Ricardo Alfonsín dio un paso siempre recomendable en la política: apostar fuerte en el tablero electoral, a pesar de que aún no queden claros los réditos de su acuerdo con Francisco de Narváez y la designación del economista Javier González Fraga como su candidato a vicepresidente.

La decisión de nombrar a González Fraga, tras fracasar los insistentes sondeos con Roberto Lavagna, deja entrelíneas el mensaje inequívoco de transmitir confianza a los agentes económicos y financieros.

Es que los radicales deben alejar para siempre el fantasma de la crisis económica de hace una década que los tuvo como responsables políticos principales.

González Fraga es un economista que siempre estuvo cerca del poder, ya que fue presidente del Banco Central en el primer tiempo de gobierno Carlos Menem.

Se apartó por su desacuerdo con la rigidez del tipo de cambio que imponía la Convertibilidad y el peso específico que perdió la autoridad monetaria bajo ese esquema.

Estuvo cerca de Roberto Lavagna y elogió calurosamente la política económica de los primeros años del kirchnerismo, hasta que se fue el ministro de Economía de Néstor Kirchner y las decisiones en esta materia pasaron la órbita de la Casa Rosada.

Más tarde se acercó a Eduardo Duhalde en el Movimiento Productivo Argentino (MPA) y ahora recaló como candidato a vicepresidente de la Nación con la UCR.

"Es hora del radicalismo", dijo González Fraga, una frase que difícilmente se haya escuchado alguna vez de boca de un militante justicialista.

Sus primeras declaraciones apuntaron con claridad a apuntalar las patas flojas del modelo económico, como la necesidad de amainar el viento cada vez más fuerte de la inflación o terminar con el "festival de subsidios".

Su presencia también podría atraer votos del establishment financiero y de la gente de campo, donde guarda excelentes relaciones desde que condujo la firma láctea La Salamandra.

Es partidario de un tipo de cambio alto para garantizar la competitividad de las empresas, aunque no necesariamente de una gran devaluación, sino más que nada vía una estricta disciplina fiscal.

Su propuesta es que se vuelva al equilibrio estricto de las cuentas públicas que, según repite, el kirchnerismo perdió tras la partida de Lavagna del Gabinete Nacional.

De esta forma, Alfonsín diseña el entramado de su estrategia política, que incluye a Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires.

La intención de voto del empresario dista de aquel que logró en las elecciones de 2009, cuando derrotó a Néstor Kirchner en las legislativas.

Ahora, recorre la provincia de punta a punta buscando las fidelidades de aquellos tiempos, aunque la tarea no le resulta sencilla ya que la mayoría de los intendentes responde al gobernador Daniel Scioli y al gobierno nacional.

Mientras no se produzca un desbande en las filas oficialistas, que sólo se puede dar con una brusca caída en las encuestas de Cristina y Daniel Scioli, la coalición opositora que preside Alfonsín en la Nación y de Narváez en la provincia busca acercar a no kirchnerista y a los heridos que quedaron en ocho años de tránsito por este trayecto político-económico.

Varios de ellos estaban a la expectativa de los pasos de Felipe Solá, pero éste, debido a su eterna indefinición se queda por el momento en el limbo del armado político preeectoral.

También se intenta atrapar a los alrededor de 40 intendentes radicales del distrito, aunque aquí la cosa se encuentra realmente complicada porque muchos de ellos no aceptan un entendimiento con De Narváez.

Sin ir más lejos, once de ellos tuvieron claros gestos de apoyo a Daniel Scioli a principio de este año. Además, se escuchan otros ruidos de ruptura ya que no son pocos los intendentes que querían un acuerdo con el Frente Progresista de Hermes Binner.

En los distritos radicales se considera que De Narváez no les suma y como están dadas las cosas, aliarse con él para enfrentar a Scioli puede terminar restando en las cuentas finales.

Saldrán chispas, entonces, de la Convención Radical a realizarse la semana que viene en el teatro Roma, de Avellaneda.

Por otra parte, tras el fracaso de alianza nacional entre Alfonsín y Binner, Mario Barletta, el máximo dirigente radical en Santa Fe, no mostró intenciones de despegarse de sus socios del Frente Progresista.

Por ende, la UCR santafesina podría apoyar a Hermes Binner si al final el gobernador socialista decide su candidatura presidencial. Claro que allí, los tantos se podrán aclarar tras el resultado de las elecciones provinciales del 24 de julio próximo, con resultado muy cerrado por la paridad que se vio en las internas en la provincia, entre el Frente para la Victoria, el Frente Progresista y hasta la sorpresa del candidato del PRO, Miguel del Sel.

Mientras tanto, Scioli puede brindar otra señal de cercanía con Cristina Kirchner si al final decide que la ministra de Infraestructura de la Provincia, Cristina Álvarez Rodríguez, lo acompañe en la fórmula para la gobernación.

La funcionaria mantiene una cercanía con la Presidenta y además ostenta algo invalorable para la nostalgia y la tradición peronista: es la sobrina nieta de Eva Perón.

El gobernador consiguió que el intendente de Tigre, Sergio Massa desista de presentarse en las internas partidarias de la provincia y que termine de encarrilarse en la vía oficialista.

Las promesa de cargos en la próxima gestión y el compartir sueños de futuro, de un Scioli presidente y Massa gobernador, ayudaron mucho en las conversaciones que ambos mantuvieron durante las últimos días.

Se presentó sí un candidato inesperado: el intendente de José C. Paz, Mario Ishi, alguien muy respetado por el Justicialismo provincial y siempre elogiado desde la Rosada.

Cuesta entender su interés de participar en las internas más allá de la posibilidad de convertirse en un soldado útil para la competencia que siempre se necesita para movilizar al aparato partidario.

Internas que por el momento se están vaciando de contenido porque la gran mayoría de las lista irá a las urnas del 14 de agosto sin competencia.

Cristina Kirchner, si finalmente se presenta, Hermes Binner, si hace lo propio, Alfonsín, Elisa Carrió y Jorge Altamira encabezarán las boletas sólo para ver el porcentaje de adhesión que logran por encima del 1,5 por ciento de los votos emitidos que se necesitan para entrar en las Presidenciales del 23 de octubre.

Sólo restará ver si Duhalde pugnará con Alberto Rodríguez Saa, y si bien esa disputa interna le puede convenir a los dos, las relaciones entre ellos quedaron maltrechas desde la frustrada elección por regiones del Peronismo Federal.

Aunque, todo puede pasar en el alambicado terreno previo a las elecciones.

Daniel Casal
NA