El nuevo problema de salud de Néstor Kirchner abrió un abanico de especulaciones sobre las candidaturas por el oficialismo en las presidenciales de año que viene y agitó la interna partidaria.
Hasta el momento de su nueva internación, la postulación del santacruceño se daba casi por segura, a pesar de algunas voces críticas que ya se levantaban por el modesto nivel de aceptación a su figura que marcan algunas encuestas.
Luego de salir del sanatorio Los Arcos se sucedieron los movimientos en forma vertiginosa, como una suerte de reacomodamientos con vistas a los tiempos por venir.
La primera y obvia especulación fue que Cristina Kirchner pugnará por su reelección a otro período de gobierno.
En realidad, en la propia Quinta de Olivos nunca se descartó esta alternativa ante la paulatina mejora en los números que le dan las encuestas y una mayor consideración en las clases más bajas de la sociedad gracias, sobre todo, al "Plan Hijos".
Aunque este crecimiento se fue ralentizando como consecuencia de los constantes combates con buena parte de las corporaciones que manejan poder y que tienen amplio despliegue en los medios.
En este caso, el escenario que imaginaron varios funcionarios del entorno presidencial contempla a un Néstor Kirchner contruyendo política fuera de la Casa Rosada.
Es decir, como hasta ahora en cuanto a los roles, pero con la intención política de reflotar el plan original de un movimiento más transversal y con proyección a futuro.
Pero las cosas no le serán tan fáciles ni siquiera dentro del propio PJ si se tienen en cuenta los crujidos internos, más allá de los peronistas federales que mantienen su postura de ir por fuera del partido.
Por caso, el gobernador Daniel Scioli mostró como nunca cierta autonomía de vuelo político desde que Kirchner lo instó, en un acto público, a revelar quién le ataba las manos para combatir la inseguridad en la provincia de Buenos Aires.
Esta frase cayó con la fuerza de un meteorito en las filas partidarias y no faltó quien dijera que no era el momento ni el lugar para semejante desafío.
Luego de esa noche en la ciudad porteña de La Boca, el gobernador se mostró en varias entrevistas en medios de comunicación enfrentado con el Gobierno nacional.
También aceptó sacarse una fotografía con Mauricio Macri y con el intendente de La Plata, Pablo Bruera, el primero de los jefes comunales en alejarse de la protección kirchnerista.
Más allá de esto, Scioli sigue convencido que su suerte está atada a los Kirchner y descarta cualquier posibilidad de una ruptura definitiva.
También desestimó la posibilidad de desdoblar la elección provincial de la nacional, como se había especulado ante la demora en promulgar la ley electoral de la provincia.
Ahora sí, en el mismo marco diferenciador de los usos y costumbres predominantes en la actualidad, él mismo destaca su cualidad natural de buscar consensos.
Bruera es también uno de los alcaldes bonaerenses que conforman el grupo de oficialistas "rebeldes" que cada vez más se ven como una opción de recambio y, por qué no, "superadora" del actual modelo político y económico.
Integran también este "díscolo" grupo Sergio Massa (Tigre); Sandro Guzmán (Escobar); Jesús Cariglino (Malvinas); José Eseverri (Olavarría); Luis Acuña (Hurlingham); Joaquín de la Torre (San Miguel) y Gilberto Alegre (General Villegas).
Los que ven operaciones políticas en cada rincón afirman que el conglomerado cuenta con la anuencia del propio Kirchner para atrapar a un importante sector del electorado de clase media, que hoy por hoy, es irrecuperable para el Gobierno.
Claro que esto no es lo que se escucha cerca de los intendentes que se ven con chances electorales nada desdeñables, aunque sea para otro turno electoral que no sea el 2011. En en hipotética etapa denominada por ellos mismos como poskirchnerita".
Es más, destacan la interesante performance de Massa en los sondeos de opinión y les gusta dejar abierta la posibilidad de una fórmula encabezada por el jefe comunal de Tigre y ex jefe de Gabinete de Cristina.
En el mismo marco de reposicionamientos aparecieron durante los últimos días afiches de Hugo Moyano con la consigna: "Es la hora del sindicalismo".
La frase apunta claro está a ubicar a dirigentes gremiales cercanos en lugares expectantes en las listas del año que viene.
Y la suya también, siempre bajo su utópico camino de convertirse en el "Lula argentino".
Mientras que en el PJ federal y el radicalismo se conjugan intereses para convertirse, según los números de hoy, en opciones para un posible ballotage, con posibilidad de vencer en esa hipotética segunda vuelta.
En la UCR, Julio Cobos y Ricardo Alfonsín decidieron ir juntos sin mostrar divisiones de cara a la sociedad y que los lugares en las listas se decidan en las internas.
En tanto que el el PJ federal apareció la propuesta de Mario Das Neves de ir a internas por regiones, un mecanismo que favorecería sus aspiraciones.
Por eso, la idea no cayó bien en las filas de Felipe Solá, quien se considera un candidato natural del espacio, ante la deserción de Carlos Reutemann, la imposibilidad jurídica que pesa sobre Francisco de Narváez y las claras dificultades de Eduardo Duhalde para remontar en las encuestas.
Mientras, Mauricio Macri no gana para disgustos en la Ciudad, ahora con las protestas estudiantiles que no tienen un final a la vista.
Por otra parte, en sus filas consideraron que la contraofensiva por las escuchas ilegales acusando a Aníbal Ibarra de conocer al espía Ciro James, da por cerrado el caso de espionaje. Quizás, esto se convierta en otro error del cálculo político del jefe de Gobierno porteño.
Daniel Casal
NA