Las paritarias están tomando velocidad y los gremios comenzaron a instalar un reclamo de aumento salarial que, en varios casos considerados líderes, ronda como mínimo el 25 por ciento.
Uno de los casos más notorios hasta ahora es el de la UOM, que en los próximos días recibirá una respuesta de los empresarios.
Por ahora hay un clima de calma en la negociación, pero las partes se mueven con cautela para el caso de que la brecha entre demanda y oferta sea amplia y amenace con tornarse difícil la discusión.
En estos momentos no hay ánimo de conflicto, más aún porque hay esperanzas de que la producción vaya en ascenso. Pero de todos modos existe una realidad general que afecta a todos los trabajadores, generada por la constante inflación.
Los aumentos de precios, más allá de las discrepancias entre las estadísticas oficiales y las más confiables del sector privado y de las góndolas de los negocios, liman sin cesar el poder adquisitivo de los haberes y hace rato ya que devoraron las mejoras salariales pactadas en la ronda anterior.
Entre marzo y junio se despliega el abanico de negociaciones tanto en el sector servicios como en la producción. En algunos rubros, como bancarios, mercantiles y electricidad, las partes ya pactaron algunos adelantos, pero continuarán discutiendo tanto por la forma de incorporación de esos anticipos a los haberes como para las mejoras futuras.
En algún sector empresarial, se insinuó que los incrementos deberían rondar el 15 por ciento, cifra que los sindicatos ni remotamente piensan aceptar. Pero también se escuchó una alternativa intermedia, que podría estar en alrededor del 20, algo que tampoco satisface en principio a los gremios, salvo en casos donde se demuestre notoriamente que no hubo un repunte de la actividad o la reactivación sea más modesta que en el resto.
Por lo pronto, además de los porcentajes anticipados en público y en privado, algunos gremios o entes especializados dieron a conocer valores de la canasta básica para una familia tipo. Uno de ellos, el del sindicato de trabajadores de las industrias de la alimentación, el STIA, situó ese valor en alrededor de 3.800 pesos mensuales, más arriba que los cálculos gubernamentales. También hay evaluaciones que llegan hasta más de 7.000 pesos, en estos casos para trabajadores del sur del país, donde los costos son más altos.
Evidentemente, las cifras no oficiales son abrumadoras y coincidentes, por lo que ya es innegable que esos son los números confiables y en los que deben basarse tanto las discusiones salariales como los cálculos individuales -por persona o familia- para los gastos habituales que, vale resaltarlo, cubren las necesidades básicas de alimentación, vivienda, salud y educación.
Pero el desarrollo de las conversaciones está enmarcado en esta ocasión por la circunstancia de la áspera pelea política en la que están también enfrascados los sindicatos. Lo ideal sería que esa situación no afectara la actividad de las paritarias, aunque no hay que descartar pulseadas intersindicales que sí se cuelen en ese ámbito, por ejemplo a través de pujas para ver quién es más duro o consigue mejores aumentos.
A propósito de los vaivenes políticos, la CGT tuvo otra reunión con la cúpula del Gobierno, encabezada por la presidenta Cristina Fernández, donde estuvieron, como en la comida anterior de diciembre, el "moyanismo", los "gordos" y los "independientes".
Todos juntos, coyunturalmente, por las necesidades económicas de sus organizaciones, especialmente las obras sociales.
Esta vez, antes del almuerzo en la Quinta de Olivos, tuvieron la noticia de un aumento de los valores que las obras sociales reciben por beneficiario. La medida, publicada en el Boletín Oficial horas antes de la comida, predispuso mejor a los dirigentes gremiales. Aunque seguramente varios de ellos, y por supuesto Moyano, sabían que el Gobierno les iba a dar esa mano.
No obstante, la preocupación central de los gremios son los millonarios fondos que están reclamando prácticamente desde la época de la Presidencia de Carlos Menem.
La demanda apunta a alrededor de 4.000 millones de pesos que los sindicatos dicen que el Gobierno debe redistribuir aún entre las obras sociales. Voceros gremiales admiten que, aunque en dosis menores, algunos fondos se irían liberando, pero todavía está muy lejos de satisfacer sus pretensiones.
Igualmente, Moyano consiguió otra vez arriar tropa propia y ajena hacia Olivos para dar una muestra más de fidelidad al kirchnerismo, lo que continuó haciendo luego con su andanada verbal contra los opositores, apuntando esta vez fuertemente a Eduardo Duhalde, después de que el ex gobernador y ex presidente reiterara su convicción de que va a "echar" a Néstor Kirchner de la política.
En simultáneo, también renovó su aparición el sindicalismo fiel a Duhalde, de la mano del rural Gerónimo "Momo" Venegas, mientras el "barrionuevismo" continúa por su andarivel, también fustigando al oficialismo.
Pero lo que se esperaba con especial expectación era el pronunciamiento de la Iglesia Católica, cuyos máximos dignatarios se reunieron durante dos días.
A la par de reclamar que se bajen los decibeles de la pelea política y de efectuar en consecuencia a un diálogo con grandeza y en pos del bienestar del país, los obispos de la Comisión Permanente del Episcopado pidieron por enésima vez que se atienda la situación de los pobres.
"Si toda la Nación sufre, más duramente sufren los pobres", dijeron los prelados, para advertir que hay "una deuda que sigue vigente y que se lee en los rostros de miles de hermanos que no llegan a vivir conforme a su dignidad de hijos de Dios".
Asimismo, pidieron que se privilegie "la sanción de leyes que respondan a las necesidades reales del pueblo".
Es muy probable que muchos de quienes protagonizan la lucha política diaria -sin distinción entre oficialistas y opositores- no hayan podido escuchar inmediatamente con la necesaria claridad esas certeras palabras, impedidos por sus propias voces destempladas en el fragor de la pelea.
Pero más temprano que tarde deberán abrir sus oídos, detenerse y atender el mensaje, que en definitiva es una transcripción fiel y literal de una dura e innegable realidad que surca la República.
Luis Tarullo
DyN