El pasado lunes 3 de septiembre, mientras Cristina Kirchner hablaba por cadena nacional, a través de las redes sociales comenzó a gestarse un "cacerolazo" para el jueves 13 del mismo mes a las 20 h; es decir, mañana.
Una de las principales consignas, es marchar "por la libertad y la defensa de nuestra Constitución nacional", en una especie de respuesta ante el avasallamiento del gobierno por sobre la ciudadanía. Corrupción, inseguridad, restricciones a la libertad, y otras cuestiones aparecen en el largo rosario de motivos de quienes van a protestar con sus cacerolas.
Por las dudas, los manifestantes aclararon que no se permitirá la participación de dirigentes políticos entre los oradores, en caso de que finalmente los haya.
A pesar de esto último, el kirchnerismo se muestra preocupado por la gran convocatoria que está teniendo este nuevo "cacerolazo" al paso de los días. Tal es así, que existe una unidad de monitoreo permanente a cargo de jóvenes de La Cámpora cuyo nombre lo dice todo: Dirección de Seguimiento y Monitoreo. Es parte de la Subsecretaría de Comunicación Pública y depende a su vez de la Dirección General de Monitoreo y Estrategias de la Comunicación.
Todo ello a su vez depende de la jefatura de Gabinete de Ministros, es decir, de Juan Manuel Abal Medina.
En esas oficinas, ubicadas en el primero y segundo piso de Balcarce 24, a metros de Casa de Gobierno, todo lo que ocurre en las redes sociales y que involucre al kirchnerismo es vigilado de manera permanente. Allí, por ejemplo, es donde se inventan muchos de los perfiles falsos que luego aparecen en Facebook y Twitter y que hostigan a los que critican al Gobierno en la web.
Según pudo saber TDP, en los últimos días hubo una instrucción precisa para los que reportan allí: vigilar todos los detalles de la preparación y avance del "cacerolazo" que se prepara para mañana. "La preocupación es mayúscula, están tan desesperados que no descartan infiltrar la marcha. Es lo que se dice acá", confesó uno de los "empleados" de esa repartición a este portal.
Otra de las estrategias que evalúa el Gobierno es "llenar" de gendarmes y uniformados de otras fuerzas de seguridad los puntos neurálgicos de la manifestación. Fue una idea del secretario de Seguridad, Sergio Berni, que no vio con desagrado la Presidenta de la Nación. A ello se prevé que se sume algún anuncio rimbombante por parte de Cristina, para desalentar el interés ciudadano.
En esta foto, aportada por una fuente oficial a TDP, se ve a Gendarmería ingresando a la Quinta de Olivos
Se opte por una opción o por la otra —o por todas al mismo tiempo—, tanta inquietud oficial demuestra que el Gobierno se muestra preocupado por lo que pudiera ocurrir el jueves. En el año 2004, el entonces jefe de Gabinete Alberto Fernández, confesó a periodistas de este portal que los Kirchner tenían pánico por las manifestaciones públicas. "No pueden manejar la calle y eso los obsesiona", admitió el funcionario. Esto explica por qué tanto nerviosismo en estas horas.
Si el gobierno sabe hacer una buena lectura de la situación, mostrándose interesado por las inquietudes sociales, podría lograr revertir el malhumor general. Si busca el diálogo, en lugar de intentar apagar el fuego que aún no se inició, podría dar un giro que le servirá para capitalizar el descontento que hoy muestra la gente.
Nadie busca hacer un golpe institucional, solo se pretende que el Estado se haga cargo de los problemas de la gente. Ni más ni menos.
Carlos Forte
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