El anuncio denota el estado en el que se encuentran las cuentas públicas y anticipa cuál intentará ser la estrategia kirchnerista de cara al 2009 en el plano económico. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció ayer la decisión de avanzar en el canje voluntario de préstamos garantizados y aseguró que la medida obtuvo una adhesión del 97 por ciento.
Un dato: lo que se presenta como una buena noticia, no lo es tanto. Si bien el Estado nacional evita el pago de 5.400 millones de pesos en vencimientos durante 2009, sólo patea la pelota hacia adelante, comprometiéndose a tasas más altas que las actuales.
Dijo Cristina: "Es el canje voluntario más importante que se haya hecho en la Argentina. Estamos muy contentos porque por sobre todas las cosas revela algo que hoy constituye una de los principales problemas de la economía mundial: confianza".
¿Es para festejar? Si un particular deja de pagar un préstamo adquirido y la entidad financiera que se lo otorgó se lo refinancia a tasas más altas, ¿cuál es la buena noticia?
Un análisis sencillo de la situación descripta demuestra dos cosas: una, que la persona endeudada no está bien económicamente para enfrentar sus compromisos; dos, que en un futuro cercano estará nuevamente en problemas.
En lo referido a la deuda argentina, el tramo local constituía un universo de préstamos garantizados por 15.500 millones de pesos, de los cuales fueron canjeados 15.100 millones.
A cambio de estos papeles la Argentina entregó un nuevo bono denominado BONAR 14, con vencimiento en 2014 y con una tasa de interés de 15,4 por ciento el primer año y BADLAR + 275 puntos básicos el segundo.
Aunque el jefe de Gabinete, Sergio Massa, haya intentado sumar tranquilidad luego de la exposición de Cristina Kirchner, la realidad es que el mejor negocio lo han hecho los bancos que entran en esta negociación: Citibank, Barclays y Deutsche Bank.
Estos son los beneficiarios de siempre.
Ana Grillo