Por razones antes de dinero, que de políticas, el empresario Mauricio Macri fue convertido en la esperanza blanca de la Argentina no peronista.

El stablishment, que bancaba las campañas de Macri y Scioli, decidió que no se podía sostener a dos candidatos, y optó por Macri. El departamento de Estado dio su visto bueno ("si hay que pagar al contado, habrá que pagar al contado" - Macri, sobre el fallo de Griesa y los fondos buitre), Elisa Carrió y Ernesto Sanz destruyeron FA-UNEN y arriaron a parte de la UCR detrás de "Macri Presidente", y la mayoría de los opositores encontraron a quién votar contra el kirchnerismo, ya oficialmente jugado a las patas de Daniel Scioli.

Ensoberbecido por la facilidad con que todos se iban encolumnando detrás suyo, y absolutamente blindado por los medios de comunicación, Macri se comportó antes como dueño, que como socio. Ningún extrapartidario en cargos de mediana jerarquía, Michetti no se mete en los negocios de la ciudad, y acá se hace lo que digo yo. Ok.

San Mauricio de los Buenos Ayres y Obes, hizo y deshizo a su entero piacere, demostrando que no estaba aliado a nadie, sino que eran los otros los que corrían detrás de su candidatura. Lo único que necesitaba era ganar al menos 3 de los 5 distritos más grandes, para compensar el seguro triunfo de Scioli en las provincias tradicionalmente peronistas. Para la Provincia de Buenos Aires, contaba con hacerse del voto de Sergio Massa, que, apenas dos años antes, le había ganado la provincia al kirchnerismo 43 a 32.

Sintió que tenía la vaca atada. Nunca advirtió que el desfile triunfal hacia la presidencia, podría convertirse en un auténtico Vía Crucis...

La primera caída: Santa Fe

En el primer distrito grande a dirimir, Santa fe, el PRO tenía todo a punto caramelo para ganar la gobernación, e iniciar un camino de éxitos a lo largo del espinel electoral del 2015.

Del Sel era el ariete con el que se debía comenzar a construir la cadena de triunfos imprescindible para ganarle la presidencial a Daniel Scioli. Era, además, la gran chance de Macri de contar con el primer gobernador propio fuera de la Capital. Pero perdió.

Y no solamente perdió la gobernación, sino que lo hizo frente al socialismo santafesino, que mayoritariamente no es propenso a inclinarse por Macri en una presidencial.

En este punto debe recordarse la angustia y enojo del candidato cuando acudió para celebrar con el Midachi, y terminó reclamando recuento de votos y diciéndole a los socialistas que las cosas debían hacerse de otra manera.

La cosa es que, en ese distrito indispensable, Macri apenas pudo anotar un empate con el FPV (Perotti), y queda la incógnita del destino que tendrán los 560.000 votos del socialista Lifschitz.

Asumiendo que la reticencia del votante socialista a votar a Macri pueda dividir aguas, se concluye que, en Santa Fe, donde necesitaba un triunfo resonante, Macri podría terminar empatando con Daniel Scioli. Dicho de otra forma: Santa Fe aparece como uno de los grandes distritos donde Macri no le podrá sacar diferencias importantes a Scioli, de cara a la presidencial.

La segunda caída: Córdoba

Oscar Aguad fue uno de los 3 artífices de la disolución de FA - UNEN, junto a Ernesto Sanz y Elisa Carrió. En Córdoba, era el candidato de la alianza PRO, junto a Luis Juez, pero perdieron frente al peronista Juan Schiaretti, hombre identificado con De La Sota, que integra la alianza UNA, junto a Sergio Massa.

Todo indica que Schiaretti apoyará a De la Sota en las PASO presidenciales, pero no son pocos los conocedores que aseguran que, ante la eventualidad de un ballotage entre Scioli y Macri, Schiaretti no dudará en apoyar a Daniel Scioli.

De tal manera, Macri a priori se asegura unos 600.000 votos (los que obtuvo su alianza), pero tiene del otro lado nada menos que 1 millón de votos peronistas (entre Schiaretti y el candidato del FPV, Accastelo). Asunto que no solamente defeccionó tratando de imponer a un gobernador aliado, sino que necesita seducir al electorado cordobés que votó PJ en las elecciones regionales, para que le dé su voto en la presidencial.

