El economista Miguel Bein, quien en los últimos años realizó los pronósticos más cercanos a los números reales, estimó en su último informe que la inflación de 2011 estará en los mismos niveles que los de 2010.
"Pareciera que nos aprestamos a vivir en 2011 la primera transición política en décadas sin la espada de Damocles de la devaluación, el default y/o la hiper", señaló Bein.
La consultora que encabeza ese economista estimó un crecimiento de 6,5 por ciento —menor al de 2010—, pero con "una inflación en rangos similares a los registrados en 2010 de 22,9 por ciento, aunque con un menor aporte del precio de la carne, dada la mayor oferta derivada de las actuales condiciones climáticas".
"El tipo de cambio (proyectamos una devaluación menor a 4% hasta las elecciones) y las tarifas de servicios públicos contenidas van a seguir siendo, al igual que en los últimos años, el ancla contra la inflación", evaluó.
Con ese pronóstico, para fin de año el dólar pasaría a cotizar 4,16 pesos.
En su último informe, titulado "Argentina 2011...Damocles de vacaciones", el estudio Miguel Bein & Asociados destacó que "la menor cosecha sería compensada por los mayores precios, aunque el aumento en las importaciones derivado de este escenario podría arrimar la cuenta corriente al equilibrio hacia fines de año".
"Las cuentas fiscales —año electoral mediante— volverían a verse erosionadas a partir de una presión tributaria en los niveles actuales y un gasto público que crecería, al menos hasta las elecciones, al ritmo de los últimos tres meses (40%)", indicó.
Según evaluó, "evidentemente, los colchones se achican pero no desaparecen, y para 2012 todavía quedan los stocks y una eventual apertura al crédito internacional".
"A partir de esta situación, no es para nada evidente que se genere una aceleración de la salida de capitales, aún frente a un mayor ruido electoral. Así, pareciera que nos aprestamos a vivir en 2011 la primera transición política en décadas sin la espada de Damocles de la devaluación, el default y/o la hiper", indicó.
De todos modos, señaló que "evidentemente, en algún momento posterior, se requerirá empezar a pensar en la agenda larga a medida que la agenda corta termina desembarcando en el pleno empleo de los factores productivos —capital y trabajo—".