Este sábado 27 de octubre se cumplirán diez años de la muerte de María Marta García Belsunce, quien fue hallada muerta en la bañera del country “Carmel Country Club” el 27 de octubre de 2002.
Desde un primer momento, se atribuyó su muerte a un resbalón en la bañera y posterior golpe en la sien con el grifo de la misma, lo que la habría desmayado y producido “asfixia por inmersión”.
Un mes más tarde, se ordenó la autopsia del cadáver y allí los médicos forenses descubrieron que la fractura de cráneo que tenía la víctima había sido producida por cinco disparos de un arma calibre 32. Los forenses inicialmente vieron una sola herida, con hundimiento y fractura de cráneo, compatible con el golpe contra el grifo, pero al abrir el cráneo descubrieron dentro del mismo cinco proyectiles.
A partir de estos acontecimientos el caso cobró una trascendencia pública sin precedentes en la historia del periodismo argentino. Por caso, tuvo más primeras planas que el juicio a la Junta Militar.
La historia detrás de esa muerte la contó Tribuna de Periodistas en el año 2003 gracias a la pluma de su director Ejecutivo y fue la base de sustentación del fiscal Diego Molina Pico para avanzar sobre la familia García Belsunce.
Gracias a ello, el funcionario pudo ahondar en la posibilidad de que dicho asesinato pudiera tener una motivación económica vinculada a la propia familia, razón por la cual incorporó en su momento a cuatro expertos forenses de la Policía Judicial y a dos peritos contadores.
De esa manera, el fiscal de Pilar pudo averiguar los vínculos económicos de María Marta y su esposo, Carlos Carrascosa y logró ahondar en las relaciones de este Último con el Banco General de Negocios, cuyos presidente y vicepresidente —Carlos y José Rohm respectivamente—, supieron estar acusados por la jueza María Servini de Cubría de integrar una “asociación ilícita dedicada a burlar los controles oficiales y enviar divisas al exterior”; todo esto cuando la vigencia del corralito financiero lo prohibía.
En ese mismo sentido, pudo comprobarse que Carrascosa trabajó como agente de Bolsa para los Rohm hasta el año 1996 y se hallaron constancias de que María Marta García Belsunce era directora de una compañía vinculada con el Banco General de Negocios en la cual Carrascosa era su vicepresidente, llamada Compañía General de Inversiones Bursátiles.
Si bien, según allegados a la familia, Carrascosa ya había vendido su porcentaje de la sociedad que controlaba un par de acciones de Bolsa, se encontró registrada en un libro de la Compañía General de Mandatos la empresa Carlos Carrascosa y Compañía, donde el viudo figura como “comitente”, encargado de la compra y venta de acciones.
Esta empresa tuvo como domicilio la calle Perón 667, el mismo lugar donde las escuchas telefónicas de la causa del Banco General de Negocios realizadas en octubre de 2001 determinaron que funcionaba una mesa de dinero dedicada a cambiar cheques. Sugestiva casualidad.
Sobre esto último la familia Belsunce jamás quiso ahondar y siempre mostró un sospechoso silencio. A ello se suman un interminable cúmulo de contradicciones que también fueron revelados en este portal.
El tiempo dio la razón a la investigación periodística y hoy todas las miradas se posan sobre el viudo de María Marta y su propia familia. La condena social fue más fuerte que la Judicial.
Colofón
En estos días Carrascosa se encuentra preso por la muerte de María Marta y la familia insiste en defenderlo. Hay que decir que durante años este portal ha sufrido la embestida del clan Belsunce por las notas que se han publicado al respecto.
Es bueno recordarlo, no solamente porque la Justicia probó todo lo aquí denunciado sino porque se desnudó cómo a veces las grandes familias de renombre también tienen sus miserias.
También es plausible no olvidar que la Argentina cada vez es más permeable a los grupos mafiosos de alta escala. Es lo que quedó en evidencia luego de la muerte de la cual mañana se cumplen diez años.