Uno quisiera creer que es mera casualidad. Pero lo cierto es que la Ministro de la Corte Suprema de Justicia, Carmen Argibay, exactamente cuando el escándalo Papel Prensa comienza a convertirse en estrepitoso fracaso oficial, aparece a poner en escena un tema tan álgido como la legalización del aborto.
Uno quiere y necesita creer en la independencia de los magistrados respecto del poder ejecutivo, especialmente de los más altos, pero, honestamente, si algo le cae como anillo al dedo al kirchnerismo en este momento es abrir este debate.
Le juro que pensaba que este asunto iba a ser instalado por algunas organizaciones civiles, pero nunca directamente por una ministro de la Corte Suprema de Justicia, aunque uno conociera de antemano sus posiciones respecto de ciertos temas.
Y tantísimo menos pensé que alguna vez habría de escuchar un razonamiento como el que expresa la Dra. Argibay cuando dice "no quiere decir que toda mujer embarazada tenga que abortar, es lo mismo que cuando salió la ley de divorcio, es un permiso, si quiere lo usa, si no, no”.
Me pregunto, ¿a qué clase de audiencia hace falta explicarles las cosas en estos términos?
Más abajo se podrá apreciar que uno de los argumentos por los que considero erróneo el tratamiento de este tema es porque creo que la sociedad argentina no se encuentra en un estado de madurez ni cultural ni intelectual como para acometer la idea del libre aborto.
Pues bien, al leer a la Dra. Argibay diciendo esto, me afirmo en mi pensamiento: la propia Corte Suprema De Justicia asume que hay que argumentar subestimando terriblemente a la audiencia. Significa que estamos mal, pero vamos peor.
Continúa la Dra. Argibay exhibiendo argumentos… aterradores. Y no porque uno no esté curado de espanto acerca de los argumentos de los abortistas, sino porque provienen de una de las siete personas de mayor rango jerárquico en la Justicia argentina.
"Yo entiendo que la violación es de todas, de cualquiera, sea idiota, o demente, o no, porque es un embarazo no querido. Entonces, la mujer no tiene por qué soportar las consecuencias de un acto violento sobre su cuerpo".
Con el mayor de los respetos, Dra. Argibay, lo que usted llama “acto violento” en mi barrio se llama hijo.
Sabemos perfectamente que esta idea conlleva una trampa de origen, que ya fue develada hace un mes en el globo de ensayo de Manzur.
Estamos al tanto que esto va por el libre aborto, sabemos que lo harán simulando que todas han sido violaciones o embarazos por violencia doméstica, que se lo enmascarará con la denuncia simple en sede hospitalaria sin las pericias de rigor, sin investigaciones sobre el presunto violador y, en el caso de las mujeres casadas, sabemos también que hasta podrán argumentar que un esposo ebrio la violentó y entonces no habrá ninguna pena y muchos olvidos.
No es este columnista el más indicado para decidir si es el momento adecuado o no para instaurar este debate, pero es este ciudadano el que sí solicita que se utilicen argumentos más serios y elaborados para debatir.
Algunas consideraciones sobre el aborto
Uno de los principales argumentos esgrimidos en defensa de la despenalización del aborto es que "anualmente en la Argentina mueren unas 15.000 mujeres a causa de los abortos ilegales". Asimismo, suelen referir a la enorme cantidad de pequeñas niñas que a causa de violaciones acuden al aborto clandestino y terminan falleciendo.
Señores, esto es una rotunda mentira, y constituye el remanido recurso que las organizaciones pro abortistas en el mundo han utilizado desde siempre para tratar de justificar sus aspiraciones.
Estos argumentos no son ni argentinos ni modernos; son universales y tan viejos como las propias organizaciones abortistas. Y estas estadísticas, naturalmente, falsean lo que surge de las autopsias practicadas a las fallecidas.
En Argentina y según datos del propio INDEC
Año 2006:
Mujeres fallecidas a causa de abortos: 93 / Menores de 20 años de edad: 8
Año 2007:
Mujeres fallecidas a causa de abortos: 74 / Menores de 20 años de edad: 10
Aquí están las cifras oficiales de fallecimientos maternos por aborto en la Argentina. ¿Dónde está el sostén para las cifras que pregonan las organizaciones abortistas?
El fascismo al quirófano
La irrupción pública de la Dra. Argibay abriendo el debate sobre el aborto es la continuidad de lo acontecido hace escasamente un mes.
En el mes de Julio el gobierno nacional soltó un globo de ensayo ante la opinión pública con la disposición firmada y luego desmentida del ministro de salud Manzur, que habilitaba a un aborto libre enmascarado tras un trámite de presunta legalidad.
Un ministro Manzur que, posteriormente y para calmar las aguas, se declaró públicamente antiabortista. Por lo cual descarto desde ya que si este proyecto tiene éxito habrá de presentar inmediatamente su renuncia al cargo. Idéntica reflexión para la presidente Fernández Wilhelm.
