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Malvinas: La previa

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CRÓNICA DE UNA GUERRA ANUNCIADA (PARTE I)
CRÓNICA DE UNA GUERRA ANUNCIADA (PARTE I)

Son las 9:30 de la mañana del martes 23 de marzo de 1982. En el edificio imponente del Estado Mayor Conjunto, ubicado en Paseo Colón al 200, ciudad de Buenos Aires, se reúne la Junta Militar argentina:

 

 (Galtieri) -Estimados, el tema del día indudablemente es la cuestión de las Georgias. Es más que evidente que la señora Thatcher ha decidido enviar al HMS Endurance para evacuar por la fuerza a los chatarreros de Constantino Davidoff. Por más que insistamos con que se ha tratado de una misión puramente civil y comercial, incluso aprobada por su embajada acá en Buenos Aires, ellos atribuyen su presencia como si se tratara de una fuerza argentina de ocupación.

 (Anaya) -General, por eso he pensado en la posibilidad de enviar un buque de la Armada para contrapesar y también, proteger a dichos trabajadores de cualquier intento de retiro por parte de los británicos.

(Lami Dozo) -Creo que es una buena idea.

En ese momento, irrumpe el canciller Nicanor Costa Méndez recién llegado de Londres:

(Galtieri) -¿Qué novedades trae de Londres, estimado canciller?

(Costa Méndez) -No muy buenas, general. En el intenso debate en la Cámara de los Comunes que tuve la oportunidad de presenciar, se ha resuelto enviar sin dilaciones al Endurance con el propósito de echar por la fuerza a los hombres de Davidoff.

Los tres integrantes de la Junta fulminan la calva del ministro de Relaciones Exteriores. Galtieri lo mira fijo un rato, luego se apoltrona en su sillón, gira sus ojos hacia los amplios ventanales y observa la sonrisa mefistofélica de su par Anaya:

(Galtieri) -Justamente eso me acaba de sugerir el señor almirante. Considero que ellos han exagerado deliberadamente la magnitud de esta crisis, con fines muy oscuros.

(Anaya) -Tiene usted toda la razón, general. En vista de eso, voy a ordenar al capitán Trombetta, a cargo del ARA Bahía Paraíso, que recoja a los catorce infantes de marina que están ahora en las islas Orcadas y los traslade a toda prisa a Puerto Leith, para proteger a los hombres de Davidoff de cualquier intento de expulsión por parte de los británicos. Pero si se llegara a demorar, bajo ningún concepto deberá atacar ni interceptar al Endurance.

Galtieri piensa un instante, mirando el vacío. Luego da un gesto de aprobación:

(Galtieri) -Muy bien, almirante. Espero que en Londres no crean que esta decisión sea preludio a una confrontación mayor.

Es la mañana del jueves 25 de marzo. El gabinete de la primer ministro Margaret Thatcher se reúne en el número 10 de Downing Street, Londres:

(Thatcher) -Caballeros, he recibido la información del Foreing Office que el Endurance avistó en Puerto Leith al buque antártico argentino Bahía Paraíso. Pero informaciones recientes de inteligencia han advertido sobre la presencia de tres lanchas de desembarco y un helicóptero militar. Asimismo, se cree fehacientemente que buques de guerra argentinos navegan a toda máquina para interceptar a nuestro navío.

 (Thatcher) -Sí, estamos en un aprieto. Como no sabemos aún si los infantes de marina argentinos han desembarcado en Leith, suponemos que la alternativa continúa siendo la evacuación de los trabajadores intrusos. Pero ahora corremos el riesgo de que intercepten al Endurance con la consiguiente adopción de contramedidas que perjudicarán a las Falkland.

(Carrington) -Aún así, estimada primer ministro, abrigo la esperanza de hallar un compromiso, y que este sea al menos la evacuación voluntaria de los trabajadores de Davidoff.

