El kirchnerismo tiende a predecir el futuro lejano con la tapa de un par de diarios. Ocurrió esto luego de los festejos del bicentenario, a pesar de que Cristina estuvo a lo largo de esa semana siempre “blindada” para evitar “escraches”.
-Apareció sorpresivamente en un acto donde solo estaban los que habían trabajado en los stands y, por ende, eran tropa propia.
-Luego faltó al tedeum del Teatro Colon por miedo a las silbatinas y, el mismo día, asistió a un ridículo acto en el Correo Central donde junto a su marido recorrieron una obra “virtual”, ya que nunca se construyó el pomposo “centro del bicentenario”.
-Por último, también faltó al desfile militar y, en una plaza de mayo también controlada, bailó al ritmo del grupo ”fuerza bruta” mostrando un sombrero con la leyenda Kirchner 2011.
Una extravagante conclusión oficialista llegó a vaticinar que “con este empujón, llegamos hasta el 2011 y está la continuidad asegurada en el gobierno”, a pesar de que los dos o tres millones de personas que asistieron jamás se prendieron en las consignas políticas que trataban de imponer grupos como La Cámpora o el Movimiento Evita.
Un mes más tarde, la nueva obsesión K fue el mundial.
“Si Diego trae la copa y la muestra desde el balcón junto a ellos, se terminó la discusión”, se entusiasmaban.
Lo cierto es que el torneo de Sudáfrica fue un grandísimo chasco y el matrimonio comenzó a cometer, uno tras otro, errores garrafales que dilapidaron la mejora que habían tenido en la escurridiza opinión pública.
En sólo dos meses perpetraron un decálogo de errores en un raid afiebrado:
1) Por cadena nacional, CFK durante una hora y media trató de demostrar como Clarín y Nación, en complicidad con la dictadura, le quitaron Papel Prensa a la familia Graiver, sin siquiera chequear que el hermano de David, Isidoro, y su propia hija, Sol, iban a desmentir todo en ambos diarios la jornada siguiente.
2) Entraron en una guerra contra Fibertel, que tiene más de un millón de abonados, sin tener en cuenta que, operativamente, era imposible reemplazar a semejante gigante en pocas semanas. La justicia terminó bloqueando la operación.
3) Organizaron marchas para presionar a la Corte Suprema de Justicia para que frene las cautelares contra la Ley de Medios, pero el máximo tribunal pateó todo al juez de primera instancia.
4) Cristina llegó a apoyar la toma de escuelas porteñas, que eran desaprobadas por el ochenta y noventa por ciento de la población capitalina.
5) Derraparon nuevamente con la Corte en el caso del procurador santacruceño Eduardo Emilio Sosa, armando un acto con 14 gobernadores en Rio Gallegos para “festejar” la desobediencia flagrante del poder ejecutivo al poder judicial.
6) Néstor Kirchner no tuvo mejor idea que vilipendiar en público al dócil Daniel Scioli, al espetarle desde un escenario la frase “diga quién le ata las manos”, en referencia a lo dicho por el gobernador bonaerense al marido de Carolina Píparo.
7) Otro frente de batalla contra el ex motonauta y los barones del conurbano fue el intento de forzar a sangre y fuego las listas colectoras. Los dirigentes de la mayor provincia argentina llegaron a bautizar a Néstor como SUSEJ (Jesús, al revés), ya que el hijo de Dios se sacrificó por todos y el patagónico pretendía, por el contrario, que todos se sacrificaran por él.
8) En otra decisión delirante, CFK firmó el asilo de Apablaza, ninguneando al presidente chileno Sebatián Piñera y a toda la oposición política trasandina.
9) Se vetó desde la Casa Rosada el aumento a jubilados aplicando el 82 por ciento móvil que habían convertido en ley tanto el senado como la cámara de diputados, convirtiendo al poder legislativo en un órgano con una impotencia casi ridícula.
10) Finalmente, el método de contratar a pesados para intervenir en conflictos sociales, dejando de lado a la policía o la Gendarmería, como ocurrió en el Hospital Francés, el Subte, la Uocra, la Uta y, fatídicamente, los ferrocarriles, fue la gota que colmó el vaso y la vida del propio ex presidente argentino.
Luego de la muerte de Néstor y de un supuesto velatorio “espontáneamente” masivo —ver el video ilustrativo al respecto de Tribuna de Periodistas—, los K vuelven a la carga y, una vez más, cuál pitonisos infalibles, aseguran hoy por hoy que “Cristina tiene asegurada la re elección”.
En un país donde la política es una montaña rusa y la memoria de los votantes no va más allá de tres o seis meses, hay que recordarles que CFK y sus pingüinos volverán a dilapidar, una y otra vez, las oportunidades que una oposición cada vez más desorientada les brinda.
En apenas una semana:
a) El ministro Boudou se expresó peor que un alumno de primer año de Ciencias Económicas al asegurar que “la inflación la padecen los más ricos” y debió ser cruzado por tres ministros distintos del mismo gabinete que él integra (recuerden que Argentina no tiene reuniones de ministros desde el 25 de mayo del 2003)
b) En un revival de la Banelco de Flamarique y De la Rua, los K son escrachados por dos diputadas nacionales opositoras quienes aseguran que les quisieron comprar el voto para aprobar el presupuesto 2011.
c) El frente externo recrudece, con informes de la Gafi y Usa que aseguran que el FPV usó información confidencial para “apretar” opositores. El gobierno de Obama interrumpió la asistencia recíproca y ya no nos brindará información tan delicada.
¿Se imaginan cuántos disparates más harán Cristina y sus secuaces de aquí a octubre del 2011, cuando tengamos que elegir un nuevo primer mandatario?
Yo ya empecé a anotar todo en un cuaderno oficio de más de 200 hojas.
¿Me estaré quedando corto?
Marcelo López Masia