Como era previsible, luego del costo político que la oposición le hiciera pagar al gobierno de los Kirchner al vetar el 82% móvil aprobado en ambas cámaras, el Ejecutivo Nacional sale con la alegre noticia de que está estudiando un incremento en los haberes jubilatorios.
Esto era más que esperable y probablemente hasta se trate de un ficticio 82% pero tomando a cuenta los magros aumentos que ha tenido en los últimos años el sector.
Independientemente de las desafortunadas declaraciones de varios funcionarios del poder político de turno en los últimos días, donde hasta llegamos a escuchar disparates tales como que la aprobación de esa Ley significaría la quiebra del país, lo cierto es que llama mucho la atención la iniciativa tan gentil y oportuna por parte de las autoridades nacionales.
Paralelamente, desde el socialismo impulsan el tratamiento de una consulta popular amparándose en el artículo 40 de la Constitución Nacional por el cual el Ejecutivo no podría haber vetado la norma sin haber hecho previamente la misma.
El Presidente de la Cámara Baja, Eduardo Fellner, perteneciente al FPV, declaró hace pocas horas que, a partir del reclamo efectuado por el Secretario General de la CGT, Hugo Moyano, en el acto con motivo del Día de la Lealtad, la Sra. Fernández ordenó el estudio del tema y la elaboración de proyectos alternativos que permitan una salida al problema y poner algún tipo de freno al descontento general que esto ha generado.
Uno de los argumentos esgrimidos por el oficialismo en contra de la Ley aprobada es que tal como fue redactada significaba una regresividad en los ingresos.
Si bien algo de eso es cierto, no es menos cierto que los Kirchner no tienen la menor intención de implementar la inclusión social ni la redistribución de la riqueza en el sector pasivo, de hecho el veto inmediato lo demostró claramente.
Asimismo, cabe reflexionar que si realmente les preocuparan las necesidades de los más vulnerables, la Sra. Presidente nunca hubiera vetado la Ley, sino que hubiera impulsado reformas posteriores a la misma a ser tratadas como corresponde en el Parlamento y que la hagan más adaptable a las necesidades de caja que tiene el matrimonio gobernante de cara a las elecciones 2011.
Concluyendo entonces, sabemos que resultaba imposible esperar otra cosa de los Kirchner que no fueran simulaciones y embustes.
En breve, una nueva mentira irrumpirá por cadena nacional en labios de la Sra. Fernández, discurso de barricada mediante desde los atriles, con su sobradamente ensayado despliegue de arte escénico. ¿Alguna vez habrá logrado conmover a alguien? Porque la verdad que cuesta aplaudirla, ¿no?, es como si el rol le quedara demasiado grande.
Posteriormente, la parodia de un número reducido de aplaudidores preparados para la ocasión, sin expresión en el rostro ¿Será que eso es preferible antes que se note lo que realmente sienten o piensan?
Mientras tanto en el llano, desde cada lugar que ocupamos quienes constituimos esa masa tan dispar que llamamos pueblo, nos seguimos formulando la misma pregunta “¿Hasta cuándo?”
Nidia G. Osimani