El lunes pasado, se celebró ayer el día mundial de protesta contra la multinacional de semillas transgénicas. Las manifestaciones más importantes en Estados Unidos, Paraguay y Argentina.
Occupy Monsanto fue el lema elegido por activistas de todo el mundo para protestar contra la proliferación de semillas transgénicas, organismos genéticamente modificados (OGM) y agrotóxicos.
Movimientos de campesinos, organizaciones sociales, sindicatos y partidos políticos salieron a denunciar las prácticas de la multinacional con marchas en las principales ciudades de Canadá, Filipinas, Argentina, Estados Unidos, Alemania, Ecuador, Paraguay, Brasil, Perú, Japón entre otros. En la convocatoria, lanzada a través de las redes sociales, los organizadores denuncian el “comportamiento criminal” de la empresa a través de la comercialización de “el agente naranja usado en Vietnam, PCBs, aspartame, hormonas de crecimiento (rBGH), herbicidas (Lasso y Roundup) y los alimentos transgénicos que recientemente se han vuelto noticia por la aprobación del pago de patentes a Monsanto”.
En la boca del lobo
La principal manifestación de rechazo a la transnacional se dio en la ciudad estadounidense de Saint Louis, donde se encuentra la principal sede de Monsanto. De allí nació la convocatoria mundial hace tres semanas que fue recogida por organizaciones sociales a nivel global.
El nombre, Occupy Monsanto, es en clara referencia al movimiento Occupy Wall Street que en estos días cumple su primer año, y que durante el fin de semana sufrió nuevos arrestos por parte de la policía norteamericana.
En todos los Estados Unidos se llevaron a cabo unas 50 manifestaciones simultáneas, la mayoría de ellas frente a las puertas de las sedes que la empresa tiene en diversas ciudades, o laboratorios que trabajan con Monsanto. En algunos casos, los activistas lograron parar por un día entero la entrada y salida de camiones con semillas.
Fuera MonFranco
Uno de los lugares más 'calientes' de las protestas contra Monsanto fue Paraguay, donde la convocatoria coincidió con el comienzo de la 'Semana de la Semilla', evento convocado por movimientos campesinos en defensa del uso de semillas nativas y criollas. Paraguay es uno de los países emblemáticos en cuanto a la influencia de las multinacionales agrícolas en la política local. Luego del golpe de Estado que derrocó al presidente Fernando Lugo y consagró el gobierno de facto de Federico Franco, el Estado paraguayo liberó la comercialización de semillas genéticamente modificadas que antes estaban prohibidas.
Esta misma semana, la Comisión Nacional de Bioseguridad (Combio) —uno de los primeros organismos en cambiar de funcionarios luego del golpe— dio el visto bueno para la liberación de las variedades de maíz transgénico VT Triple Pro, NK 603, MON810, que pertenecen a Monsanto, el BT11 de Syngenta y el TC1507 de Dow AgroSciences. Este cambio permite sembrar un millón de hectáreas paraguayas con maíz transgénico.
Teniendo en cuenta que el 2% de la población más rica posee el 80% de la propiedad de la tierra, y que esta relación se está modificando a favor de los terratenientes más poderosos desde la asunción de Franco, la liberación de estas semillas representa una fuerte derrota para los movimientos campesinos, que veran acrecentar la cantidad de tierra cultivada con semillas modificadas por su resistencia a terrenos inhóspitos. En contraposición al modelo de los agronegocios, las organizaciones sociales que organizan la 'Semana de la Semilla' proponen “construir mecanismos de socialización de la diversidad productiva, tanto campesina como indígena”.
Córdoba en movimiento
Argentina se ha convertido, junto con la India, en el modelo productivo agrícola que mejor se adecuó a las exigencias de multinacionales como Monsanto. La legislación nacional y los incentivos al uso de OGM, prohibidos en buena parte del mundo, promovieron el arraigo de la multinacional, a tal punto que el mismo Estado colabora para desarrollar tecnología en conjunto con la empresa del “comportamiento criminal”. La provincia de Córdoba es en estos días el epicentro de este desarrollo, pero también de la resistencia a este modelo productivo.
Allí, en la localidad de Malvinas Argentinas, se está construyendo una nueva planta de Monsanto, que junto con el Estado nacional comercializará la semilla Intacta “semillas de maíz transgénico resistente a herbicidas de alta toxicidad y que además segregará un veneno que terminaría con las mariposas y vaquitas de San Antonio”, como describen los organizadores de la movilización. “Es también en Córdoba donde hace apenas semanas ha concluido el juicio que llevaron adelante las Madres de Ituzaingó por las fumigaciones que sufrieron sus hijos e hijas y en donde todo un pueblo se encuentra envenenado a causa de las fumigaciones”, continúa el comunicado. Allí, organizaciones sociales conformaron Córdoba Se Mueve, una coordinadora que organizó la principal marcha argentina en el día mundial contra Monsanto. Miles de personas participaron de la movilización, al igual que en Bahía Blanca, Buenos Aires, Rosario y Tucumán.
Fuente: Colectivo Marcha