Los errores de la oposición parten de una ingenuidad candorosa en la apreciación del fenómeno del “imperium”. El kirchnerismo en cambio —sobre este tema— parece un conglomerado repleto de maestrías en Harvard, especializados todos ellos en la “augusta” ciencia de adquirir poder gradualmente, o a borbollones o a saltos de garrocha. Al lado de Néstor Kirchner se diplomaron hasta Rudy Ulloa pasando por los punteros del conurbano, las madres y abuelas, los piqueteros, los ex terroristas, los espías, los abogados laboralistas, los gremialistas afines y los activos “personeros y burgueses nacionales” en su más amplia expresión.
“Imperium” es una simple voz latina que significa “poder público”. Las instituciones de la república romana funcionaron regularmente por el celo de sus hombres en reemplazar la monarquía con formas administrativas que lubricaran el poder omnímodo heredado de los anteriores reyes. Esa república reforzó los cimientos e implementó la grandeza de Roma a pesar de sus guerras internas y externas.
Octavio Augusto, ya emperador, fue el primero que captó mejor la diferencia entre el poder del Imperium absoluto y la limitada fuerza de las “protestas” administrativas. Para manifestarlo en ejemplos de la historia reciente, Perón adquirió un enorme imperium acopiado en su persona gracias a la fuerza militar, el talento político, el ingenio y la empatía popular. En la “petit” guerra civil que derrumbó su poder el imperium acumulado por el líder pasó a las fuerzas armadas. Hubo realmente vencedores y vencidos sin clemencia alguna. Las FF. AA. entregaron pronto las protestas administrativas a dos presidentes casi consecutivamente, Frondizi e Illia, pero se reservaron el Imperium que en aquel entonces pasó a llamarse popularmente “los fierros” y desde esa suma del poder público el día que se les antojó derrocaron sin escrúpulos a los dos intachables presidentes genuinamente representativos y democráticos, por inmensa cantidad de votos directos el primero y por un impecable colegio electoral confirmatorio de su triunfo en pluralidad de votos, en el caso del Dr. Illia.
El Imperium del kirchnerismo ya no son “los fierros”, más exacto sería decir que arrebató un poder supremo mediante “artimañas” y promesas utópicas al adquirir con novedosas alquimias la suma del poder público fomentando la inseguridad, la anomia y la indefensión de la comunidad contra flagelos acuciantes como la inflación, la corrupción, la pobreza y la escasa institucionalidad que se refleja ante el insólito sometimiento o dependencia del poder judicial, el letargo del Congreso y la vulnerabilidad militar y policial como nación. Pocas veces se ha visto en la historia un régimen que amontona y mantiene el poder en base a maniobras y mecanismos negativos. La única fortaleza del sistema kirchnerista reside en una propaganda abrumadora, muy eficiente en negar aquellas trágicas evidencias de la realidad.
Ante este panorama resulta inquietante cualquier actitud de “ingenuidad candorosa” por parte de la oposición. La independencia del Poder Judicial —que los argentinos necesitamos como el oxígeno— no ha sido defendida con eficacia en el Senado. El bloque del senador Morales de la UCR acaba de avalar con su voto a los jueces apadrinados por Moyano, Recalde y Piumato tras el errático argumento de la “portación de apellidos”, como si esos nombres solo contuvieran una casual homonimia, pero no es así, se trata de cónyuges, parientes e íntimos de tres personajes extremadamente poderosos, cuestionados e influyentes en el oficialismo, los cuales fueron protagonistas esenciales en un acto público donde Hebe Bonafini instigó poco menos que a una “Toma de la Bastilla” contra la Corte Suprema de la Nación en un clima tormentoso, incitado abiertamente por la presidenta y su difunto esposo en los momentos álgidos de las maniobras frustradas del régimen contra Héctor Magneto, Bartolomé Mitre y la señora de Noble más la flagrante desobediencia al alto tribunal por parte del gobernador de Santa Cruz y los propios titulares del Poder Ejecutivo Nacional. “Es de imposible cumplimiento...” sentenció y dispuso muy suelto de cuerpo el Jefe de Gabinete refiriéndose a un fallo de la Corte.
