Somos rehenes de la inseguridad, la delincuencia institucionalizada, la corrupción, la mediocridad política, la mentira oficial, la complicidad de la oposición en el Congreso, de un INDEC dibujado, de la inflación disimulada y de un sinnúmero de aberraciones de este tipo que se permiten en un país donde, en nombre de la democracia, se puede hacer casi absolutamente cualquier cosa, excepto, claro, opinar, contar la realidad y ejercer el libre derecho de pensar lo que a cada uno le plazca.
En ese contexto somos rehenes de los negociados y componendas políticas entre el Estado benefactor (de algunos) y las corporaciones económicas, transformados en gigantescos oligopolios que nos marcan el paso del bolsillo, cuándo y cómo quieren ellos, sin límites, sin escrúpulos y con total impunidad, sin que se pueda decir que hay un estado de anomia, porque las leyes están; lo que pasa es que nadie las cumple ni hay jueces que las hagan cumplir.
Un hecho paradigmático lo tenemos con las usurpaciones en Buenos Aires. Allí personas de pocos recursos económicos (y no tanto) son utilizados por los políticos en pugna, para dirimir cuestiones de medida masculina. Mientras el gobierno nacional les manda a okupas por un lado, sabiendo que Macri no los podría desalojar aunque quisiera, el gobierno de la ciudad alimenta la venganza incitando a la toma de tierras en el ghetto en que se ha transformado la provincia de Buenos Aires, que tiene un gobernador que no sabe bien para dónde salir. Los muertos y heridos se suman, pero la discusión es “jurisdiccional” primero y luego política. Es difícil de creer que de un día para otro Soldati se haya desalojado pacíficamente, por la excelente capacidad discursiva de nuestros gobernantes, luego que mataran a tres personas, de las cuales, seguramente, jamás nos enteraremos qué fue de los asesinos. Bastó que ambos gobiernos se sentaran un rato para que la horda que ocupó el predio se retirara con la misma premura que llegó. ¿Dónde estaba la real necesidad de la gente?. Esto refuerza la hipótesis de que las diferencias políticas se dirimen en la calle usando como variable a la propia gente.
Más combustible al fuego
El paro de YPF, potenciado y llevado a cabo por el personal Jerárquico, ha sido un tema eminentemente empresarial; en un país normal, la situación debiera haber quedado en los carriles privados, con gobiernos provinciales reclamando a viva voz que YPF cumpla con los contratos y por ende resuelva el problema interno a costa de fuertes multas, que a juzgar por el comportamiento, tanto de Chubut como de Santa Cruz, dudo que estén consideradas en los contratos que han firmado ambos gobiernos o se contemplen en las futuras renegociaciones. De no ser así, no se explica cómo no se aplican fortísimas sanciones económicas a las operadoras a pesar que, como en nuestra provincia, se han perdido 3 millones de pesos diarios, tal como lo dijo públicamente el gobernador.
Si era un conflicto interno, obvio es que lo tendría que haber resuelto la empresa con el sindicato y la intermediación del gobierno; sin embargo, apareció el viejo fantasma del desabastecimiento que involucró al consumidor y cuando nadie se explicaba por qué, ya que el conflicto tenía parados los embarques de crudo exclusivamente, nosotros supimos el motivo: YPF filtraba un fuerte aumento a los combustibles refinados (el verdadero gran negocio de esta petrolera) y jugaba a la confusión, acusando a los trabajadores de generar el problema.
Contra la norma que impide a las empresas aumentar los combustibles, YPF, unilateralmente, llevó a más de un 5% el incremento sobre las naftas y el gas oil. El Estado bobo (cuando le conviene) se hizo el sorprendido y Julio de Vido, tan vivo y tenaz para resolver otras situaciones, pareció shokeado por la iniciativa de la operadora y más allá de expresiones públicas que ya nadie cree, YPF mantuvo su aumento, el gobierno nacional, como los provinciales (Chubut y Santa Cruz) tiraron fuegos de artificios en la prensa, pero Eskenazi se salió con la suya en una medida para nada improvisada, sino calculada con precisión matemática, para destrabar un aumento que tenían “pisado” desde el mes de junio. La más clara prueba de la mentira sustentada desde YPF, sobre el argumento de que el conflicto petrolero era la causante del desabastecimiento, se materializó el día miércoles pasado, cuando, con el nuevo precio en los surtidores, los camiones de la petrolera llenaron los tanques sedientos de las estaciones de servicios en la zona sur.
