Mal que le pese al kirchnerismo, persisten aún los coletazos del errático discurso que Cristina Kirchner pronunció sobre el ¿escándalo? Papel Prensa. Ha logrado el Gobierno que una oposición totalmente disgregada se encolumnara sin vacilar en una acción conjunta de repudio a las palabras oficiales.
Todos, absolutamente todos los referentes opositores, han entendido las palabras de Cristina como un avasallamiento sobre la prensa. Incluso, se han escuchado en voz baja murmullos de legisladores oficialistas que osaron protestar por el mal tino de la mandataria.
En sentido contrario, el silencio de los alcahuetes principales del Gobierno —con Aníbal Fernández y Héctor Timerman a la cabeza (1)— es todo un síntoma de desorientación oficial.
Por caso, la postal de estos días no es nada promisoria para los Kirchner: no sólo
Las medidas anunciadas ostentan tal gravedad, que los gaffes de Cristina quedaron en un inevitable segundo plano frente al eventual avasallamiento. Incluso la inconsistencia de su discurso, el cual iba a contar con “pruebas irrefutables” (Timerman dixit), ha quedado opacado por el contexto de las amenazas oficiales.
¿Quién pagará los platos rotos?, se preguntan en estas horas en Casa de Gobierno, enfurecidos por los magros resultados de la “investigación” que llevaron adelante Guillermo Moreno y Beatriz Paglieri. En Balcarce 50 creen que fue justamente eso lo que generó que los anuncios de Cristina terminaran operando como una suerte de bumerang que impactó justo en el rostro de la misma mandataria.
Para contrarrestar el chubasco, en estas horas se ha decidido hacer una encuesta de opinión para evaluar qué tan negativa ha sido la percepción popular del discurso de
Al mismo tiempo, se diagramará durante el fin de semana una estrategia tendiente a descomprimir el asunto. Para lograrlo, se trabajará sobre tres medidas concretas que hoy descansan en el cuaderno Arce que acompaña a Néstor Kirchner:
1-Hacer una fuerte operación mediática, a través de los diarios oficialistas Página/12 y Tiempo Argentino, que refuerce los pocos puntos a favor con los que cuenta el gobierno respecto a la denuncia sobre Papel Prensa.
2-Anunciar alguna medida social o política fuerte que opaque al malogrado discurso de Cristina.
3-Utilizar de “fusible” a algún funcionario de segunda línea como responsable de la pobreza de la denuncia oficial.
En fin, con el frente político y mediático complicado, la única posibilidad que le queda al kirchnerismo es apelar a la pata judicial. No casualmente, la denuncia de marras, fue derivada al oficialista juez de
Pase lo que pase a futuro, lo ocurrido con Papel Prensa ha demostrado de manera cabal cómo el kirchnerismo utiliza y tergiversa los años de plomo para embadurnarse de un barniz progresista que no posee.
Christian Sanz
(1) Tanto el Canciller como el Jefe de Gabinete de Ministros son adictos al Twitter donde suelen postear docenas de comentarios diariamente. Sin embargo, en el día de ayer, la ausencia de palabras oficiales por parte de ambos —que, dicho sea de paso, han bloqueado a este periódico en esa red social— ha sido sintomática.