En otras palabras: Otro de los distritos grandes, donde Macri no consiguió asegurarse una base electoral ventajosa, respecto de Daniel Scioli.

Puede ocurrir que haga una buena PASO presidencial y una buena primera vuelta. Pero de cara a un eventual ballotage, tiene grandes chances de que el apoyo del gobernador a Scioli, lo muestre perdidoso.

La tercera caída: Capital

El único distrito donde gobierna PRO, es el bastión electoral por excelencia para Mauricio Macri. En función de los resultados de las elecciones del 5 de Julio, era esperable que el candidato PRO le pudiera sacar a Scioli una diferencia de entre 800.000 y 1 millón de votos.

Pero con todo lo que PRO cosecha en Capital, aún esa diferencia aparece como exigua.

La Capital Federal es a Macri, lo que la Provincia de Buenos Aires es a Scioli. La diferencia es que la Capital representa un 8.6% del país, mientras pero la provincia de Buenos Aires representa un 37%.

Vale decir que esa diferencia de 800.000 a 1.000.000 de votos que Macri le pueda sacar a Scioli, en Capital, representa apenas unos 7 u 8 puntos de Buenos Aires. Y en Buenos Aires Macri, que no tiene ni presencia orgánica, ni candidatos de peso, está perdiendo 45 a 28.

La capital, entonces, le representa a Macri apenas la mitad de lo que Scioli le aventaja en Buenos Aires.

Macri adelantó las elecciones porteñas precisamente para mostrar una foto de triunfo arrasador, en el único distrito que gobierna. Se le complicó en la primera vuelta, donde esperaba ganar sin necesidad de ballotage. Y le resultó catastrófica la segunda, donde ganar por apenas 3 puntos equivale, con miras a la presidencial, casi a una derrota.

El propio Larreta intentó una defensa, argumentando que siempre ganaron por ballotage. Lo que nadie le dijo es que en ninguna de las elecciones anteriores Mauricio Macri se postulaba para presidente, y en esta sí.

Insistimos con no quedarse en la foto de los 3 puntos, porque esto no significa que Macri vaya a ganar la Capital por apenas 3 puntos. La ganará por mucho más. Pero sí muestra una imagen de triunfo esforzado, cuando lo que necesitaba el candidato era un triunfo rimbombante.

En una campaña donde tanto desde las encuestas cuanto desde los medios se instalan posiciones de triunfo o de derrota (recordar el esmerilamiento sufrido por Sergio Massa, que terminó reflejándose en realidad), a Macri se le negó la foto de triunfo avasallante en Capital.

El discurso inexplicable

A partir de lo exiguo del ballotage, fue tal el desconcierto en las huestes PRO, que tomó el micrófono María Eugenia Vidal, para una breve y hueca alocución, y terminó diciendo "en un rato viene Mauricio", cuando a Mauricio lo tenía parado al lado.

Macri, más tarde, regresó para dirigir la palabra, y no tuvo mejor idea que reivindicar lo que el kirchnerismo exhibe como sus logros, (AUH, Aerolíneas, YPF), y garantizar su continuidad. Incluso sus militantes respondían dubitativamente y hasta se escucharon gritos de "Noooo" cuando el candidato se refería a tales temas.

Evidentemente Macri equivocó el discurso. Lo último que debe hacer un candidato es destacar los logros de aquellos a quienes les quiere ganar, especialmente cuando no cuenta con políticas alternativas propias, para contraponer.

Mucha gente puede pensar que si el cambio viene hacer lo mismo que el original, entonces ¿para qué votarlo?

Las repercusiones del impensado discurso no tardaron en llegar.

TN sacó casi inmediatamente al aire a Daniel Scioli, quien se hizo un festín acusando a Macri a "subirse a políticas de otros", desde el FPV dijeron que parecía que estaba hablando Recalde (lo cual fue cierto, efectivamente eso parecía) y hasta Massa celebró la chance de cierta recuperación.

