Hacia el año 2007, el desaparecido Néstor Kirchner podría haber aspirado a consolidar un acuerdo con el sector empresarial y sindical a efectos de lograr una regulación de precios y salarios y a la vez, intentar promover las inversiones por un mínimo de dos años, extensible quizás a tres o más.
¿Sería ésta la base fundamental de la tan promocionada “concertación” por parte del, en aquel momento, matrimonio gobernante y sus repetidores de letra muerta que en materia de política económica han demostrado un desconocimiento supino?
La inflación era ya inocultable y empezaba a preocupar, por lo que para poder seguir manteniendo el poder con el circo de la expansión económica, el “gobernar es gastar” al que se solía referir la Sra. Cristina Fernández, el festival de subsidios, planes sociales, alto consumo, importación de extranjeros para asegurar un porcentaje básico de votos, manutención de fuerzas de choque todo terreno y masivas concurrencias a los actos proselitistas, era necesario contar con diferentes recursos, inversiones, fuentes de financiamiento seguras y constantes (vengan de donde vengan).
En un comienzo el gobierno nacional negó la inflación a rajatabla, para finalmente admitirla a regañadientes en algo así como de “incipiente”.
Esa “incipiente” confesa inflación que solo podría afectar a los niveles de más altos ingresos según los sólidos conocimientos sobre economía que exhibe el ministro Amado Boudou (caso contrario habría que suponer que siempre estuvo mintiendo, cuestión que todos obviamente descartamos, ¿no?), fue justificada por el oficialismo como una consecuencia del desarrollo económico y el incremento de la demanda.
El problema es que en la Argentina no hubo desarrollo económico, solo crecimiento circunstancial y en ciertos sectores.
Probablemente Néstor Kirchner, calculaba el resultado exitoso de su “política económica” en que tanto empresarios como sindicatos accedieran a pactar precios y salarios, y que esa ecuación redundara en la suficiente generación de confianza externa como para que llegaran las inversiones.
No es necesario explicar los estragos que la inflación produce sobre los salarios, jubilaciones, pensiones, planes sociales, etc. Sin embargo, esta tiene su faceta utilitaria, y es la que precisamente usufructúa este “modelo”, sin mencionar la interpretación arbitraria que sus ideólogos le han dado a las distintas teorías macroeconómicas y monetarias.
Existen al menos tres aspectos de la inflación que podrían calificarse como positivos, sin que lo sean en realidad, sino que resultan tales por el mero hecho de que son funcionales a determinados regímenes políticos, por ejemplo, en el marco del populismo demagógico.
Por un lado, con la inflación es posible obtener tipos de interés negativo, además se puede, a partir de la relación entre inflación e ilusión monetaria, facilitar los ajustes en los salarios reales. Y en tercer lugar, el llamado “señoriaje”.
Cuando en una economía existe una inflación significativa, es posible usar la política monetaria para evitar una recesión. Si la inflación es baja, resulta muy complejo llevar la producción a su nivel natural de ese modo. Un mayor consumo implica mayor demanda de dinero, por ende la tasa de interés baja.
A la inversa, si la tasa de interés sube, se demanda menos dinero, el consumo es menor y se produce menos, incidiendo esto además en el sistema fiscal.
En el caso de la relación inflación e ilusión monetaria, ocurre que para la mayoría de los asalariados es preferible que su ingreso se incremente un determinado porcentaje con relación a la inflación en lugar de que baje.
Por ejemplo, si en una economía la inflación es del 4 % y se incrementa el salario un 1 % en términos nominales, el salario real pierde un 3 %. Si la inflación fuera del 0 % y se decide reducir los salarios un 3 % en términos nominales, se pierde ese mismo 3 %. En ambos casos se pierde el 3 %, pero la ilusión monetaria, la apariencia entre valores reales y nominales, suele confundir a muchos asalariados, y es ésta confusión la que utilizan los gobernantes en su provecho.
Un caso concreto de “ilusión monetaria” son los magros aumentos otorgados por el gobierno nacional y popular a los jubilados en los últimos años. Los montos por los cuales se han otorgado esos aumentos son ridículos y hasta parecen una broma de muy mal gusto.
Mientras se dilapidan millones en planes sociales y asistencia de todo tipo a mantener extranjeros paracaidistas en el país, u organizaciones sociales locales y extranjeras cuyos dirigentes se la llevan toda, se premia a quienes toman propiedades privadas o fiscales, etc., a los jubilados le dan $ 30 o $ 50 cada seis meses o más y lo proclaman a los cuatro vientos como una gran hazaña.
Pero el problema no es tanto la propaganda engañosa del régimen, lo más terrible de todo es que muchísima gente se conforma con el argumento de que en gobiernos anteriores no solo nunca se les aumentó sino que además se les recortó las jubilaciones y pensiones.