 (Thatcher) -Querido Carrington, aprecio su actitud pero considero que los argentinos están adoptando por estas horas una posición cada vez más dura. Estimados, creo conveniente que en los días venideros se considere como opción primera la posibilidad de un enfrentamiento armado con Argentina, no sólo en el territorio en cuestión, sino también en las Falkland. Para eso, debe realizarse con cierta urgencia el planeamiento de contingencia para el establecimiento de un enlace marítimo con las islas.

Nuevamente, signos de aprobación circundan el ambiente. Thatcher sonríe, pero Carrington aún muestra sus dudas. Al regresar a su despacho, Carrington toma el teléfono y llama a Anthony Williams, embajador británico en Buenos Aires:

(Carrington) -Querido Williams, estamos con Buenos Aires en un peligroso punto muerto. Sí, es esa cuestión de las Georgias. Por eso, la primer ministro le ordena que busque una solución urgente, antes de que la cosa se desboque y degenere en un indeseado enfrentamiento armado. Incluso, tengo pensado enviar a mi representante personal o despachar un mensaje directo de la señora Thatcher al general Galtieri. Le ruego que le acerque esta inquietud al señor Costa Méndez, también. Y además, que como acto definitivo de buena voluntad, la visita de Davidoff a Grytviken permitirá que los hombres obtuviesen la documentación necesaria para regresar a Leith y continuar su trabajo. Eso es todo, estimado. Hasta luego.

De inmediato, Williams se pone al habla con Costa Méndez y le comenta la propuesta británica:

(Costa Méndez) -Gracias, señor embajador Williams. Le enviaré su propuesta al presidente Galtieri para que la consulte. En cuanto tenga una respuesta, le avisaré. Adiós

Pero al día siguiente, viernes 26, se le comunica a Williams que Galtieri analizaría la situación en Georgias del Sur con los comandantes en jefe y que tendría una respuesta por la noche. Pero esta, jamás llegaría. Son las 19:15 del viernes 26. Nuevamente la Junta Militar argentina se reúne en el Edificio Libertador:

(Anaya) -Estimados, considero que la única opción viable es la intervención militar y la recuperación de las Georgias y Malvinas. No veo otra salida, pues en Londres ya han adoptado como salida la expulsión por la fuerza del contingente de Davidoff.

(Galtieri) -Coincido con usted, almirante. Si no procedemos de esta forma, aceptaríamos pasivamente el refuerzo militar británico. De esta forma, forzaríamos a la Thatcher a negociar luego de ocupar pacíficamente las Malvinas sin matar a ningún británico.

Pero Lami Dozo, más cabal que esos dos, no está tan convencido:

(Lami Dozo) -Pero, ¿realmente están seguros de que no reaccionarán enviando un contingente aeronaval para recuperar las islas?

(Anaya) -No lo harán. ¿Recuerdan la crisis de Suez, en 1956? El león reculó cuando EEUU y la URSS amenazaron con intervenir enviando ambas potencias algunos barcos.

(Galtieri) -Es cierto. Es preciso ocupar ahora las islas antes que lleguen al Atlántico Sur los refuerzos militares británicos, que según parece están en camino. El objetivo no es aferrarnos a las islas indefinidamente, sino obligar a Gran Bretaña a iniciar negociaciones fundamentales acerca de la soberanía, y asegurar que la ONU y los EEUU tomen en serio el asunto, y contribuyan a llevar las negociaciones a una conclusión exitosa. Recuerden que Costa Méndez informó acerca de la dureza del debate en la Cámara de los Comunes, en el cual todas las bancadas cuestionaron duramente la actitud de la señora Thatcher y aumentaron la dimensión del problema, al vincularlo con negociaciones sobre las Malvinas en Nueva York y con la política que sigue el gobierno británico en materia de defensa.

(Anaya) -Vea, general. Es evidente que Gran Bretaña ha exagerado desproporcionadamente el incidente de las Georgias. Los operarios de Davidoff están en la isla al amparo de un contrato legítimo, con el cabal conocimiento de la embajada británica. Antes se produjeron incidentes del mismo tenor, y ni siquiera se dignaron a trinar.

