El último día hábil de la semana pasada el dólar cerró a $4,38 contra los $4,32 minorista que costaba en enero de este año.
El cepo cambiario sirvió no solo para que el Banco Central compre dólares, sino que también lo ayudó a seguir decidiendo sobre la devaluación subrepticia, que no es nueva, sino que ya tiene algunos años.
Lo concreto es que el modelo nunca fue exitoso en realidad, sino que se sostuvo y lo sigue haciendo con oportunas trampas y mucha suerte del contexto internacional.
La devaluación es un fenómeno que viene ocurriendo hace tiempo en el país, pero que pasa desapercibido en tanto el Gobierno la sigue controlando.
La estrategia es clara, años tras año, durante el primer trimestre, el BCRA acelera la devaluación, hecho que resulta más fácil cuando la oferta es más alta, como estuvo ocurriendo en los últimos días.
Además, entre marzo y abril, como producto de la liquidación de la cosecha de soja, los ingresos de divisas son fuertes, a lo que se suma el incremento del precio de los commodities que tuvo lugar en los últimos días.
En los 90 días pasados la autoridad monetaria ya compró cerca de U$s 3.000 millones, permitiendo de este modo que la dolarización no exceda los 10 mil millones anuales.
El único peligro que parecería acechar, es la pérdida de divisas en el sector agropecuario como consecuencia de la sequía, pérdida que fue estimada en más de 10 millones de toneladas con relación al año anterior, lo que le dejaría al Gobierno cerca de 4 mil millones de dólares menos, complicando al Central para reponer sus faltantes prestados al Tesoro para el exceso de gasto.
Definitiva —e irónicamente— el Gobierno necesita las divisas generadas por el campo.
Nidia Osimani
Twitter: @nidiaosimani