Lo único que faltaba en medio del creciente nerviosismo que se vive en estas horas, en el marco de la protesta de Prefectura y Gendarmería, era la irracionalidad de los blogueros K.
Es que, en las últimas horas, a través de las redes sociales, algunos de ellos empezaron a manifestar que lo ocurrido se trataba de una especie de "golpe de Estado" de las Fuerzas Armadas (ver Storify al pie del presente artículo).
Uno de sus principales fogoneros, el polémico Lucas Carrasco, aseguró a través de su cuenta de Twitter: "Presentaron la renuncia los jefes de Prefectura y la Armada, es decir, hacen el mismo análisis que yo: hay un intento de golpe de Estado".
No parece acertado el comentario, sobre todo cuando el pedido de las fuerzas de seguridad es claro y fácil de desactivar: en cuanto se firme un acuerdo que garantice un mínimo de $7.000, la actitud será depuesta.
Tampoco es productiva la actitud de los antikirchneristas que juran que lo que busca el Gobierno es hacer un "autogolpe". Ni un extremo ni el otro son tranquilizadores.
Lo que debe primar en estas horas es la calma social y la cordura gubernamental. Si las cosas se hacen como corresponde, la calma volverá a reinar. Hay algo que no deben olvidar los funcionarios K en estas horas: el decreto que redujo los salarios de los prefectos fue firmado por Cristina Kirchner y Nilda Garré.
Diego Golberg
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