José Eduardo dos Santos es el segundo y actual Presidente de Angola, cargo que ejerce de manera ininterrumpida desde 1979, a través de un régimen que no logró revertir la pobreza que alcanza a la mayoría de la población, pese a ser el segundo productor de petróleo de África y contener además importantes minas de diamantes.
Angola, además, figuró 168 en último índice de percepción de corrupción de 183 países que elabora anualmente Transparencia Internacional y en el que la Argentina se ubicó 100. El mandatario —que además es titular del MPLA (Movimiento Popular para la Liberación de Angola-Partido Laborista), partido que gobierna Angola desde la independencia del país en 1975— modificó recientemente la Constitución para seguir al mando de la nación durante trece años más.
Una de las características principales de su gobierno fue haber puesto en práctica una especie de "capitalismo de Estado" en el que la mitad pertenece al Estado y este se vincula a una firma madre, Sonangola, cuyos socios son miembros o parientes de la familia presidencial. Una de las figuras más representativas de la corrupción en el país es Isabel dos Santos, la hija del presidente vitalicio: ella se encarga de los negocios de la familia, en tanto que la sucesión política le corresponde a su hermano José Filomeno, conocido como "Zenu".
A sus 18 años, dos Santos se unió al MPLA que entonces era uno de los movimientos anti-coloniales que luchaban por la independencia de Angola. Para continuar con su educación, se trasladó a la Unión Soviética, donde recibió su título de grado en la especialidad petroleoquímica en Bakú, Azerbaiyán, donde además se casó con una nativa de ese país, Tatiana Kukanova, con quien tuvo a su hija Isabel.
En 1970, dos Santos, quien se definía como comunista, regresó a Angola, que todavía era un territorio portugués y se unió a las fuerzas armadas del MPLA, mientras que cuatro años después fue nombrado Coordinador del Departamento Exterior del partido, oficiando de una especie de canciller dedicado a conseguir el apoyo internacional para los reclamos de independencia con que Luanda presionaba a Lisboa.
Cuando tenía sólo 37 años, accedió a la Presidencia a través de unas cuestionadas elecciones con acusaciones cruzadas de fraude con el partido UNITA. Actualmente, en Angola se destaca la gravísima crisis humanitaria, producto de la prolongada guerra civil e internacional que sobrellevó el país, la abundancia de campos de minas por el mismo motivo y las acciones de los grupos guerrilleros que aún luchan e insisten en la independencia del septentrional Enclave de Cabinda.
El país es el segundo productor petrolero de África Subsahariana, ya que sus reservas comprobadas ascienden a casi 14 mil millones de barriles y sus exportaciones, a los 1,4 millones diarios. No obstante, esas riquezas naturales no impactaron en el nivel de vida de la mayoría de la población angoleña, donde más de la mitad de los vive con menos de dos dólares diarios.