A veces uno se pregunta si realmente vale la pena sentarse a escribir un artículo de actualidad en esta Argentina 2010 que atrasa 40 años.
Inicié tres temas diferentes y debí descartarlos uno tras otro:
- La inclusión de fallecidos con anterioridad al 24-03-76 en los anexos de la Conadep me sonó a un intento de empezar a contar la historia completa y verdadera. Pero cuando verificamos que los caídos en enfrentamientos (recordemos: enfrentamientos con fuerzas de seguridad de un gobierno democrático) son listados como “víctimas de ejecuciones sumarias” la realidad propina un sonoro cachetazo: ninguna historia completa, más de lo mismo, corregido y aumentado.
- Las manifestaciones estudiantiles acerca del mal estado de las instalaciones de los colegios merecen unas líneas de apoyo, ¿quién podría dudarlo? Pero entonces aparecen los foros del Colegio Carlos Pellegrini con la información volcada por los propios “estudiantes” que hacían inteligencia sobre sus compañeros y señalaban características de los alumnos y hasta de sus padres a efectos de informar sobre posibles reclutamientos en los grupos de izquierda combativa, “marcando gente” como en los sesenta y uno dice “esto ya lo vimos y salió carísimo, más de lo mismo”.
- La publicación por parte de Tiempo Argentino de supuestas pruebas irrefutables que terminarían definitivamente con las dudas sobre el caso Papel Prensa me hizo abalanzarme sobre el kiosco de diarios para comprar y leer el periódico oficialista de Szpolsky…. cuatro páginas completas para, tomando tres o cuatro palabras de un comunicado, intentar armar esas “pruebas irrefutables” que serían rápidamente desestimadas por insustanciales en cualquier corte del mundo: más de lo mismo.
“Pavimentamos 200 cuadras en Tigre”, muestra orgullosamente una publicidad oficial en la pantalla de la TV Pública, una década dentro del siglo XXI… y no entiendo que no se les caiga la cara de vergüenza por exhibir como un gran logro el pago de apenas unas pocas chirolas de la enorme deuda interna que los argentinos sostenemos con los argentinos.
Probablemente con el costo de esas publicidades se hubieran podido pavimentar mil calles….
Y entonces uno se pregunta. ¿Hacia dónde se pretende conducir a la Argentina?
¿Dónde están las muestras de conducción hacia el futuro cuando todo mensaje oficial u oficialista remite invariablemente al pasado y tiene color sepia?
Uno se pregunta si los jóvenes no se merecen algo mejor que ser captados para convertirlos en fuerza de choque urbana con fines políticos. Por ejemplo, que les leguemos un país serio y en serio.
Pero pareciera que un caprichoso destino circular se ha instalado en la Argentina sin algún escape tangencial que nos dispare hacia el futuro. “Fuimos el granero del mundo”, “Éramos el país con mayor potencial”, “Teníamos los mejores índices sociales y culturales de la región” y “Superábamos incluso a muchas naciones de Europa”…. todo en pasado… casi no hay fotos a color de aquellas épocas.
Argentina está encapsulada en revanchas imbéciles y vitalicias. Como abrazado a un rencor.
Mientras tanto pasan las décadas, los jóvenes se vuelven viejos, los vivos siguen haciendo sus negocios, y el mundo queda cada vez más lejos.
Fabián Ferrante