En este punto hay que decir que TN, (que es Clarín), esa noche mostró claramente su preferencia electoral. El mismo domingo Jorge Lanata suspendió abruptamente su programa de Canal 13 argumentando un problema estomacal, y no somos pocos los que pensamos que lo hizo ante el evidente reposicionamiento electoral del grupo para el que trabaja.

En los mercados, el dolar blue, que ya venía en senda alcista, se fue de $14.55 a $15.10 para el martes 21 de Julio. Macri estaba renunciando a diferenciarse de Scioli, y los mercados, que no son giles, entre los dos candidatos prefirieron, lógicamente, a Franklin.

Toda la secuencia del ballotage porteño, y el discurso del candidato, constituyó la tercera caída de San Mauricio.

Fotos, números y dudas

De los 5 distritos más grandes, Macri no pudo instalar su foto de avasallante aspirante a la presidencia en ninguno.

En Mendoza, donde mejor le fue, la realidad muestra apenas escasos 70.000 votos de diferencia sobre el FPV.

Ya se explicaron Santa Fe, Córdoba y Capital, y ni siquiera hace falta hablar de la Provincia de Buenos Aires, donde Daniel Scioli le gana por diferencias inempardables.

Uno busca y rebusca entre los datos de elecciones ya realizadas, y sigue sin encontrar dónde pueden estar los votos que, eventualmente, le pudieran dar a Macri la presidencia.

Uno analiza su último discurso y entiende que el hombre está desconcertado. Macri carece de propuestas, proyectos, y políticas para la Argentina. Esto ha quedado demostrado de forma taxativa el domingo pasado. Solamente pudo balbucear tibios mensajes de amor, unidad, y promesas de buena administración.

Demasiado poco cuando se observa a lo que está aspirando, y contra quiénes compite. Y a todo este panorama debe agregársele un detalle que no es menor.

Porque en las PASO del 9 de Agosto, Macri sumará un problema adicional, acaso el que termine de sentenciar su derrota. En efecto, mientras Daniel Scioli no compite contra ningún candidato, Macri lo hará frente sus "aliados" Elisa Carrió y Ernesto Sanz.

Y esa interna que nació como genuinamente testimonial, ya que Carrió y Sanz son meros partenaires del gran candidato, dice que con cada voto que ellos cosechen se desdibujará el total nacional de Mauricio Macri, y se agigantará la diferencia país que Daniel Scioli pueda exhibir, candidato contra candidato.

Otra foto desdibujada, como la de McFly.

Luego del desastre del domingo 19, una medida pragmática hubiera sido que Carrió y Sanz se bajen de la PASO. Pero no pueden hacerlo porque ellos le vendieron a sus seguidores que realmente iban a competir contra Macri. Nunca se atrevieron a decirles claramente que iban como partenaires, y ahora ya es demasiado tarde.

Conclusión

Mauricio Macri viene gastando fortunas incalculables desde 1995 para ser presidente de los argentinos. Primero, poniendo de la suya, luego, utilizando la de la Ciudad de Buenos Aires, finalmente, utilizando la suya, la de la Ciudad, y la de los grupos de poder económico que lo necesitan presidente.

Si Macri no es presidente, todo el esfuerzo económico realizado a lo largo de estos años habrá sido en vano. Y su "carrera política" habrá terminado.

Regresará a sus empresas y continuará recibiendo el producido de los negociados de la Ciudad que, por 4 años más, gobernará un gerente suyo como Larreta.

Macri no está acostumbrado a perder. No perdió nunca en la vida, ni siquiera cuando debió ir preso por asociación ilícita, cuando fue procesado por contrabandista...nunca.

En este juego de todo o nada, a estas alturas, y a veintipico de días de las PASO, Macri tiene una larga lista de cosas por conseguir.

- Tiene que conseguir un discurso, porque no tiene.

- Tiene que aprender a hablar, porque no sabe.

- Tiene que rogar a socialistas de Santa fe, peronistas de Córdoba, y massistas de Buenos Aires que le den al menos parte de sus votos, porque si no se los dan, pierde por paliza.

Y todo esto, tan sólo para aspirar a entrar a un ballotage que, a no ser que Scioli y CFK patinen muy, pero muy feo, tiene mínimas chances de ganar.

Un auténtico Vía Crucis.