Los aumentos dados por el gobierno K no cubren ni por asomo la inflación que venimos padeciendo, y hablemos de la real, no la dibujada por el INDEC, pero la gente, por efecto de la “ilusión monetaria” explicada más arriba, dice que el kirchnerismo fue el único gobierno que les concedió incrementos de haberes.
Esa creencia pueril de ciertos sectores de la sociedad es una herramienta altamente efectiva para la inescrupulosidad de nuestros gobernantes.
Con respecto al señoriaje, puede definirse como el ingreso que el Gobierno capta mediante la emisión de dinero. Cuando existe déficit público, ese mecanismo permite financiarlo, tal como ocurre hoy con la cantidad de dinero que ya ha salido del BCRA hacia el Tesoro Nacional en todos estos años. Y acá está el, tantas veces mencionado, “impuesto inflacionario”, porque esta emisión indiscriminada de dinero genera necesariamente inflación.
Al haber más dinero circulando en manos de la gente, hay mayor consumo, crece la demanda y como la oferta no alcanza a cubrirla, los precios suben. Esta sin embargo no es la única causa de la inflación que padecemos, sino que en la generación de la misma convergen varios factores que han sido explicados ya en diversos informes anteriores.
Otra avivada criolla del uso que ha dado el oficialismo a la inflación tiene que ver con deuda externa. Al dibujar la inflación lo que se pretendió siempre fue pagar menos a los acreedores. ¿Cuál es el nexo entonces entre la desesperación del Gobierno por captar fondos de donde sea, las frustradas negociaciones del ministro Amado Boudou con el Club de París y las visitas “solidarias” que nos hace el FMI mandando Comisiones para ayudarnos a elaborar un índice de precios más coherente con la inflación real?
Lo concreto sí, es que en la economía local de nuestros días hay señales bastante preocupantes, aunque lo más preocupante no sea solamente la despolítica económica, monetaria y fiscal que se lleva adelante a nivel nacional, sino las evidencias alarmantes de que quienes toman las decisiones finales carecen de real idoneidad para hacerlo.
Nidia G. Osimani
Estimad@s foristas: Mejorando su calidad habitual, la periodista Nidia Osimani nos presenta una radiografía certera, entendible a cualquier nivel, y clara de lo que significa la inflación para el ciudadano de a pie. Que los que ¿gobiernan? este desdichado país son ineptos e incompetentes, que la política económica es un desastre y que las consecuencias las tendremos que pagar fatalmente todos nosotros, tarde o temprano. Como ha sucedido en el pasado, la factura siempre la paga Juan Pueblo y bien sabemos que cada nueva factura nos hunde mas, desgasta mas a la clase media, y aumenta la miseria. Este es un tema serio, que afectará a nuestra vida y la de nuestros hijos. Creo que tendríamos que prestarle mucha mas atención en lugar de dejarnos distraer con temas menores. Por otro lado, la inflación aumenta los salarios nominales mientras que el gobierno no cambia el tope del mal llamado "impuesto a las ganancias" que en realidad es un impuesto al salario. Y nadie logra que lo modifiquen. Ni siquiera Moyano, demasiado ocupado en otras cosas. Un abrazo, saludos a los señores periodistas y a mis amig@s foristas. Jorge A. Rodriguez
Después del 220% de inflación que dejó Alfonsin,(que muchos han olvidado, que tambien hizo desagio, ahorro forzoso), vino Caballo con su plan 1 a 1, para lo cual el dólar de A 5000, pasó a A10.000 (enero 91), puso el peso , 1 a 1, todos contentos. Esto después de la hiper nos llevó a la recesión, y la destrucción de la industria nacional. Creo que se vuelve a repetir, el gobierno tiene déficit, se emite, tenemos inflación de demanda y de emisión.Vamos a desembocar en recesión. A menos que el gobierno lo quiera areglar con algún artilugio contable. Muy bueno tu análisis Nidia.
esta muy claro que esta inflacion que tenemos, nos llevara a tener muy malas consecuencias, segun varios economistas dicen que la inflacion no podra sacarse de un dia para otro, llevara bastante tiempo volver a encausar la economia, y si es que hacen las cosas bien, de lo contrario terminara muy mal, con esto del famoso consumo, engañan y tienen muy bien entretenida a la gente, para que piensen que todo esta de maravillas, cada vez deberan dar mas dinero a los planes sociales, porque la inflacion los va consumiendo, debemos tomar conciencia de lo grave que sera si esto sigue en manos de estos inoperantes coruptos.
Muy buen análisis, Licenciada!
¿Para qué usa la inflación el modelo K? te respondo para recaudar mas de cada peso que se venda el 21% va para ellos a eso sumarle los aumentos de precios por semana que genera la inflacion esto es un negocio redondo no por algo tienen tanta riqueza todos los que estan cerca de la REINA por eso la defiende se imaginan si perdieran la gallina de los huevos de oro ........