Mientras el candidato a vicepresidente de la Nación, Amado Boudou sostiene que “el desafío de nuestro próximo gobierno será darle un impulso muy fuerte al modelo”, no son pocas las voces que están alertando acerca de los peligros de esa profundización.
Según la versión del actual ministro de Economía como "con Néstor Kirchner salimos del infierno; con Cristina Fernández de Kirchner se fue institucionalizando el modelo", a partir del 10 de diciembre "tenemos que seguir construyendo esta realidad que no tiene nada que ver con el país que recibimos en 2003".
Acá debemos admitir que Boudou dijo la verdad, la corrupción K se ha institucionalizado de un modo tan exitoso que no existe sector de la administración pública nacional que no esté infectado.
A continuación, claro, apela al discurso idiotizante de la manipulación romántica y agrega: "llegamos a las elecciones de una forma hermosa, porque hemos recuperado la capacidad de soñar y eso es justamente lo que hace a un país".
La forma en que llegamos a las elecciones es tan hermosa que todo los días saltan por lo menos tres escándalos nuevos de la gestión K.
Además, la realidad es que cada vez son más los argentinos que sueñan con poder comer algo ese día, no vivir en la calle, volver a recuperar su trabajo, vivir en paz, confiar en el Estado, que se acabe la inseguridad y la violencia, que se controle la inflación, que la Sra. Presidente la corte con la cadena nacional, que se termine de una vez con tanta corrupción, y muchos etcéteras mas.
Entrando ya en el plano del profuso caudal de conocimientos que viene demostrando el Lic. Boudou en materia macroeconómica, sostuvo que “a partir de este modelo económico, que tiene a las retenciones como un instrumento de política económica, se pudo poner en sintonía al campo y a la industria. Por eso, este año vamos a tener récord de exportación de producción agropecuaria y récord de producción de automotores".
Lo primero que debe quedar claro es que solo gracias al famoso “viento de cola” el partido gobernante pudo zafar de la debacle que trae naturalmente aparejada una gestión conformada por personajes que solo tocan de oído.
La estrategia de Néstor Kirchner fue la de falsificar el índice inflacionario, entre otros, falsear la proyección de recursos tributarios a obtener en cada ejercicio presupuestario y mediante la contabilidad creativa llamar a eso “superávit fiscal”.
Con ese superávit fiscal totalmente ficticio se incrementó de manera exponencial el gasto público, y precisamente por ser ficticio, se requirió solventarlo con más emisión monetaria que generó la misma inflación que no pueden frenar y siguen alimentando con el mismo mecanismo que la engendró.
Sin embargo, el derroche en el que incurrió el gobierno nacional para seguir comprando voluntades, captar más votos y mantenerse en el poder indefinidamente para poder continuar ad infinitum con sus negociados, fue tan extraordinario que no alcanzaron ni la falsificación de los indicadores, ni la contabilidad creativa aplicada al presupuesto nacional, ni la apropiación de los fondos de las AFJP, ni nada, y hubo que emitir más dinero.
La Sra. Cristina Fernández, que ya ha dado pruebas de sobra de que carece de conocimientos de cultura general, mucho menos puede entender de macroeconomía. Lo trágico es que se cree todo lo que le dicen sus asesores.
Con este panorama, profundizar el modelo implica castigar mas a la clase media con impuestos, persecuciones por parte de los organismos de control que hacen la vista gorda cuando se trata de los funcionarios mal enriquecidos desde el 2003 a la fecha, medidas improvisadas, delirios de momento, más violencia.
Seguir profundizando el modelo implica seguir condenando a la clase pasiva a la pobreza, dilapidar indiscriminadamente los fondos públicos, elegir a qué provincia o distrito se mandan partidas, si y solo si de acuerdo a su afinidad con el gobierno independientemente de lo que necesita con suma urgencia la población.
Impulsarlo más fuerte quiere decir que habrá más inseguridad, mas narcotráfico, mas corrupción, mas polarización social entre ricos y pobres, peores niveles de educación y de salud, más censura al que piense distinto.
Pero volviendo al tema económico, si se consideran los pilares sobre los que se apoya este modelo, es decir, superávit fiscal y comercial, y tipo de cambio alto, es evidente que las tasas de crecimiento del 7% y 6 % para 2010 y proyectada 2011, son producto del contexto internacional y no de la política llevada adelante por la gestión K.
Como el sostén externo del modelo son la economía de Brasil y el precio de los commodities a nivel internacional (la soja), la única forma de poder consolidar este modelo es contar “con la suerte” de que esos factores sigan siendo favorables. Caso contrario, al no tener la Argentina una política real en materia fiscal y monetaria anticíclica, el modelo es insostenible.
Como se sabe, desde hace varios meses, el contexto internacional esta sumamente convulsionado, el default de Grecia, los drásticos ajustes de varios países que conforman la Comunidad Europea, China contrayendo su economía y el peligro de los EE. UU. de caer en cesación de pagos.
No obstante, el ministro Boudou afirma que "todo lo bueno que está pasando en el país, ocurre porque hay una Presidenta que está pensando en los argentinos" y que "tenemos (ellos) la experiencia de estos 8 años y mucho más para hacer por delante”.
¿Será que no hay peor ciego que el que no quiere ver?
Nidia Osimani