(Lami Dozo) -Es cierto, pues vean que el lunes 22 el Foreign Office muestra una actitud conciliadora pero al día siguiente nos amenazan con expulsar a los trabajadores

(Galtieri) -Por eso, caballeros, considero que el factor definitivo de esta crisis es la intención británica de reforzar las islas Malvinas. Esta actitud confirma los peores temores en el sentido de que se está utilizando el asunto como pretexto para reforzar la presencia británica en la región, al mismo tiempo que se decide adoptar una línea dura en la disputa.

(Anaya) -Utilizando el incidente de las Georgias, Londres ha decidido la no negociación con Argentina y el envío de una flota de guerra a nuestras aguas, como quedó plasmado hoy en las palabras del canciller Carrington y su ministro Luce ante el Parlamento. Georgias ha quedado atrás, ahora claramente el objetivo prioritario es Malvinas.

(Galtieri) -Frente a eso, ¿para qué fecha se estima la llegada de los refuerzos británicos, almirante?

(Anaya) -Para el domingo 4, general.

(Galtieri) -Entonces, es preciso efectuar una acción urgente.

(Anaya) -Sí, ya mismo daré orden de zarpar a la flota en Puerto Belgrano, rumbo Malvinas.

(Galtieri) -Y que Dios nos asista a todos.

Mismo día, interior de la embajada británica:

(Agregado naval) -Disculpe, señor embajador. Hemos recibido un informe que indica que la flota de mar argentina ha zarpado de Puerto Belgrano con rumbo sur el día 23, y hoy lo han hecho los submarinos apostados en Mar del Plata. Creo que se debe esto a unas maniobras conjuntas con la marina uruguaya, aunque tenemos datos que esos ejercicios son para dentro de un mes.

(Embajador Anthony Williams) - Esto no es inaudito, creo que los argentinos no proyectan ninguna iniciativa en la disputa, y se proponen dejar que las cosas sigan su curso mientras acrecientan su fuerza naval en la zona. Transmitiré de inmediato esto a Londres, aunque no entiendo porqué Costa Méndez aún no ha respondido a la propuesta de nuestro gobierno…

Pero dos días más tarde, Costa Méndez envía a Londres una enérgica carta:

(Thatcher) -Carrington, mire la carta que ha enviado el canciller argentino. Le leo textualmente: “La culpa de la disputa en curso es la persistente falta de reconocimiento de los títulos a la soberanía que mi país tiene sobre las Malvinas, las Georgias del Sur y las islas Sandwich del Sur. Durante quince años el gobierno argentino ha aportado prueba adecuada de su deseo de resolver pacíficamente la disputa. Para resolver la situación actual considero necesario que el gobierno de Su Excelencia demuestre, como hace el gobierno argentino, la voluntad política de negociar no sólo el problema actual que nos concierne sino también la disputa de soberanía, teniendo presente que mientras esta situación continúe nuestras relaciones estarán expuestas a perturbaciones y crisis análogas. Vuestra Excelencia puede tener la certeza de contar con la cooperación y la buena voluntad de mi gobierno para alcanzar una solución satisfactoria”. Creo que a pesar de expresar una línea dura, no puedo considerarlo un ultimátum y tampoco formula una amenaza acerca de lo que podía suceder si no se alcanzaba un compromiso, como tampoco fija plazo alguno. Pero igual, me llama la atención y me inquieta. Por eso, intentaré acercar a este conflicto a EEUU en el papel de mediador, al mismo tiempo que mantendré la presencia militar en el área y a la posibilidad del envío de refuerzos. ¿Qué le parece, querido canciller?

(Carrington) -Sí, considero que como respuesta a esta carta de Costa Méndez se enviase a un experimentado diplomático a Buenos Aires, en calidad de emisario, con la promesa clara de que tan pronto se desactive el incidente de las Georgias se pueden reanudar las conversaciones por las Falklands.

