La pregunta puede parecer retórica pero no lo es: la acotada asistencia financiera de la Nación a Buenos Aires ($1.000 millones frente a $ 2.800 millones solicitados) que gatilló el desdoblamiento del medio aguinaldo y un ajuste del gasto en el gobierno de Scioli, ¿es un síntoma claro de que se está gestando una crisis fiscal a nivel nacional? ¿O se trata apenas de una nueva vuelta de rosca en el conflicto político-sucesorio entre CFK y el gobernador?
Parte de la respuesta la aporta consultora Analytica y podría estar vinculada con la recaudación del Tesoro nacional, la cual se está desacelerando: perdió 10 puntos de crecimiento en seis meses (de +30% i.a. en enero a +20% i.a. en junio) y en el acumulado del primer semestre creció 25%, 3 puntos por encima de la inflación.
"Una manera de hacer el análisis más interesante es desagregar la evolución de los ingresos fiscales por tipo de actividad. Aquí se observa que hay distintos ritmos de crecimiento de los impuestos. Los tributos ligados al comercio exterior claramente son los más castigados, en particular la recaudación por aranceles a las importaciones, que cayó 2% en el segundo trimestre, aumentando apenas 2% en lo que va del año. Las trabas a las compras externas tienen su correlato fiscal muy claro. Los derechos de exportación, en tanto, aunque se desaceleran (cayendo incluso en junio) muestran en el semestre un crecimiento de 26%. Los mejores precios de la soja están sosteniendo la caída en las cantidades exportadas", según el informe de Analytica.
En tanto, en los impuestos ligados al mercado interno (DGI), como el IVA y Ganancias, la realidad es diferente. Si bien se desaceleran, en el primer semestre aumentaron 31% respecto de igual período de 2011, aunque 4 puntos menos en el segundo trimestre. La evolución del IVA refleja que el consumo aún no está cayendo en términos reales.
Dice el documento de Analytica:
No se ven impactos en los ingresos de la seguridad social, un indicador de la sensación térmica en el mercado laboral. Todos los porcentajes interanuales crecen por encima de 30%. Sin embargo, la demanda de trabajo está estancada desde hace varios meses, reflejando que éste será uno de los focos de conflicto para la política económica en los próximos meses.
No hay evidentes dificultades fiscales, aún, por el lado de los ingresos, entonces, que expliquen por completo el conflicto entre la Nación y la provincia de Buenos Aires. Por el lado del gasto, el crecimiento se ha estabilizado en torno a 32% i.a. en el primer semestre. En cuanto a las transferencias corrientes a provincias, cayeron en abril (14,5%) y mayo (0,2%), pero lo interesante es que crecen a la misma tasa este año que en 2011 (6% acumulado).
Está claro que la evolución del déficit de la provincia de Buenos Aires puede ser utilizado por el gobierno nacional como excusa perfecta para exigir una administración más “prudente”. En los hechos, el deterioro de las cuentas públicas de la provincia es marcado, en particular desde el año pasado, cuando el rojo financiero fue de $ 8.100 millones, frente a $ 2.800 millones en 2010. Para 2012 nuestra proyección es que, luego del ajuste que plantea Scioli, el déficit financiero de la provincia ronde entre $ 11.500 y $ 12.000 millones, algo por encima del 10% de los ingresos previstos del año.
Sin embargo, la raíz del conflicto entre CFK y Scioli está en la matriz política e ideológica que los diferencia. La presidenta, en este caso, habilita menos pragmatismo que su marido en la administración de las tensiones con el gobernador y parece estar dispuesta a llevar al límite del agotamiento la hasta ahora eterna paciencia del bonaerense. En esta puja, gana la primera batalla, forzándolo a ajustar el gasto. Las obras de infraestructura, en tanto, seguirán el ritmo del gasto nacional, que bajará financiamiento a los intendentes, en especial del conurbano, probablemente ahora a un ritmo mayor que antes.
Equipo de Economía de Tribuna de Periodistas