El gobierno nacional fijó finalmente hoy las reglas de juego para las próximas elecciones generales del 2011, aunque eso no asegura la unificación del PJ y mantiene latente la diáspora en el peronismo.
La reglamentación de la reforma política fortalecerá a los partidos “grandes”, aunque al mismo tiempo los obliga a establecer alianzas —si las hubiera— dos meses antes de las primarias, fijadas para el 14 de agosto de 2011. En tanto las fuerzas más pequeñas, en particular de centroizquierda e izquierda, sólo tendrán chance de presentar un candidato presidencial si establecen un gran frente. De lo contrario, sólo podrán competir por cargos provinciales o municipales.
Del peronismo nuevamente dependerá el matiz que adoptará el escenario político e incluso el resultado electoral. Si el peronismo va por separado a los comicios de 2011, entre kirchneristas y antikirchneristas, podría ser funcional al candidato de otra fuerza.
En la reglamentación anunciada hoy el oficialismo tuvo en cuenta este aspecto y le aseguró a cada uno de los postulantes del Peronismo Federal un representante en la Junta electoral; además, se les garantizó que el espacio por el que vaya el ganador de las primarias en el ámbito del PJ no se llamará “Frente para la Victoria” sino que será determinado por el ganador. No obstante, la clave será si Néstor Kirchner será candidato o no.
“El único que podría garantizar un solo peronismo es Daniel Scioli, pero si Kirchner quiere competir, vamos por afuera con otro partido”, reflexionó un experimentado dirigente del PJ, que supo comulgar con los Kirchner pero que ahora se encuentra en una situación “expectante”.
Está claro que Kirchner, por una cuestión de mantenimiento del poder, mantendrá hasta último momento la incertidumbre respecto de su futuro político.
Esa complejidad peronista podría complicar o favorecer a Mauricio Macri. Complicarlo si finalmente todos los peronistas, k y anti k, deciden competir en el mismo espacio con sus respectivas listas. Si De Narváez acepta ese juego, Macri se quedará sin aliados y sin socios en la provincia de Buenos Aires, donde pudo triunfar en las elecciones legislativas pasadas de la mano de De Narváez y Felipe Solá. Si en cambio, los peronistas disidentes hacen “rancho aparte”, allí podría sumarse Macri y resolver su postulación en ese nuevo espacio.
El camino también es sinuoso para el radicalismo. La UCR cuenta con dos presidenciables como Julio Cobos y Ricardo Alfonsin. Deberá optar por uno de ellos en una elección de delegados, de afiliados, por consenso o bien habilitar a ambos para que se enfrenten en las primarias del 14 de agosto. Pero en ese caso, ¿acompañados por quien? Puede darse una primaria en el Acuerdo Cívico y Social entre Alfonsin-Carrio versus Cobos-Binner. Pero ese aventurarse demasiado.
Difícil es imaginar que el radicalismo quiera repetir la historia pasada, de colocar un vice de un candidato extrapartidario como Roberto Lavagna. Difícil es también que Carrió quiera secundar, por ejemplo, a Alfonsin. Y si tanto Alfonsin como Cobos competirán, ¿por quién se decidirá el Socialismo que tiene un solo postulante como Hermes Binner? Porque según la reglamentación, los que pierden no pueden reubicarse o ser candidatos a nada.
Demasiados interrogantes que deberán empezar a dilucidarse, incluso antes que en el 2011. Porque partidos como el PJ, la UCR, la Coalición, el PRO y el Socialismo deberán definir, en congresos partidarios, los mecanismos para determinar el nombre de los precandidatos así como las eventuales alianzas.
Walter Schmidt
DyN