Pero volviendo a la resolución, esto implicaba que cada mujer que deseara practicarse un aborto concurriría a un hospital público y, con solamente llenar una declaración jurada donde declarase haber sido violada, accedería a la realización del aborto terapéutico y presumiblemente "seguro" sin perjuicio de que se investigue o no el delito denunciado.
La disposición disponía derecho automático para toda mujer a partir de los 14 años de edad (14… no 18, c-a-t-o-r-c-e) sin necesidad de la autorización o siquiera el conocimiento de sus padres.
Vale decir, no sólo legalizaban el libre aborto sino que hasta avanzaban sobre la patria potestad.
Aberración sobre aberración
El "aborto seguro" es otra patraña: no existe
El fallecimiento de mujeres ante un aborto no se produce necesariamente por las condiciones sanitarias del sitio donde lo realicen, sino por el riesgo intrínseco que esa intervención conlleva, se haga donde se haga y cómo se haga.
Es importante el número de fallecimientos y lesiones permanentes en mujeres que se sometieron al aborto en USA desde que se legalizó en 1973.
Hemos visto reiteradamente manifestaciones de mujeres bisexuales y heterosexuales abortistas abogando por un "aborto libre", y con consignas tales como "saca tu rosario de mis ovarios" o "mi cuerpo me pertenece" en una clara brega por poder interrumpir embarazos graciosamente y con la obligación del estado (o sea, todos nosotros) de tener que hacernos cargo de su inconsciente promiscuidad.
Ahora, cuando la lógica más elemental indica que son ellas quienes no deben asumir situaciones de riesgo al embarazarse sin desearlo, resulta que aquí pretenden que funcionemos a la inversa: Como ellas asumen situaciones de riesgo impunemente, la sociedad debe entonces "solucionarles el problema": notable.
Notable también que tanto aboguen por la igualdad y por los derechos, de la mano de algunas organizaciones de izquierda y de las de derechos humanos. Ahora bien, les pregunto a las organizaciones de derechos humanos, tan abortistas ellas, ¿dónde están los derechos humanos de esos niños que van a ser arrancados a pedazos de los vientres de sus inconscientes madres? Y esto, lamentablemente es literal, arrancados a pedazos.
¿Es que acaso nuestros sesudos derechohumanistas no le reconocen al niño en gestación el más elemental derecho que es el de la VIDA?
Lo hemos dicho antes, la sociedad argentina no se encuentra en un estado de madurez ni cultural ni intelectual ni política como para acometer (perpetrar debiera decir) el debate sobre el libre aborto.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 40% de los argentinos menores de 18 años se expone al riesgo de embarazos no planificados y de contraer enfermedades de transmisión sexual porque no usa ningún método anticonceptivo.
Solamente reflexionemos sobre lo que ocurre en las noches de fines de semana en las discotecas de todo el país, donde alcohol, drogas y promiscuidad sexual son moneda corriente y esto es algo que solamente un hipócrita podría negar.
Así como hace un tiempo una diputada de la nación propuso poner bidones de agua gratis en los "boliches" para que los chicos tomen a causa del consumo de éxtasis, (en lugar de combatir precisamente el ilegal suministro de droga a los chicos que se realiza tranquilamente fuera y dentro de esos mismos boliches) ahora se postula la instauración del aborto libre en lugar de realizar exhaustivas campañas informativas sobre salud sexual, métodos preservativos y anticonceptivos y creación de conciencia responsable al respecto.
De aquí a interpretar que si se permitiera esta locura la cantidad de abortos se incrementaría exponencialmente hay un simple razonamiento elemental.
Y ante el indudable incremento de crímenes de niños que se realizaría, ¿quien se hará responsable de semejante genocidio maquillado de legalidad?
Se apreciará que esta nota no ha hecho referencias a cuestiones religiosas para manifestarse contraria al aborto.
En su nueva "cruzada", esta vez contra la Iglesia Católica, el gobierno de la Nación avanza sobre el tema del aborto. Las estrategias están diseñadas, las disposiciones están escritas y la tropa ya está en las calles y en las redes sociales cumpliendo su tarea de mercenarios a sueldo.
Todos sabemos que están convenientemente asociados al poder de turno, y que cambian apoyo por leyes, cuando no lisa y llanamente por dinero que les llega por planes, subsidios, o empleos en dependencias del estado.
Les instalan un tema tras otro y a medida que se van cayendo les cambian el discurso:
“Todos contra el campo”, “todos contra Clarín”, “todos contra la oposición”, “todos contra la familia tradicional”, “todos contra la clase media”; y ahora, tristemente, el mensaje “popular” será “todos contra la vida”.
Sólo queda la esperanza de que los hombres de bien nos pongamos de pie con firmeza ante esta nueva locura que pretende destruir todo lo establecido para imponer una anarquía social vergonzosamente disfrazada de progresismo.
No conformes con destruir a las instituciones, ahora pretenden legalizar un genocidio.
Fabián Ferrante