Hacia finales del siglo IX, el Papa Juan VIII proclamaba el perdón de los pecados y su elevación al rango de “mártires”, de todos aquellos que dejaran su vida luchando contra los “infieles”.

El exacerbado sentimiento religioso de la época (y de intereses clericales), había promovido que hasta se considerara el uso de la fuerza, “de ser necesario”, para terminar con “los enemigos de la iglesia”.

Las peregrinaciones durante los siglos X y XII a Roma primero y hacia Santiago de Compostela y Jerusalén con el paso del tiempo, debían afrontar demasiados peligros tales como asaltos o la imposición de tributos por parte de los señores feudales por atravesar sus territorios.

Odón de Chantillón (Papa Urbano II), fiel continuador de Gregorio VII, fue el instaurador del sistema de curia romano como es en la actualidad, y también quien promoviera la “Primera Cruzada en Oriente Próximo” tendiente a recobrar Jerusalén del poder de los musulmanes, lo que finalmente se logró en 1099.

Siendo “Las Cruzadas” una serie de campañas militares y peregrinaciones de fieles, éstos últimos se quejaban de los peligros de las rutas, por lo que luego de recobrada Jerusalén, algunos Caballeros que habían luchado en las mismas, decidieron quedarse a custodiar los “Santos Lugares” y sus peregrinos.

Estos Caballeros fueron reconocidos por el nuevo Rey de Jerusalén, Balduino I, quien les otorgó comida y hospedaje en su palacio (la Mezquita de Al Aqsa) que era una parte de lo que alguna vez fue el “Templo de Salomón”.

Con el tiempo Balduino I se mudó a la “Torre de David”, dejando a los Caballeros la mencionada Mezquita. De ahí surge el nombre de “La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón”

El Concilio de Troyes, reunido nueve años mas tarde de este acontecimiento, fue el encargado de redactar “La Regla” (o conjunto de normas internas) para esta Orden, luego de recibida la cual, cinco de estos Caballeros partieron hacia diferentes partes de Europa solicitando donaciones y reclutando voluntarios a sus filas.

Existe consenso en aceptar que la Orden del Temple fue fundada por nueve Caballeros Cruzados de Tierra Santa en 1119 (Godofredo de Saint-Omer, Conde de Champagne, Gondamer, Payen de Montdidier, André de Montbard, Rossal, Godofredo Bison, Archambaud de Saint Agnan y Hugo de Payns), quienes prestaron juramento ante el Patriarca de Constantinopla, históricamente enemigo de la Iglesia Católica

Si bien el objetivo parece haber sido proteger a los cristianos que visitaran el Santo Lugar, muchos autores afirman que en realidad su misión era la de reconstruir el Templo de Jerusalén de acuerdo a las profecías de Ezequiel, constituyéndolo en “antítesis” del Vaticano lo cual otorgaría preeminencia a los Patriarcas de Constantinopla respecto de los Papas de Roma.

Otros autores opinan que el verdadero objetivo no era favorecer al Patriarca de Constantinopla sino que ponerse al servicio de una sociedad de cristianos seguidores de Juan El Bautista.

Para su atuendo, adoptaron el modelo de guerreros descripto en la Biblia con una espada en una mano y una cruz de oriente (Pentáculo Cabalístico) en la otra, un manto blanco con una cruz roja (conocida hoy como la Cruz de Malta) dibujada en medio.

Los Templarios parecen haber tenido dos doctrinas: una exotérica y otra esotérica. La primera coincidiría con la versión del catolicismo tal como se conoce actualmente y la segunda, con la Kabbalah, que inclusive narraba una historia diferente sobre Jesucristo. (Si bien este tema es de vital importancia para entender las contradicciones entre la “historia oficial” y la “real”, es demasiado extenso para exponerlo ahora).

Paradójicamente (y en virtud de esas dos versiones doctrinarias), eran apoyados por los Papas de la Iglesia Católica en todo, quienes eran los únicos que podían juzgarlos, y a la vez contaban con toda la protección proveniente de las Monarquías y Principados, inclusive los no católicos.

La Orden del Temple estaba exenta de pagar tributos y peajes, recibía muchísimas donaciones y se les permitía prestar dinero cobrando un interés usurario por ello, lo que les permitió que al cabo de pocos años fueran la organización mas rica de toda Europa en la época, contando incluso con varias propiedades que arrendaban como otra forma de lucrar.

El título de crédito mas antiguo que se conoce es la “Letra de Cambio”, creada por los mercaderes judíos genoveses y venecianos, adjudicándosele al judío Simón Rubens el primer libramiento.

El uso de este instrumento fue extraordinariamente promovido por los Templarios, guardianes de los caminos y construcciones, quienes en cada una de sus sedes en diferentes ciudades, recibían y cambiaban dinero de los viajeros por Letras y cobraban un interés más que sustancioso por esa gestión.

