Los PIGS son los países apestados de Europa. Las iniciales de Portugal, Irlanda (¿por qué no Italia?), Grecia y Spain (España) forman en inglés la palabra "cerdos" y sobre ellos pesan más de mil sospechas en cuanto a su sustentabilidad, lo que genera un círculo vicioso de desconfianza que los debilita más aún. Pero atención, que sin quedar tan expuestos a los ojos del mundo, pero con el mismo estigma de presunciones negativas a los ojos de los inversores, América latina hoy tiene también un trío de países en cuarentena: Venezuela, Ecuador y la Argentina.
Tal como lo ha marcado en la semana la insospechada CEPAL en un Informe sobre el destino de las Inversiones Extranjeras Directas (IED), en estos tres lugares que, junto a Bolivia y con distinta graduación, comparten afinidades como el neopopulismo de Estado, la inflación arrebatada, los subsidios, el congelamiento de tarifas, la baja inversión y la mínima inserción en los mercados, un alto Riesgo País y situaciones institucionales delicadas, sospechas de corrupción, problemas con la Justicia, cambio de reglas de juego, restricción a las libertades y peleas constantes con la prensa, son los lugares donde más ha caído el flujo de inversión externa durante 2009, en el caso argentino exactamente 50 por ciento (a U$S 4.900 millones).
Pero si de preferencias de los inversores se habla, ahora que gracias a la generosidad del Uruguay, Néstor Kirchner ha sido ungido en la semana secretario general de la UNASUR, un todavía proyecto de unión de estados a semejanza de la que concretó Europa, la Argentina debería observar mejor a los cuatro países de la región que tiene por encima en la carrera para atraer inversiones y tomar ejemplo de Brasil, que sigue siendo el mayor receptor (U$S 26 mil millones), Chile, México y Colombia, con el objetivo de cambiar a tiempo por un modelo más adaptado a la realidad del resto del mundo, lugares donde, para ganar plata, el capital mira primero las reglas de juego y las instituciones y luego, cuando no hay más remedio, los déficits fiscales.
La gravedad de lo ocurrido en Grecia es suficiente ejemplo para mostrar que, como en el caso de la Argentina en 2001, la situación se fue cocinando lentamente durante los años anteriores, sin que nadie moviera un dedo para hacer correcciones en el camino y que explotó a partir de una mentira que los organismos estadísticos de ese país dibujaron para ocultar su descomunal déficit fiscal y para disimular una relación deuda / PIB también desbordada.
Cualquier similitud con el INDEC local no deja de ser una lamentable coincidencia, aunque las sospechas entre los inversores se incrementan porque la Argentina no le abre desde hace varios años las puertas de su economía al monitoreo anual del Fondo Monetario (Artículo IV), que también ha publicado en la semana una lista negra, de sólo cuatro países en el mundo, que no le permiten hacerlo: Venezuela, Ecuador y la Argentina otra vez, a los que se les agrega Somalia.
Pese a que después de mucho debate sobre la conveniencia moral de ayudar a quien no quiere ayudarse, Europa ha decidido socorrer finalmente a Grecia con la ayuda del FMI, en esta cuestión hay dos puntos que desvelan a los analistas: saber hasta dónde el mal no habrá de extenderse hacia el resto del Continente, ya que no sólo ese grupo de países estigmatizados está fuera de los parámetros de la Unión Europea, lo que haría que el lunes bien temprano ésta plante un paquete para defender a ultranza toda la zona del euro con medidas de excepción, y si la medicina de baja de impuestos y de recorte de ingresos que deberán tomar los griegos para acomodarse en sólo tres años a pura recesión es la socialmente adecuada en estas circunstancias.
Desde ya, que la Argentina no está ajena a todos estos movimientos. Primero, desde el costado comercial, porque una de las consecuencias más notorias del cimbronazo europeo fue una huída de la moneda común, que se manifestó en una inmediata revaluación del dólar, lo que seguramente complicará las exportaciones argentinas al Viejo Continente y también las ventas a Brasil, ya que el real siguió el mismo camino devaluatorio frente a la moneda estadounidense.
Como las variables fiscal y monetaria están desbordadas y el modelo que el Gobierno sostiene sólo está anclado en la cuestión cambiaria, menudo problema se le presenta a las autoridades que ven cómo las exportaciones dejan de ser progresivamente atractivas y las importaciones podrían crecer, ante un panorama inflacionario que les impide devaluar.