(Thatcher) -Me parece interesante, y también una buena excusa para ganar tiempo. Transmítale todo esto de inmediato a Williams, a ver qué opina.

Recibido en Buenos Aires el mensaje, Williams responde no muy convencido:

(Williams) -Estimado canciller, hasta ahora he podido mantener relaciones corteses con los argentinos sin ceder terreno, y un gesto y un mensaje conciliadores en este momento podían llegar a convencer a estos de que han puesto en retirada a nuestro gobierno, no sólo en relación con las Georgias del Sur sino con el tema de la soberanía.

 Sin embargo, el 31 de marzo Carrington decide enviar el mensaje:

(Carrington) -Agradezco su punto de vista, señor embajador. Pero lo hago, pues en la prensa de nuestro país se ha propalado el envío de un submarino nuclear al Sur. No creo que los argentinos tengan la impresión de que nosotros buscamos una solución naval más que diplomática.

Pero a Costa Méndez la propuesta no le agrada en lo más mínimo, y le responde al Williams el 1° de abril:

(Costa Méndez) -Estimado embajador, el mensaje de mi colega Carrington no responde a lo que yo esperaba y es inútil según mí entender el envío de un emisario para negociar acerca de las Georgias del Sur pues ahora consideramos al tema como resuelto. Si de lo contrario la tarea del mismo fuese negociar las modalidades de transferencia de la soberanía sobre las Malvinas y sus dependencias a la República Argentina, habríamos aceptado el envío de ese representante.

 
 

8 comentarios Dejá tu comentario

  1. Sabés que pasa Fernando hay muchísima gente que ignora como funciona la elite, muchos creen que llegan por el voto de la gente, pero todo pasa por ellos, por tal razón ahora como nunca es más claro que necesitaban Malvinas para su arca. y sumar esa zona del sur y Antártida a su patrimonio. Como ahora muchas cosas salen en diarios, hay que difundirlo así la gente entiende de qué se trata, no es una interpretación religiosa aunque podría serlo, y mal no estaría, es contundentemente politica y económica. y se nos va la vida, al menos lo hago por nuestros hijos y porque los argentinos debemos despertar. Saludos. Un gobierno mundial en la sombra http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=716554&idseccio_PK=1007

  2. Estimados: Yo sé que lo que voy a comentar no tiene un pito que ver con la gesta de Malvinas, que es el tema sustancial de la serie de Fenando Paolella. Pero como pasó casi desapercibido, me parece interesante acotarlo a propósito de lo que plantea Agustina. Es sabido que Hillary Clinton asiste a las reuniones del Grupo Bilderberg. Hace un par de semanas la Secretaria de Estado anunció un cambio en la política bélica de los Estados Unidos con respecto al uso de armamento nuclear. Tradicionalmente desde 1950 los Estados Unidos sostuvieron que nunca usarían armas nucleares a menos que fueran atacados con armas nucleares. Esa declaración explícita era el pivote de todas las estrategias de "detente" y de desnuclearización y desarme que propiciaron por todos los medios. Pero el cambio que anunció HC consiste en que a partir de ahora (días atrás, reitero) los Estados Unidos "no descartan el uso de armamento nuclear aun contraa paises que no lo posean, si esos paises pertenecen a la lista de países fuera de la ley (outlawed)" que dicho sea de paso es una lista confeccionada por ellos mismos en forma totalmente unilateral. Un abrazo a los amigos periodistas y a mis amig@s del foro.

  3. Al fin se destapó, el diario Perfil acaba de publicar la pista privada del magnate inglés en Río Negro, Charles Lewis. Se trata de un magnate inglés, relacionado con el poderoso imperio tavistock de control mental pero de lo peor, utilizando métodos de control de poblaciones, con las peores armas que se pueden usar, sólo deben buscar qué significa y se darán cuenta que era mucho más que malvinas, tenemos adentro a lo peor del mundo y hay que saberlo. Saludos.

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