La Cámara Comercial de Apelaciones acaba de rechazar la denuncia firmada por la presidenta en un grotesco acto ante la cadena de TV contra los directivos de los dos más grandes diarios independientes del país, acusándolos de perpetrar “delitos de lesa humanidad” como si se tratara de Eichmann, Menguele o Bormann. En fallo definitivo se revocó lo actuado dócilmente por el juez Malde y la fiscal Gils Carbó, se levantó la intervención “traída de los pelos” contra Papel Prensa y explicó que la pretensión del gobierno —accionista minoritario— de ejercer su imperium en la empresa privada por los métodos de Guillermo Moreno como si fuera una compañía pública, “emula la estructura de los controles económicos impuestos en el Reich alemán durante el régimen nazi”.
Los senadores radicales han desvirtuando el mandato de recia oposición votado por más de dos tercios del electorado, el cual “ordenó” “mandó” “decidió” delimitar con urgencia los abusos exorbitantes que atrofian las instituciones básicas de la República. El pueblo es el único soberano y el 28 de junio de 2009 fue categórico, las elecciones generan mandatos, no son simples encuestas.
No cumplieron ciertos bloques con el mandato explícito de reemplazar al Dr. Fellner en la presidencia de la Cámara de Diputados. Ya sabían por el transcurso de los últimos siete años que el poder kirchnerista no afloja ni un tranco de pulga en algo que les deteriore el imperium y nuestros representantes prorrogaron en sus cargos a los titulares oficialistas que colaboraron abiertamente en mantener amodorrado al Poder Legislativo, con lo cual se permitieron boicotear las sesiones durante el año 2010. Los Kirchner jamás ofrecieron un escenario de cortesía, tolerancia, respetuosidad, ni buenos modales durante su dominio absoluto del Congreso. Ahora en minoría continúan con los mismos vicios. Las “tradiciones” o costumbres que les disgustan nunca las respetaron y no se cansan de fraguar pillerías para burlarse de la candidez del contrincante.
Desde el senado ciertos “opositores” avalaron jueces merecedores del rechazo por varias razones explícitas: la sujeción que implica un parentesco tipo napolitano con el discurso y las actitudes de los señores Moyano, Recalde y Piumato con su vocación evidenciada de colocar parientes y amigos en los estamentos del poder; los tres personajes son paladines del sistema sindical prepotente que impide la libertad de agremiación con lo cual contradicen principios de la Constitución Nacional y de la Organización Internacional del Trabajo; existe en todos los casos una desembozada incompatibilidad entre la militancia estridente de los jueces-—cónyuges y la necesaria objetividad para el excelso arte de juzgar; el reforzamiento del poder político de los tres gremialistas se torna peligroso para la estabilidad de las instituciones, Recalde por su influencia ante las comisiones de Diputados y la empresa Aerolíneas Argentinas, Piumato como jefe del sindicato judicial y sus conflictos internos y externos en el ámbito tribunalicio y el señor Moyano por pendencias, conflictos y procesos penales en avances demasiado delicados, teniendo en cuenta también que sus camiones se han tornado riesgosos por el uso violento en que los aplica para su provecho gremial, mientras sus arbitrarios bloqueos de empresas periodísticas —y amenazas a municipios— resultan tan temerarios como si fueran los tanques del general Guderian en la invasión nazi a Polonia.
Lo importante de la Constitución de Alberdi es que sus instituciones consagran una república donde el imperium y las potestades administrativas se plasman en un diseño equilibrado de frenos y contrapesos que hacen grandes y desarrolladas a las naciones que gobiernan. Todo ensayo con poder absoluto siempre se corrompe, gobierna mal y conlleva a insoportables iniquidades. Recuérdese a los totalitarios Iván el Terrible, Adolf Hitler, José Stalin, Benito Mussolini y Fidel Castro.
Ernesto Poblet