Aparentemente, la ofensiva lanzada desde el gobierno nacional contra YPF no le alcanza al Secretario de Comercio Interior. Ahora es todo el sector energético el que se encuentra en vilo como consecuencia de la decisión de frenar los pagos al suministro importado de combustible.
Esta vez, las órdenes han sido, por un lado, la de suspender las erogaciones en concepto de compra de gas proveniente de Bolivia, el fueloil y el gasoil para alimentar las usinas y el gas que entra al país en barco.
Por otro lado, suspender la licitación hecha hacia finales de enero con el objeto de contratar las veintiocho cargas restantes, que permitan completar la provisión anual de GNL
Hasta donde se ha podido constatar, Bolivia no ha recibido ni un centavo desde que comenzó este año.
Cammesa, la importadora de fueloil y gasoil, tampoco pudo cobrar los tres últimos embarques que ingresaron en febrero.
Por su parte, la petrolera venezolana PDVSA y las traders Glencore y Vittol, tampoco percibieron importe alguno por sus servicios.
A su vez, Enarsa, resolvió modificar las condiciones de pago a cuatro embarcaciones que llegaron en los últimos 50 días a la provincia de Buenos Aires, como consecuencia de no haber recibido las partidas presupuestarias a tiempo.
La lógica ortodoxa —que no parece ser la misma que maneja el poder político al frente de Argentina desde el año 2003— indica que de mantenerse esta medida, será imposible abastecer los volúmenes pactados para el año en curso.
En medio de esta política de control de fuga de divisas, la regulación “a patadas” de las importaciones (fiel reflejo del estilo Moreno), está perjudicando sensiblemente, no solo a las petroleras, sino que además afecta la Central Atucha II, empresas contratistas del transporte eléctrico de todo el país y las constructoras de gasoductos.
Sin embargo, la pericia e inteligencia en el manejo de temas tan candentes en el escenario actual de la economía local, le indican al mencionado funcionario que debe suspender los pagos en concepto de importación energética, contradiciendo el propio discurso oficial de profundizar el modelo de producción nacional.
¿No es cada día más evidente que la realidad cotidiana contradice sistemáticamente la versión que la propia presidenta Cristina Fernández se empeña en grabar a fuego en la ciudadanía de que todo funciona de maravillas?
¿Cumplirá el gobierno argentino la promesa de que todo esto ha de normalizarse a comienzos de marzo?
Quizás, considerando que aparentemente la idea de Moreno y su equipo sería la de eliminar a los intermediarios y adquirir de manera directa la energía proveniente de Angola —negociación planeada para iniciar en los próximos días— podría empezar a responderse la segunda pregunta.
Sin embargo, según señalan especialistas del sector, la idea no sería tan brillante por dos razones: la empresa Angola LNG, podría disponer de suficiente GNL para empezar a proveer a la Argentina recién a partir del mes de junio, con una carga bastante pobre comparada con la demanda nacional. En segundo lugar, el gas de Angola sería de menor calidad y más pesado que el que suele emplear Enarsa.
En todo este contexto, el discurso oficial sigue insistiendo con valores récord en todo menos, claro está, en el ejercicio del sentido común.
Nidia Osimani
Twitter: @nidiaosimani