Si hay algo que reconocerle al estilo de gestión gubernamental kirchnerista es que suele implementar soluciones correctas de manera incorrecta, fuera de contexto y a destiempo. Por eso, cuando alguien se los hace notar, atacan furiosamente diciendo que lo que hacen está bien y con eso engañan a millones. La cuestión del comercio exterior no es la excepción a la regla, claro, sino que es otra acabada prueba del “no tengo la mas pálida idea de qué hacer, probemos con lo que dice el manual”.
Pero los manuales y las teoría son eso, teorías. Y para aplicarlas o no, es necesario saber analizar el contexto interno e internacional. Aunque muy probablemente el estilo k sea recordado en el futuro como el mas exacerbado exponente de cómo se deciden “a la bartola” los destinos de un país.
Existe una gran preocupación en la industria local por la falta de insumos para la producción, el incremento de sus costos y las consecuencias en materia de política exterior que podría traer la medida de cierre a las importaciones.
Tal como se adelantara en “Por qué habrá una inevitable devaluación de la moneda”, el gobierno nacional impulsa una vez mas el “Modelo de Sustitución de Importaciones”.
La medida fue tomada porque a pesar de los enormes esfuerzos del secretario de comercio Guillermo Moreno, la balanza comercial sigue siendo deficitaria, y el único argumento medianamente creíble que vio el oficialismo fue el de reflotar el discurso sobre la reactivación de la industria local, para tapar su inexplicable fracaso en materia de comercio exterior, en un país básicamente exportador de productos primarios, en el preciso momento en que los alimentos incrementaron su precio y demanda a nivel internacional.
A tales efectos es esperable que se otorgue ayuda financiera a los empresarios amigos que no necesariamente la invertirán en el objetivo antes mencionado, esto es, como incentivo industrial, sino que podrían perfectamente ser parte de la pantalla habitual de desvíos de fondos públicos hacia las cuentas particulares de los funcionarios de siempre.
Frente al panorama de balanza comercial desequilibrada (que tampoco es el real ya que se han tomado solo los resultados elaborados por el Indec),
En ese contexto, según “sus cálculos”, las exportaciones se incrementarían en el orden del 200 % en 10 años, duplicándose asimismo el superávit comercial.
Estas proyecciones se insertan en el marco de un modelo de Estado omnipresente que se mete de lleno en el desarrollo de la empresa privada con “un tipo de cambio competitivo y superávit externo, y con una demanda interna sostenida y superávit fiscal”, dijo
Tomando solo datos oficiales, esto es, elaborados por el Indec, el déficit comercial interanual 2009/2010 fue superior al 40 %. Mientras que en el 2010 las exportaciones se expandieron en un 26,5 % las importaciones lo hicieron en un 45,4 %.
En términos de importaciones se destacan los insumos intermedios ya que los costos internos se incrementaron sustancialmente por ejemplo para hierro, acero, glifosato, minerales de hierro, polietileno, etc.
Asimismo, se importaron más accesorios y partes para bienes de capital como maquinas usadas por la industria metalúrgica, fundiciones, carrocerías para autos, acerías, partes de turbinas para gas, componentes eléctricos, grupos electrógenos, computadoras, cosechadoras, decodificadores de TV, dispositivos para telefonía celular, entre otras.
Comparando el primer mes del 2009 y el del 2010, el incremento del déficit comercial se ubicó en el orden del 60 %.
Con relación a las exportaciones, se destacaron las manufacturas industriales y en menor escala las agropecuarias, habiendo decrecido las ventas en energía y combustible en casi un 15 %.
El gobierno ha elegido actividades que de acuerdo a su entender, significan un 60 % de puestos de trabajo y algo menos de un 100 % del PBI para el sector industrial como por ejemplo el rubro construcción, medicamentos, productos químicos, industria del software, textil, calzado, bienes de capital, entre otros.
Con esta nueva medida lo que se procura desde el gobierno nacional es maquillar el desequilibro de la balanza comercial, en tanto siendo este un año electoral, mucho mas se necesita el ingreso de dólares y los que genera el sector industrial exportando, al comienzo, solo al comienzo, se captan mas rápido que las que genera el sector primario, (sector contra el que se arremetió furiosamente con la parodia populista de defender la mesa de los argentinos, sin advertir, parecería, que es el mayor generador de divisas para el país).
De esta manera,
Lo que no dirá jamás es que, conforme a ciertas estimaciones, es posible advertir que en este año se estaría cerca de alcanzar el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos, sin contar que ya hace rato hay déficit fiscal que se oculta cuidadosamente con discursos falaces, artilugios en la forma de exponer los resultados y contabilidad creativa.
La medida de industrialización que implementa el gobierno consiste en cerrar lo mas que se pueda la economía a la competencia de productos importados mientras que el sector agropecuario obtiene una mínima rentabilidad para que los alimentos sean mas baratos, los salarios “parezcan” rendir mas, y así seguir reactivando el consumo interno, y la inflación, claro.
Resumidamente, como dijera el ultrakirchnerista Ignacio Copani “Lo atamos con alambre, lo atamos”.
Nidia G. Osimani