Al respecto, el secretario Guillermo Moreno ya les ha dicho a las cadenas de supermercados que no deben comprar en el exterior ningún alimento que se fabrica en la Argentina, mientras que las compañías aéreas dan fe de que los vuelos a Miami salen llenos durante el fin de semana, ya que se han reeditado los tours de compras, sólo porque los precios de la ropa están dos o tres veces por debajo de lo que marcan las etiquetas locales. Más allá de la discusión académica sobre si el tipo de cambio está o no está atrasado, ambos fenómenos algo están diciendo sobre la competitividad argentina.
El segundo punto que se entronca con la Argentina, a partir de la crisis europea, es saber si la oportunidad de efectuar el canje de deuda y de sumar fondos frescos a la operación que está en marcha tiene chances de avanzar satisfactoriamente, ya que la caída de los mercados globales y los elementos de la realidad local le han pegado golpes muy fuertes a las cotizaciones de los títulos públicos, lo que ha elevado su rendimiento y le ha quitado bastante atractivo al negocio del cambio de papeles.
Pese a que el periplo europeo de Amado Boudou no le dejó buenos frutos, especialmente en Londres, hasta ahora, los analistas opinan que el canje podría prosperar igual, aunque ven imposible que la Argentina (con un riesgo que es equivalente a 13 por ciento anual) se fondee con los 1.000 millones que el ministro quería tomar a tasas de un dígito, por lo que consideran que podría dejar esa pretensión para otro momento, salvo que decida hacerlo igual por las necesidades fiscales que ya no se pueden disimular más, lo que marcaría una nueva vulnerabilidad.
Como tercer elemento del rebote de la crisis griega en la Argentina está el maniqueo uso local que se ha hecho de la misma, desde las críticas a las recetas ortodoxas que se le han impuesto al gobierno del socialista Georgios Papandreu, con suba de impuestos, reducción de ingresos y ampliación de la edad de retiro laboral (en Grecia las personas se jubilan a los 58 años, mientras que en Alemania lo hacen a los 67, con lo cual el trabajo de los alemanes subsidia en el fondo a la pasividad helena). Al respecto, la propia presidenta de la Nación ha recordado que en el caso griego se han dado "las mismas soluciones que ya dieron malos resultados, pésimos resultados y tenemos aquí el ejemplo brutal de la Argentina del 2001" y disparó el clásico debate sobre si entonces y ahora se terminó mal por culpa de las recetas o si se llegó al ajuste por no cumplirlas.
La Presidenta, quien tiene excelentes dotes de oradora y sabe cómo meter bocadillos jugosos en todas sus alocuciones sobre todo para seguir la corriente de las encuestas (para la opinión pública el Fondo es un cuco y decir que la oposición y la prensa meten "palos en la rueda" parece que cae bien), no es tan ducha en cuestiones económicas o quizás tiene muy malos asesores al respecto.
Justamente, en el mismo discurso donde Cristina Fernández decía esas cosas, con mucho de voluntarismo y sin atender a las razones institucionales que complican la cuestión económica, instó a los empresarios a que sean "innovadores" y que creen "la necesidad, o sea, la oferta para que luego venga la demanda".
El punto más débil del discurso presidencial estuvo dado en que, por definición, el llamado modelo productivo se sustenta casi exclusivamente en el pilar del consumo, al que se lo fogonea, a riesgo de espiralizar la inflación, en un proceso que ha dejado desde el minuto cero la inversión en manos del Estado, como una forma de poder usarla como marketing político, pero a riesgo de generar discrecionalidades, malos manejos y sospechas de todo tipo.
En este último aspecto, en la semana no la pasó nada bien el Gobierno, ya que dos temas se cruzaron con fuerza para ponerlo en aprietes: las secuelas del caso ventas a Venezuela, con el probable desvío de fondos a cuentas en Panamá, que los funcionarios negaron enfáticamente diciendo que se trata de una "construcción mediática" y la detención del empresario del rubro farmacéutico Gabriel Brito, quien aunque dice que fue engañado por Néstor Lorenzo que usó sus cheques sin que lo supiera, figura como aportante de $ 300 mil a la campaña presidencial del Frente para la Victoria.
