Fueron varios los encuentros con Sergio Schoklender, el hombre que conoce el manejo del poder desde adentro, sus secretos y sus miserias.

El ex apoderado de la Fundación que más creció durante los últimos años, por primera vez se siente vulnerable y cuenta su verdad. Contrastando sus declaraciones con la realidad, el mayor de los hermanos Schoklender, por primera vez, se sincera en un momento de su vida en que el poder lo abandonó y el abismo está más cerca que nunca.

En cada encuentro con Sergio Schoklender confirmó que Hebe de Bonafini tenía razón cuando escribió que “hay varios Sergios como un pájaro”. Es así. El día en que el periodista de Perfil lo llamó a su casa y le pidió una respuesta por la forma en que había adoptado a su hijo Alejandro, observé a un Schoklender tembloroso, nervioso y creí que su final estaba cerca.

Sin importarle nada, esa mañana, me despidió de la casa de su ex mujer, en el barrio de Chacarita, y se apersonó en la redacción de Perfil. Pasaron las semanas, y la información sobre el escándalo Schoklender se apaciguó mientras que Abel Fatala, en una confesión que no sería recibida como corresponde por los medios, decía que las Madres volvían a construir. “Es todo verso”, responde el ex apoderado. “Están tapando todo otra vez”.

El hombre está solo pero, como en una guerra, responde cada ataque del juez Norberto Oyarbide con los pies para adelante. Si mueve un casillero la llamada Justicia, Schoklener moverá inmediatamente sus fichas acorralando a los que lo llaman, públicamente, de traidor.

El gran misterio que Sergio evita responder es qué pasó realmente con su hermano Pablo. Solo admite que la pelea existió y que tanto su hermano menor como Hebe, se dejaron llevar por el Gobierno para contentarlo y “se dejaron usar”. Bajaban la cabeza y decían que sí. En cambio, él, quien se considera un hombre “justo”, a pesar de lo que los tiempos políticos demanden, se reveló contra el Gobierno.

Más molesto que nunca contra “el petiso” Oyarbide, Schoklender habla de Meldorek como una empresa totalmente parada, de la hija de Hebe porque tiene que dar explicaciones ante la Justicia y hasta de Carlos Zanini —secretario de Legal y Técnica— y Aníbal Fernández, quienes “están tratando de salvar a Hebe que la planchó Cristina”. ¿Y Amado? “No existe, Amado no existe, es un pibe jovencito, monetarista que era el delfín de Néstor porque era el “sí Señor, no cuestionaba ninguna medida”.

Sergio recuerda que hace unas semanas todo el mundo periodístico se peleaba por tener una entrevista exclusiva con él y hoy, nadie lo llama, pues, “están negociando la pauta”. “Hoy corté relación con todos, no volví a hablar con ninguno de ellos”, concluye el hombre que está solo y espera. 

Luis Gasulla
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