad Palestina mediante bombardeos incesantes por parte de aviones F-16, de fabricación estadounidense. Mientras esta locura genocida sucede, EEUU y la Unión Europea guardan silencio cómplice y el resto del mundo es preso de furia incontenible ante la repetición de una modalidad que parece ser moneda corriente en la política exterior israelí.
Para eso, es preciso remontarse sólo a dos años atrás, cuando valiéndose de otra excusa baladí, el Tsahal (ejército) israelí emprendió una ofensiva contra El Líbano en la que también abundó el empleo del terror contra la población civil.
Y también, fue notorio el silencio de George Bush y de Tony Blair, además de la omisión sistemática de informaciones veraces procedente de la prensa de sus dos países, estableciendo un auténtico cerco informativo. El mismo pudo sortearse, como sucede siempre, gracias a abnegados cibernautas que postearon todo tipo de noticias independientes.
Ante la muerte de inocentes, quienes maltratan el orbe con dirigencias obscenas ponen caras de circunstancias y dejan hacer a los asesinos tocados con el símbolo sagrado de la estrella de David. Traicionando el “no matarás” de sus orígenes, con el carnet del Holocausto arrumbado junto a la Biblia y el calefón, emulan a sus verdugos nazis imitándolos en una horrenda Blitzkrieg contra un pueblo sometido y olvidado de Dios.
El amo juega al terror
El método empleado en Gaza no es nuevo, como lo demuestra más arriba la comparación con la máquina militar germana en operaciones. Pero la misma hace su debut el 26 de abril de 1937, cuando la Legión Cóndor, la fuerza expedicionaria dirigida por Von Richthofen, reduce a casi polvo la ciudad vasca de Guernica. Ese fue el inicio del terror como método de aplastamiento, no sólo a una eventual resistencia militar, sino sentar un precedente a la población civil para que vaya tomando nota de lo que le espera si no capitulan. Luego, ya en los inicios de la Segunda Guerra Mundial, el mismo amargo medicamento fue aplicado en Varsovia, Londres, París, Rotterdam, Leningrado y otras ciudades europeas.
Pero fueron los aliados quienes perfeccionaron esa técnica, elevando al bombardeo aéreo al grado del bello arte macabro de la destrucción masiva. La ciudad medieval de Dresde, en Alemania, sufrió entre el 13 y el 15 de enero de 1945 un bombardeo combinado entre la fuerza aérea estadounidense y la RAF británica, que arrojaron sobre dicha orbe un total de 4000 toneladas de bombas incendiarias y rompedoras. Este raid provocó, según varias fuentes, entre 120.000 y 150.000 muertos en su gran mayoría civiles. Casi el doble de los muertos en Hiroshima y Nagasaki.
Luego vino la intervención estadounidense en Vietnam, en la cual nuevamente la USAF atacaría con sus poderosos bombarderos Boeing B-52 objetivos civiles en Hanoi travestidos de militares. Y más acá en el horizonte, el raid del 17 de enero de 1991 contra Bagdad, el asedio contra la capital croata Sarajevo por parte de lo serbios, y nuevamente otra incursión aérea contra Bagdad en marzo del 2003.
No hay bombas inteligentes que respetan las casas de la gente, como tampoco es dable de creer los informativos militares que propagan los éxitos de la precisión quirúrgica de los misiles inteligentes. Pues las fotos, y las imágenes que nuevamente intrépidos cibernautas cuelgan en el sitio YouTube, demuestran que el verso criminal cae por su propio peso.
Como reza la frase de Martin Luther King arriba de este texto, la progresión del silencio cómplice es el combustible necesario para que aumente el terrorismo de estado israelí, con su consiguiente tendal de muertos, heridos y mutilados para mayor gloria del averno de la intolerancia.
Fernando Paolella