A muchos les cuesta. Pero vamos. Hay que admitirlo, 678 no es un producto de calidad pero sí efectivo. Cumple con su misión. Sin embargo, eso no quita que desde sus panelistas hasta el productor estrella de la era K, Diego Gvirtz, cometan el mismo error: la falta de total de objetividad, ése concepto tan mencionado y buscado por el periodismo utópico; lo mismo que critican de su "enemigo" número uno, TN.
Hagamos el intento desde estas líneas, aunque vale advertirlo, la objetividad cien por ciento no existe.
TN, el canal de noticias del Grupo Clarín y el foco predilecto de los informes del programa de la Televisión Pública también tiene lo suyo. Lo de periodismo independiente lo dejamos como slogan. De cierto, en la Argentina, esa frase tiene bastante poco de verdad. Al menos en los medios grandes.
Al estilo universidad, veamos un ejemplo sobre la manera de mirar una noticia de forma negativa cuando, al mismo tiempo, tiene una visión positiva. “Una de cada tres personas no puede ahorrar”, o bien, “Dos de cada tres pueden ahorrar”. Cada medio, de acuerdo a su ideología o “enemigo” de turno decide cómo encarar el hecho. En este hipotético caso, TN se quedaría con la primera opción. Su “pelea” con los K está, hoy, un paso más allá de la información. El ejemplo más notorio de los últimos tiempos fue cuando el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, anunció que le quitaba la licencia a Fibertel, empresa del grupo de Ernestina Herrera de Noble.
La conferencia de prensa fue emitida por todos los canales de noticias, estén o no a favor del Ejecutivo. TN, en cambio, prefirió no pasarla porque afectaba —y afecta— sus intereses, o mejor dicho, los intereses del grupo. Esto, claro, más allá de si está bien o no la medida del Gobierno o si Clarín tiene o no razón.
¿Qué pasa de la vereda de enfrente, en 678, por ejemplo? Todo lo contrario. Si TN es “Todo Negativo”, como lo rebautizaron en el peor momento de la “guerra” Gobierno-Clarín —o corporaciones mediáticas, como lo llaman en el programa oficial—, 678 es TP, “Todo Positivo”.
Los informes no hacen otra cosa que mostrar lo “mal” que le hacen “los otros medios” a la democracia, al Gobierno, a la presidenta Cristina. Intentan reflejar la “maravillosa Argentina”, las “medidas ejemplares” de un gobierno que está siempre atento —a veces demasiado— de la opinión de los medios. En el piso, mientras tanto, se encuentra el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, un personaje difícil de ver en un panel televisivo. Entre risas y complicidad, el diálogo fluye. Y claro, nadie va a cuestionar algo en esa mesa… Es habitual ver a funcionarios sólo en ese programa. Bien podrían defender "el modelo" en otros canales. Pero si los critican...
¿Qué país es el que nos pintan? ¿Es la “realidad de TN o la “verdad” de 678? ¿Es uno u otro? ¿Acaso no hay más de una Argentina dentro de las fronteras? ¿Acaso no vivimos distintas realidades?
La política de los últimos años llevó a la sociedad a polarizar sus opiniones. Así es que si un periodista o un almacenero destaca algo positivo del Gobierno es “pro k” y si lo critica duramente es “anti K”. ¿Y en el medio? En el medio el mismísimo limbo. Nada. Hoy ese medio no existe. No es posible, parece, destacar algunas acciones o medidas positivas y negativas del mismo hecho o, en este caso, del gobierno de turno. O se está de un lado o del otro. Así viene la cosa.
Tal vez, la tarea más difícil sea encontrar al menos un poco de objetividad en medio de una insólita "guerra" mediático-política. Porque, al fin y al cabo, ni todo es negativo ni todo tan positivo.
Luciano Zampa
Minutouno.com