La reapertura del debate en torno a una nueva reforma de la Constitución Nacional, auspiciada por sectores del kirchnerismo, divide ahora a especialistas en el tema respecto a su necesidad y oportunidad.
Los constitucionalistas Félix Loñ y Daniel Sabsay, coincidieron hoy en que antes de planear una modificación debería "cumplirse con las modificaciones introducidas en 1994", mientras que su par Raúl Ferreyra subrayó que "cada generación de ciudadanos tiene derecho a decidir su contrato constitucional".
"Si queremos una democracia de calidad debemos cumplir con la Constitución y no buscar modificarla. Y falta mucho que hacer para cumplir con la reforma del ´94. Este debate sólo apunta a tratar de lograr la perpetuidad en el poder avasallando a las instituciones, cuando una reforma debe apuntar siempre al beneficio de la sociedad en general y no del gobernante de turno", señaló Loñ.
En diálogo con Noticias Argentinas, el constitucionalista señaló que aún falta "la reglamentación del derecho de acceso a la información pública"; la sanción de "un nuevo régimen de coparticipación federal"; el acceso a "vivienda digna"; la "libertad de asociación sindical", y también denunció la distorsión de la figura del jefe de Gabinete y de los organismos de control del Estado.
"Pensar que el sistema presidencialista es el causante de todos los males es una ingenuidad total. Si el Gobierno no quiere cumplir con la ley no lo va a hacer con ningún sistema. Por ejemplo, hoy el Congreso es un convidado de piedra y la eliminación de los controles es un bochorno. Lo vemos con lo que ha pasado con la defenestración de Righi y de Rafecas", apuntó Loñ.
Sabsay, por su parte, señaló que la reforma de la Carta Magna "no es necesaria ni oportuna", teniendo en cuenta que "hace 18 años hubo una modificación mayor con las incorporaciones más modernas en más de la mitad de los artículos". "El problema es todo lo que no se cumple: en materia de federalismo y todos los mecanismos para atenuar el presidencialismo, que se aplican de manera tan torcida que lejos de atenuarlo hay más hiperpresidencialismo que entonces. Por eso... ¿Para qué vamos a volver a tocarla si todavía está inclumplida gran parte? Es un disparate", opinó Sabsay en diálogo con NA.
En este sentido, el especialista consideró que el del oficialismo "es un falso debate" porque "están engañando con que quieren mejorar las instituciones, cuando en realidad lo que buscan es lograr la reelección presidencial indefinida", una modalidad que —subrayó— llevó en muchos casos a gobiernos dictatoriales.
"La modificación de la Constitución Nacional sólo debe realizarse para satisfacer intereses de la sociedad en general no de quien quiere perpetuarse en el poder", concluyó. Otro punto de vista mostró el constitucionalista Raúl Ferreyra, quien participó este jueves como panelista de una mesa redonda convocada como punto de partida de "un movimiento que recorra la Argentina" para debatir, aún sin plazos, la posibilidad de reforma.
"Cada generación de ciudadanos tiene el derecho a decidir el contrato constitucional. Hoy, la mitad del padrón, aquellos que van entre los 18 y los 35 años, no votaron la reforma del 94. Todos tienen derecho a decidir si la quieren reformar o dejar como está", señaló Ferreyra a NA para defender la reapertura de este debate.
Ferreyra, que no está de acuerdo con habilitar la re-reelección presidencial, armó incluso un decálogo de temas para discutir una eventual reforma que, remarcó, en cualquier caso "al ser la más alta expresión de la tolerancia comunitaria, requiere de un consenso amplísimo, puesto que caso contrario fracasa". "Soy un crítico de la reforma del ´94 porque su consenso fue frágil. Las cosas que no se pudieron acordar se mandaron al Congreso y quedaron pendientes. Así no sirve", indicó el especialista.
El primer punto de propuesta es debatir sobre la posibilidad de establecer un sistema parlamentario "porque —evaluó— el hiperpresidencialismo argentino está completamente agotado": "El parlamentarismo auspicia la colaboración y el presidencialismo la confrontación", indicó. Además, promueve el debate sobre el "dominio estatal recursos naturales", la constitucionalización de las elecciones primarias abiertas y de la regulación de los servicios de comunicación audiovisual, además de la conformación de un tribunal constitucional y la modificación del Preámbulo de la Carta Magna para incluir el objetivo de la "justicia social".
Para llevar adelante una reforma de la Constitución Nacional debe primero el Congreso Nacional declarar la necesidad de la reforma con una mayoría especial: al menos las dos terceras partes de los miembros. La Constitución, en su artículo 30, no especifica si deben ser dos tercios de los presentes o del total de cada Cámara y en la historia argentina hay precedentes de ambos casos por lo que podrían tomarse por válidas cualquiera de las dos interpretaciones.
La Constitución no define cómo se compone la Convención, ni de dónde surge, pero la práctica constitucional establece que se convocará a elecciones para elegir a los convencionales constituyentes, un mecanismo de elección que se establece por los legisladores en la declaración de necesidad de reforma.
Laura Yawien
NA