Es muy importante conocer lo que pasó en los últimos años en Venezuela para entender lo que se juega en los cacerolazos convocados para el mes de diciembre, que comenzarían el 6D, un día antes de la aplicación completa de la ley de medios.
En dos ocasiones tuve la suerte de viajar al mencionado país. La primera, fue a principios de diciembre del 2007, para cubrir el plebiscito donde Hugo Chávez buscaba su reelección indefinida.
Por entonces, el caudillo experimentó su única derrota en las urnas, aunque, pocos meses más tarde, lograría en otra consulta popular el sueño de la "presidencia eterna" que tanto buscaba.
El segundo viaje fue hace un año, para ver cómo se había consolidado el predominio de los bolivarianos en el mapa audiovisual, luego de la caída de RCTV (Radio Caracas Televisión) y los aprietes infinitos perpetrados contra la pequeña Globovisión.
En el 2007, pude visitar los estudios de RCTV, que había sido cerrada seis meses antes como tele emisora de aire, para limitarse a ser un canal satelital en la TV paga.
Marcel Granier, uno de sus dueños, todavía creía que podía revertirse el cierre de la estación y me explicaba su estrategia legal.
Recuerdo que fui el único periodista argentino en el bunker del NO, ya que el grupo Clarín, por ejemplo, estaba en su luna de miel con los Kirchner, quienes en plena transición de Néstor a Cristina acababan de firmarles la fusión de Cablevisión y Multicanal, lo que les permitía consolidar una suerte de monopolio de más de tres millones de abonados.,
En 2011, ya los hermanos Granier no se encontraban en Caracas y aquel gigante que fue RCTV estaba reducido a un edificio fantasmal donde apenas trabajaban un centenar de personas, cuando en sus tiempos de esplendor lo hacían más de tres mil.
A mediados de 2010, la señal llamada RCTV internacional fue también suspendida por decisión de Chávez amparándose en una polémica modificación de leyes hechas por la Asamblea Nacional, en manos del régimen "revolucionario".
El oficialismo argumentaba que los Granier no cumplían con los requisitos de transmisión y que la mayor parte de su programación era realizada en Venezuela, como si ello fuera algo malo.
En la actualidad la señal de RCTV Internacional sólo se puede ver en el país Venezolano vía web.
RCTV fue una de las principales cadenas venezolanas, ya que dominaba el rating gracias a una combinación de exitosas series, shows en vivo y telenovelas con informativos fuertemente antichavistas.
Su principal competidor siempre fue Venevisión, una cadena con cincuenta años de historia que fue cooptada totalmente por los bolivarianos en la última década.
Chávez no le renovó la licencia a los Granier hace cinco años y ese fue el fin. Inmediatamente, luego de extinguida la señal del canal 2, el gobierno incautó los equipos de transmisión propiedad de la emisora para pasar a transmitir la señal de un nuevo canal estatal de servicio público llamado TVes.
Mientras tanto, en ambas ocasiones, concurrir a Globovisión fue una experiencia también shockeante.
Se trata de un canal ubicado en lo alto de uno de los cerros que rodean la ciudad capital (en una zona super residencial, al estilo de San Isidro o Martínez).
La emisora está blindada, de manera literal. Los periodistas se mueven por pasillos que tienen una suerte de "puertas exclusas" de acero, con vidrios antibalas en su parte superior.
A pesar de todos los recaudos, las huestes chavistas lograron penetrar en su perímetro, según puede apreciarse en este video de hace un par de años.
Globovisión es una canal de aire en Caracas, pero sólo de cable en el interior. Es una señal de noticias de 24 horas al estilo TN. Apenas pasa notas editadas y entrevistas en vivo en el piso.
Sus estudios están integrados a la redacción —fue copiado por C5N— y tiene mucho menor inserción que la legendaria RCTV ya que al no tener series, shows y ficciones su target es muchísimo más reducido.
Resumiendo, el aparato chavista maneja todas las señales importantes y sólo dejó esta propuesta informativa como algo meramente testimonial, para que no se diga que Venezuela es como Cuba, desde el punto de vista comunicacional.
El kirchnerismo quiere que en Argentina quede un espectro parecido o, más limitado aún.
Buscarán la quiebra o la enajenación del grupo Clarín para dejar luego alguna pequeña emisora contestataria, al estilo TN, mientras el resto de las alternativas quedan en manos de grupos mercenarios como Vila-Manzano, Telefónica, González, Moneta-Garfunkel, Cristóbal López, grupo Olmos, grupo Pierri o Electroingeniería.
A mí me cae muy mal el holding de Ernestina y Magnetto. Tengo hasta cuestiones personales, ya que cuando fui agredido por partidarios de Néstor Kirchner cerca de Rio Gallegos, hace casi diez años, Telenoche hizo un informe locutado por Mario Masacessi donde me responsabilizaban por "no haber dejado que el gobernador de Santa Cruz saludara a sus seguidores".
Clarín estaba por entonces a favor del candidato de Eduardo Duhalde y en contra de su enemigo Carlos Menem, sin darse cuenta que el "lupo" sería para todos ellos un presente griego imposible de digerir en el futuro cercano.
El 6 D no es por Clarín, no es por Magnetto.
El 6 D es por no tener que soportar ese modelo monstruoso de comunicación que impera en Venezuela.
Hace una década, luego de ver en lo que se había convertido la provincia de Santa Cruz tras tres mandatos de los K, intenté vaticinar lo que se venía para Argentina e hice un documental llamado "Serás lo que has sido".
Todo fue en vano. La "santacrucificación" llegó y hoy la padecemos todos.
La "chavización" de la tele es una imagen absolutamente repugnante.
"Recuerdos del Futuro", dijo hace poco Jorge Lanata, cuando viajó a Caracas, jugando con el título de un célebre libro —luego llevado al cine— del autor suizo Erich Von Daniken.
Marcelo López Masia