Por el lado de los malos manejos y de los papelones que le hace hacer al Estado, el premio mayor de la semana se lo llevó una vez más, el inefable Guillermo Moreno. Esta vez le tocó el turno a la ex papelera Massuh, empresa que administra desde enero de 2009, la que resultó -tal como lo sostenían sus anteriores dueños- altamente inviable, ni siquiera sumando a la facturación las compras compulsivas que el propio Moreno le hizo hacer a organismos del Estado y hasta a empresas privadas.
Para no seguir dilapidando el dinero que pusieron el Banco Nación y los jubilados de la ANSeS, el funcionario, pese a sus promesas de sacar la cosa adelante, propuso un ajuste que algunos calificaron como más ortodoxo que lo que el FMI le pidió a Grecia, con bajas de sueldos para todos o lista de retiros voluntarios. Como el personal, que aún no cobro el sueldo, no quiso aceptar las imposiciones, cuentan los delegados del gremio del papel que se intentó cortar el gas y la electricidad, lo que hubiera parado la caldera, el corazón de la fábrica y que por eso los obreros resisten y se instalaron adentro.
Con todos estos elementos en contra, y ahora que la situación fiscal flaquea y el Estado tiene luces amarillas por todos lados, la Presidenta pide "oferta" sin considerar que para generarla hay que invertir y que, por culpa de los controles de Moreno, el INDEC, la presión hacia los empresarios para hacerlos borrar de AEA, la pelea con el periodismo independiente, el divorcio entre lo que pasa en el mundo y lo que se hace, las sospechas de corrupción y la cercanía ideológica con ciertos vecinos, la Argentina de hoy en día no garantiza la inversión, ni de afuera ni de adentro.
Hugo E. Grimaldi
DyN
sobre la papelera massuhDOY MI ADHESION A LOS OBREROS POR SU TOMA DE FABRICA QUE EL CONGRESO EXPONGA UNA LEY DE DECLARARLA MUTUAL ESTUDIAR LOS DESFASAJES DE LA PESIMA ADMINISTRACION , Y A LOS EXPLOTADORES DE LA FABRICA , PAGAR CON SUS PROPIEDADES , MORENO INCLUSIVE ES EL TRABAJO LA RIQUEZA DEL PAIS .SER POCO PREVISOR O NEGLIGENTE ES MEDIOCRIDAD QUE PAGAN LOS SUBALTERNOS
Un análisis muy bien estructurado. Articula en forma coherente y fluida lo estructural con lo anecdótico. Pone el dedo en la llaga al plantear la actual (y por lo que parece, permanente) situación de conflictos sin soluciones a la vista que desalienta cualquier perspectiva de inversión. Me quedó picando la afirmación de la Sra. Presidente cuando les recomienda a los empresarios crear "la necesidad, o sea, la oferta para que luego venga la demanda". Esto me parece una contradicción de naturaleza fundamental, y a mi juicio demuestra que no entiende como funciona la economía. Felicitaciones por el artículo. Un abrazo a los periodistas y a los que participan o leen estos comentarios.
Es PIIGS, Italia entra también, pero latinoamérica estará tranquila hasta que logren integrar todos los países, menos México Canadá y Usa. La Unión del norte estaba prevista para el 2.000 y evidentemente les está costando, lo mismo espero para el resto de la región, ya que un parlamento latino con gente que no es elegida por los ciudadanos votando leyes que entregan soberanía y estados sería el plan al que debemos oponernos. Conociendo ahora, gracias a Grecia, los resultados de la dictadura que es la UE, tal vez nos avivemos de lo que nos espera con la moneda regional, donde para mantenerlas lo único que queda es ajustar, y cuando cae un país el resto lo paga. Saludos.
no digan tanto el "kichnersimo ...no hablen tanto con una pluralidad sospechosa de un gran temor hacia estos mafiosos no son los "kirneristas" son las ordenes emanadas por un matrimonio corrupto ,, que simpatiza y tiene de staf a una grupo de "terroristas " que sobrevivieron entregando a sus celulas ,, a organismos de inteligencia ......side ahora icia ,, que en su epoca luchaban con este ejercito de apatridas que queria enarblora la bandera roja ,, y fue combatido y destruido con el apoyo popular ,,, esa misma gente que aportaba datos es la misma que los voto ?