No conocemos las denuncias formales presentadas ante la justicia por los gobiernos provinciales, tampoco conocemos algún Fiscal o Juez que haya intervenido por el daño que causó este verdadero sabotaje empresario a la actividad económica de la región y mucho menos conocemos las consecuencias contractuales que puede tener para YPF haber sido el principal actor del desabastecimiento de combustibles en la Patagonia sur, dejando a la población incomunicada, al viajero en la zozobra, haciendo uso de la impunidad que permiten las autoridades que no traccionan cuando se trata de tocar el nervio de los negocios millonarios del petróleo.
Está claro que si al otro día de infligido el aumento, el combustible apareció, fue una maniobra especuladora, compulsiva y extorsionadora de YPF (léase Eskenazi) que tendría que ser castigado con todo el rigor de la ley. Nada de esto ha ocurrido (ni ocurrirá). Por el contrario, inmediatamente Shell, Petrobras y Esso siguieron los mismos pasos que la ex empresa estatal. Hoy las naftas se pagan en algunos lugares más de 5 pesos el litro. Se aproximan las vacaciones, la demanda se triplica, el oligopolio funciona a destajo, las empresas como YPF han ganado más de 3 mil millones en un año “flojo” y la voracidad empresaria aggiornada con la corrupción estatal sigue de fiesta a costa del pobre tipo que tiene que circular por las rutas contando las monedas para llegar a destino o de las ciudades donde no llegan ni los insumos básicos. A ese nadie lo salva; Esquenazi, los CEO de las otras petroleras, los gobernadores y la propia presidenta con sus funcionarios vuelan en jets privados.
No tener los pies sobre la tierra los hace perder la perspectiva que vivimos la mayoría de los argentinos que padecemos la corrupción y la indolencia de los que gobiernan; es comprensible.
Rubén Lasagno
OPI Santa Cruz
Otro cuento chino este de la politicas energéticas del gobierno nacional, hace acordar a la epoca en que menem era el mejor presidente para los K y entonces privatizaron YPF con la venta de las acciones de SAnta Cruz, cuanta mentira ha circulado de la mano de estos seudo progres, ladri progres.
esto ya lo sabia hace una semana fui a cargar nafta a la ypf que esta en zapiola y san martin en bernal y le pregunte a la playera si faltaria combustible xque se habia corrido el rumor y la chica se rio y me dijo que eran todas mentiras, con total sinceridad me dijo que hacian eso, retenian la nafta porque la iban a aumentar. la misma playera me lo dijo. al final, TENIA RAZON. ahora, xque cuando otra empresa queria aumentar el gobierno se oponia, pero cuando lo hace YPF (que se dice que es de K con Ezquenazi testaferro de K) no le hacen oposicion?
DICULPEN MI ACADEMICISMO ESPERO QUE IGUAL SE PUEDAN INTERPRETAR MIS PALABRAS: ESTE PAIS SE VA AL CARAJO Y MAL
De qué se sorprenden, si YPF es de K. La rata K viene destruyendo el campo, el estado y las empresas. Pero no les basta. También destruyen las instituciones académicas. Lean lo que están haciendo en la Universidad Kennedy en esta nota: http://www.informadorpublico.com/100117.html
YPF es una basura como todas las otras petroleras. Vas un sábado cualquiera a estaciones privadas y te exigen: *Mínimo $50 de carga (dos gotas locas) *NO débito y NO crédito. *Única opción: Fangio o la más cara, pero súper JAMAS Vayanse al diablo!!