Para el siglo XII contaban con sedes en casi todas las ciudades más importantes del continente, una flota y hasta un “Banco” propio por el que financiaban a toda la nobleza.

Su poderío económico fue de tal magnitud que hacían valer sus intereses y aspiraciones mediante “Tratados”.

Algunos autores afirman que su corrupción parece haber llegado tan lejos que fueron expulsados de Sicilia y Clemente V abolió la Orden (al frente de la cual estaba Jacobo de Molay) tras un largo proceso que duró desde 1307 a 1312. Para otros, se trató de una trama siniestra para apoderarse de toda su fortuna.

Sin embargo, ejecutado éste (fue quemado vivo), y en la clandestinidad, la Orden siguió funcionando bajo la conducción del Maestre Juan Lamernie de Jerusalén, a quien sucedería Tibaldo de Alejandría, mientras que un grupo emigró a Suecia y se afilió a la masonería y otro grupo fue a Escocia donde se designó al Maestre Enrique Fritz Edwin, de los “francmasones de la Logia de Edimburgo” al frente de la misma.

Durante le período anterior a la derrota final de Los Templarios en Tierra Santa, proliferaron variadas Órdenes de Caballeros como los Hospitalarios, los Teutónicos y otros, que cumplían funciones de manera mancomunada con los primeros.

El 1187, el ejército conformado por Templarios y Hospitalarios, fue derrotado en la Batalla de los Cuernos Hattin, al Oeste de Mar de Galilea por los egipcios donde murieron muchos Caballeros de las Ordenes y el Gran Maestre de los Templarios Gérard de Roderfort fue tomado prisionero. Esto marca el principio del fin.

Finalmente en 1244 Jerusalén es tomada y los Templarios debieron abandonarla emigrando a San Juan de Acre junto a los Hospitalarios y Teutónicos.

Si bien hubo intentos posteriores, hasta una séptima cruzada a Egipto, las condiciones de inferioridad de las Órdenes sumada a las plagas, enfermedades, etc. llevaron al fracaso total. De hecho, aparentemente cuando Jacobo de Molay es capturado y ejecutado en Francia había ido a pedirle al monarca de ese país permiso para organizar otra cruzada.

La pregunta que quedaría pendiente sería: “¿Estaban los templarios en poder de conocimientos esotéricos prohibidos por la ortodoxia católica romana?”

Existe literatura que sostiene que además de ser una Orden religiosa y militar destinada a proteger a los peregrinos en la ruta a Oriente Medio, de reconstruir el Templo de Salomón, de servir a la sociedad de cristianos seguidores de Juan El bautista, su misión secreta era la de “recobrar el Arca de la Alianza” dentro de las cuales se encontrarían las “Tablas de la Ley” entregadas por Dios a Moisés en el Monte Sinaí.

Ahora bien, la cuestión acerca de los conocimientos esotéricos de los Templarios genera mayores dudas cuando se afirma que esos documentos no eran simplemente instrucciones morales, sino que se trataba de una “Clave lexarítmica” que permitiría adquirir vastísimos conocimientos.

Ya hacia 1128 San Bernardo había logrado interpretar la “Sagrada Geometría” por la cual fue construido el Templo de Salomón” y conocía la interrelación entre letras y números, colores y sonidos, etc.

Comentarios al margen, por mi parte, siempre vi en estas “historias”, partes relacionadas con ciencias antiguas como la Kabbalah y temas de matemática aplicada, geometría, etc. y partes que pareciendo ser “partes” son en realidad alegorías, como el caso de la leyenda de la muerte a golpes del Maestro Hiram en la Masonería en poder de discípulos con una escuadra y un compás.

Y hablando de Masonería, para finalizar, resultaría interesante destacar que los Templarios construyeron numerosas iglesias en Europa y Tierra Santa, lo que los mantuvo en permanente contacto con “Maestros Constructores” de la Logia, y les permitió, luego de la disolución de la Orden antes mencionada, refugiarse en la Masonería como en la Orden del Kilwinning del Heredom y la Real de Escocia, aportando sus conocimientos y cultura a la misma.

Muchos ritos se fueron entremezclando. Así por ejemplo los Templarios adoptaron “Ritos Celtas” que luego se volcaron a la Masonería como el “Rito Escocés”, el “Ritual de Perfección”, el “Ritual de Clericatura”, etc.

Asimismo, se adoptaron los sistemas de “Grados” dentro de la Logia y se copiaron modelos de diseño arquitectónicos.

Contemporáneamente, como hace siglos, las Sociedades Secretas, las Religiones, Organizaciones diversas, conservan, (variantes más o menos), los mismos rituales, las mismas creencias, las mismas costumbres.

Empezar a interrogarse por su significado parecería ser el primer paso para intentar (al menos intentar), desenredar la madeja del inconciente colectivo, lo que podría posiblemente explicarnos muchas de las cosas que nos pasan.

Nidia G. Osimani