Personal de seguridad de la base de Morón aseguró ante la Justicia que los hermanos Gustavo y Eduardo Juliá ingresaron en reiteradas oportunidades sin ser controlados al aeródromo, poco antes de partir el avión Challenger, el cual luego fue encontrado con 944 kilos de droga en España.
Se trata de unos ocho custodios privados de la firma USS SA, a quienes les exhibieron fotografías de los Juliá, y a partir de eso recordaron haberlos visto ingresar varias veces durante los meses de noviembre y diciembre pasado.
Según los testimonios, los hermanos también fueron vistos antes de despegar el avión.
Además, el personal de seguridad recordó el BMW gris que utilizaba Eduardo y el Audi U7 del mismo color que conducía Gustavo.
Esos ingresos se dieron por uno de los dos portones que tiene bajo control la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) y desde los cuales se tenía acceso a donde estuvo estacionado el Challenger de los Juliá durante casi dos meses, antes de partir rumbo a Barcelona.
Incluso, los custodios explicaron que ellos tenían directivas de no revisar los vehículos que ingresaban, y por ello no inspeccionaron nunca a los de los Juliá.
Señalaron que tampoco registraban a quienes accedían por ese portón, sino que sólo dejaban constancia si ocurría algo fuera de lo común.
A través de ese portón por el que entraron los Juliá, se tenía acceso a oficinas del aeródromo, a un hangar de la empresa CATA que estaba cerrado y al avión, el cual estaba estacionado a unos diez metros de Play Center, una escuela de vuelo que funciona en el interior de la base.
En las últimas semanas, el juez pidió a Cancillería que informe sobre cómo avanzan las gestiones para que desde el juzgado español que interviene en el caso se brinde la información solicitada hace ya varias semanas.
Es que si bien la Justicia española levantó el secreto de sumario, el juez Catania aún no fue informado sobre a qué parte del expediente podrá tener acceso.
Si bien la información que remitan será valorada, el juez quiere saber si podrá acceder a dos datos claves: uno es el peso del avión en el trayecto Buenos Aires-Cabo Verde y desde esa Ciudad a Barcelona, lo que determinará donde pudo haber sido cargada la cocaína.
El otro dato es el lugar del avión en el que estaba oculta la droga, algo que permitiría inferir el tiempo que se tardó en esconderla.
Hasta el viernes a última hora, ni el juez Catania ni su secretario, Martín Castellano, habían recibido comunicación de progresos en el intercambio de información, ya que según tienen constatado por vía telefónica entre fiscales de ambos países, desde España también se adelantó que se pedirá copias de la causa que tramita en la argentina.
Durante los primeros días de la semana próxima, el magistrado seguirá tomando declaración a agentes aduaneros que trabajan en Ezeiza, y los cuales estuvieron aquel 1 de enero cuando el avión despegó rumbo a España.
Hasta el momento, personal del departamento administrativo aseguró que el avión nunca había sido revisado en Ezeiza.
Por ello, las fuentes consultadas por Noticias Argentinas no descartaron que la investigación se dirija contra los aduaneros de la parte operativa que estuvieron aquel 1 de enero, que no habrían revisado el Challenger 604.
En total, el juez convocó a 37 agentes aduaneros de Ezeiza, ya que personal de Policía se Seguridad Aeroportuaria casi no tuvo intervención en el hecho.
No obstante, la principal hipótesis sigue siendo que la cocaína se cargó en Morón.
Sergio Farella
NA