"La necesidad tiene cara de hereje" o "el dinero mueve montañas" son dichos populares que se ajustan a esta nueva etapa post nacionalización de YPF en la que el Gobierno, y también los empresarios, priorizan el pragmatismo sobre los principios. Tal como lo dijo la propia Cristina Kirchner, el desembarco con una misión comercial en Angola puede ser la puerta de entrada al África, un continente rebosante de recursos naturales como el petróleo y carente de instituciones democráticas sólidas.
El pragmatismo de ojos vendados rige las relaciones comerciales en el mundo —más en el sector energético— y lo practican desde Estados Unidos hasta Brasil priorizando necesidades propias con indisimulable naturalidad. Al kirchnerismo siempre le costó un poco más zambullirse en esos riachuelos porque buscó ponerse a la vanguardia de la defensa de los derechos humanos en el plano internacional, a partir del juzgamiento de los represores de la dictadura.
Así, es recordado el reproche de Cristina Kirchner contra el dictador Teodoro Obiang de Guinea Ecuatorial, cuando visitó la Argentina en febrero de 2008. Esa reprimenda le valió la admiración de la oprimida oposición guineana, que espera alguna vez poder entrevistarse con la mandataria. "Ustedes cuentan con inmensos recursos hidrocarburíferos en un mundo donde la energía, el petróleo y el gas son indispensables. Pero no puedo dejar de expresarle señor presidente nuestra honda preocupación por la situación denunciada por Naciones Unidas en 2002 en cuanto a la situación de los derechos humanos en su país", le enrostró Cristina Kirchner en la Casa Rosada.
El mismo Obiang, acusado de recortar las libertades básicas en su país, fue dos días después recibido por Luiz Inacio Lula Da Silva con todos los honores en un Brasil que no tiene pruritos a la hora de entablar las relaciones internacionales. El punto aquí es que Teodoro Obiang llegó al poder apenas un mes antes que su par de Angola, Eduardo Dos Santos. Ambos son presidentes desde 1979 —uno asumió en agosto y el otro en setiembre— y son blanco de similares acusaciones.
Más allá de las denuncias por violaciones a los derechos humanos contra opositores o insurgentes —Angola vivió muchos años una cruenta guerra civil y son casos distintos— ambos conducen países de grandes disparidades sociales, pese a que su riqueza natural les permitiría derramar bienestar a todos sus habitantes. En Angola hubo elecciones esporádicamente en los últimos 33 años y en 2010 Dos Santos reformó la constitución con la idea de permanecer varios años más en el gobierno y formalizar su influencia sobre todos los poderes.
Como suele ocurrir en países donde no hay controles eficientes cunde la corrupción. Angola figuró 168 en el índice 2011 de percepción de la corrupción de 183 países que elaboró Transparencia Internacional, en el que la Argentina se ubicó 100. La ex colonia portuguesa es el segundo productor de petróleo de África detrás de Nigeria con una producción de 1,9 millones de barriles de petróleo diarios, pero casi el 50 por ciento de su población es pobre.
Pese a que no se firmaron acuerdos específicos, durante la visita de Cristina Kirchner sobrevoló la exploración de emprendimientos conjuntos en materia de hidrocarburos o directamente la importación de crudo por parte de la Argentina sin tener que usar dólares como se hizo con Venezuela, a través de fideicomisos que permitan la venta de productos argentinos. Esa sería la gran ventaja de la nueva sociedad en una etapa en la que el Gobierno puso el cepo sobre los dólares.
Socios para YPF
El Gobierno espera que la misma practicidad utilizada con Angola sea aplicada por las empresas petroleras que podrían asociarse con YPF en la explotación de yacimientos argentinos, especialmente el de Vaca Muerta, en la cuenca neuquina. La administración de Cristina Kirchner ya mantuvo contactos con representantes de numerosas multinacionales para interesarlos de los negocios posibles en la Argentina tras la expropiación de la mayoría accionaria que estaba en manos de Repsol.
Quizá algún anuncio en este sentido pueda concretarse dentro de algunas semanas cuando el nuevo gerente general de la compañía Miguel Galuccio presente el plan rector de YPF. Mientras tanto representantes del Gobierno iniciaron un casting de posibles socios para la petrolera ahora controlada por el Estado. Las estadounidenses Exxon, Chevron y Total, más otras firmas chinas podrían estar en la grilla.
"Hay muchísimas consultas de actores públicos y privados para participar de esta nueva etapa", dijo a este columnista el embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Argüello en referencia a las firmas de ese país. Argüello protagonizó esta semana un debate en la señal CNN internacional con Humberto Calderón Berti, ex canciller y ex ministro de Energía de Venezuela en la etapa pre chavista. El eje de la discusión fue si la Argentina podría seducir o no a inversores después de haber corrido a Repsol del negocio.
Seguramente lo ocurrido con la firma española significará un precedente negativo para el clima de negocios de la Argentina pero posiblemente no sea decisivo en el ámbito petrolero. Las empresas transnacionales operan en países con mucha peor reputación que la Argentina donde abunda el petróleo como Irán, Venezuela, Sudán o Nigeria. Lo que rige allí es la rentabilidad.
Gabriel Profiti
NA