El acuartelamiento de policías en La Plata y la adhesión que recibió la protesta en otros distritos de la provincia de Buenos Aires, no hicieron más que poner sobre el tapete los problemas internos que padece el oficialismo.
Esas desavenencias, que meses atrás asomaron cuando Cristina Kirchner estaba por cerrar las listas electorales, ahora son cada vez más palpables y tuvieron en territorio bonaerense su primer detonante: el choque de La Cámpora con la Policía dentro de la Legislatura cuando Daniel Scioli asumía su segundo mandato.
No son pocos los que en la gestión sciolista piensan que los jóvenes fueron a provocar el encontronazo con la Policía, mientras que en el kirchnerismo sostienen que los uniformados no tenían nada que hacer dentro de la Legislatura. Y menos si se trataba de efectivos de la Infantería.
Como fuera, lo cierto es que los policías afectados por la sanción dispuesta por Scioli —y otros que seguramente pertenecen a mandos superiores— entrevieron la oportunidad política para realizar la medida de fuerza, sabiendo que dejarían expuestas las diferencias del gobernador y su vice Gabriel Mariotto.
Los policías se enteraron —al menos eso es lo que dejaron trascender entre sus filas— que Mariotto estuvo a punto de no concurrir a la asunción de los ministros del Gobierno provincial tras los incidentes en la Legislatura, supeditando su presencia a la reacción que tuviera Scioli para castigar a los efectivos.
Por eso argumentaron este miércoles, durante la protesta, que habían recibido una orden concreta para no dejar pasar a los jóvenes de La Cámpora a uno de los palcos de la Legislatura, lo que dejó en el centro de la escena al ministro de Seguridad, Ricardo Casal, un hombre de total confianza de Scioli.
Pero, al mismo tiempo, Casal es resistido por sectores del kirchnerismo: sin ir más lejos, el partido que comanda Martín Sabbatella salió este jueves directamente a pedir la renuncia del funcionario. Vista así, la "rebelión policial" no fue más que una consecuencia indeseada de la agitada interna oficialista.
Una interna que tendrá hoy jueves, en la ciudad de Buenos Aires, otro capítulo cuando Hugo Moyano, el jefe de la CGT, suba a un escenario en la cancha de Huracán ante más de 50 mil trabajadores camioneros para dejar en claro que los gremios peronistas no asistirán a la fiesta como convidados de piedra.
Mariano Spezzapria
NA