En tiempos electorales, las palabras pronunciadas por dirigentes con poder se potencian, y por eso llamó la atención que el jefe de
El camionero, que tiene juego propio y no está a tiro de decreto de
Distinto es el caso del desdibujado ministro de Economía, Amado Boudou, un hombre demasiado dispuesto a decir que "sí" a cada orden de
Moyano no sólo usó la palabra prohibida, sino que además le apuntó al corazón de una construcción cara para el kirchnerismo: "La inflación es el gran déficit del modelo", dijo el líder de
No frenó allí, ya que además se involucró con los planes sociales y reclamó una rápida actualización de
En
"Justo ahora que arrancamos la campaña porteña y se está por lanzar
La inflación es uno de los puntos más vulnerables del "modelo productivo de inclusión social": atenta contra el crecimiento y licúa los esfuerzos que se vienen haciendo para tratar de sacar a un tercio de la población que permanece en la pobreza.
Igual, en el kirchnerismo están seguros de que las palabras de Moyano no fueron pronunciadas de casualidad.
Ocurre que el líder de
Rosada a reclamar lugares para los gremios en las listas a legislador.
Moyano habló con el secretario Legal y Técnico de
El camionero no se habría ido conforme de esa reunión, en parte porque Zannini lidera la ofensiva final de los sectores ultras del kirchnerismo convencidos de que llegó la hora de ir por todo y "limpiar" el sistema político argentino de la influencia de los caciques del conurbano y de algunos sectores sindicales, aunque esa estrategia de profilaxis aún no queda del todo claro en qué consiste.
En sus respuestas ante cientos de alumnos de
Incluso, mostró un conocimiento mayor que el que suele manifestar el ministro Boudou a la hora de hablar del comportamiento de los precios.
"La inflación es el gran déficit del modelo, es un problema y nadie puede negarlo. El 80 por ciento de los salarios de los trabajadores de más bajos ingresos va al consumo de alimentos. Nadie inventa", razonó.
Moyano reclamó también actualizar
El problema de la inflación tiene orígenes múltiples, como la disparada mundial del precio de los commodities, en el plano internacional, pero también el preocupante desfasaje entre el combustible que el gobierno le mete al consumo, y la capacidad del aparato productivo para fabricar bienes y servicios con el volumen adecuado.
La especulación de los formadores de precios, que la persistencia de Guillermo Moreno no pudo controlar, es otro elemento clave del problema.
Desde la caída de la convertibilidad, el dólar (4,13 pesos) subió 310 por ciento mientras que la inflación real —no la del INDEC— fue de 360 por ciento, dando pie a otro de los desfasajes que muestra el "modelo".
Una pata del mismo problema es que el gasto público y la cantidad de dinero en circulación suben a un ritmo superior al 30% anual, mientras que lo mismo pasa con los salarios, en una carrera donde los más perjudicados son los empleados y los pobres.
Por eso, todo indica que el gobierno que asuma el 10 de diciembre próximo deberá corregir sin demora los desequilibrios de un modelo que parece ir quedándose sin ideas y requerirá de volumen político y económico para reinventarse.
José Calero
NA