El mal asesoramiento que ha tenido Cristina Fernández de Kirchner en el tema narcotráfico, lleva a la Argentina a un estado de indefensión total respecto del combate contra los cárteles instalados en el país y al asentamiento definitivo del los grandes jefes dentro de nuestro territorio.
Hemos visto como el entonces ministro del Interior, Aníbal Fernández, fue premiado con el Ministerio de Justicia mientras frenaba el control de precursores químicos (utilizados para la fabricación de cocaína) dentro de la Argentina y la radarización del norte de nuestro país en épocas de Néstor Kirchner, agregando que miembros de seis cárteles ocupaban espacios claves dentro de nuestro territorio.
Siendo ministro de Justicia siguió atacando en forma sistemática la estructura de Sedronar, bajo la extraña idea de que era un organismo creado por la DEA y hostigando al Dr. Gabriel Aboud, encargado del control de precursores químicos bajo la órbita de José Ramón Granero, secretario de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha Contra el Narcotráfico.
Todos asistimos al mediático manejo de los ocho kilogramos de cocaína que “le hicieron aparecer” a una camioneta de Sedronar para procesar y luego pedir la renuncia del Secretario de Estado. También observamos como Marco Antonio Estrada González, hombre de Sendero Luminoso y líder de la comercialización de paco en la Argentina según la Justicia, evadía el más sonado allanamiento a la Villa 1-11-14 en Mayo de 2007, sustrayendo (como dieron cuenta los medios de la época) una avioneta en Saladillo con destino a la República del Paraguay.
La llegada de los grandes jefes del narcotráfico colombiano al barrio de Puerto Madero se dio también mientras Aníbal Fernández como Ministro de Justicia gobernaba la Gendarmería Nacional, la Prefectura Nacional y la Policía Federal Argentina. Bajo su órbita también estaba la Unidad de Información Financiera cuya inacción nos obligó a soportar una severa advertencia del Gafi.
La muerte de tres empresarios en la Provincia de Buenos Aires en la que (según la Justicia) un señor de apellido Lanatta, cercano a Aníbal Fernández, fue el encargado de asesinarlos.
La Sedronar nunca tuvo control de importación de efedrina, pero sí la Prefectura Naval bajo su órbita, sin embargo cuando fue detenido el “rey de la efedrina” en Rosario, Santa Fe, por la denuncia realizada por la Sedronar, este organismo terminó siendo culpado de lo que no se había realizado desde la órbita de Fernández.
Pero fue premiado una vez más elevándolo a jefe de Gabinete de Ministros, desde donde debería con todo su poder haber impedido las reuniones de grandes jefes colombianos de la droga en Rosario, y las vacaciones de Joaquín “El Chapo” Guzmán, jefe del cártel de Sinaloa, tomara en Rio Tercero Córdoba hasta el 11 de marzo de 2011.
Ahora, con los carteles operando y con los territorios bien definidos y delimitados, no solo Aníbal Fernández llega al Senado de la Nación con sonrisa de satisfacción, sino que el mismo grupo que lo acompañó a lo largo de su gestión en el Ejecutivo, pasa a gobernar la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha Contra el Narcotráfico de la Presidencia de la Nación.
La idea de este grupo formado Mónica Cuñarro y Alberto Calabrese, es desguazar la Sedronar, gobernar la lucha contra el narcotráfico de la manera que lo venían haciendo, desarticular todo tipo de prevención y llevar a la mínima expresión la asistencia de personas que padezcan esta enfermedad.
Cárteles en libertad de acción, vendedores minoristas protegidos por el sistema judicial y adictos caminando sin rumbo por la República son tres condimentos indispensables para convertir a la Argentina en un caos.
Gracias al finísimo trabajo de los asesores de Aníbal Fernández, hoy la Argentina es productor de cocaína, exportador a gran escala y es considerada por los gobiernos europeos como un narcopaís.
Claudio Izaguirre
Presidente Asociación Antidrogas de la República Argentina