L'État, c'est moi (El Estado soy yo), habría dicho Luis XIV el 13 de abril de 1655 ante el Parlement de París, con tal solo 16 años de vida. Sin embargo, no hay registros escritos de que el denominado “Rey Sol” hubiera pronunciado esas palabras, y es más probable que sus propios enemigos hubieran impuesto ese mote para calificar la supremacía de la autoridad real ante el Parlamento, la cabeza de un régimen absolutista y sumamente centralizado, la monarquía absoluta.
Luego de 10 años de kirchnerismo ya no es tan fácil dilucidar las borrosas líneas que dividen Gobierno, Estado y partido político, pero en los últimos tiempos mucho más difícil viene siendo separar al Estado de Cristina Kirchner. Y es ella misma quien se encarga de desenfocar esos límites.
En su discurso de este jueves, la Presidenta, ofuscada por la decisión de la Corte Suprema de rechazar el per saltum presentado por el Gobierno en el marco de la ley de medios, luego de que la Cámara Civil y Comercial extendiera la medida cautelar que protegía al Grupo Clarín de la aplicación de esa ley, volvió a abrochar un apartado más a su repentina cruzada por “democratizar la Justicia”.
Después de referirse duramente y culpar al sindicalismo, al partido en el que se inició en la actividad política y a los gobernadores por no poder manejar los desbordes de sus provincias —“Que tengamos que salir nosotros a llevar la Gendarmería de un lado a otro es algo que hay que replantearse”, dijo— emitió su pase de factura a la Justicia, no sin antes ponerse el brillante traje de Reina Sol.
“Por eso, yo no les pido que se hagan cargo de conseguir los recursos con los cuales pagan la justicia, de eso me encargo yo. Los magníficos sueldos que tienen los jueces de nuestro país, se encarga esta Presidenta de juntar la plata para pagárselos; las jubilaciones de privilegio que tienen, también se encarga esta Presidenta de juntar la plata para pagárselas.
Además, esta Presidenta también se encarga de juntar los fondos para que ellos puedan dar aumentos que se dan a ellos mismos y que les dan también a sus empleados que son de los mejores pagos de la República Argentina. Esta Presidenta también junta la plata para los alquileres de los edificios y para todo y además, no pagan Ganancias, cosa que sí esta Presidenta también paga”, dijo anoche.
Lejos queda ahora cualquier otra manifestación cercana al L'État, c'est moi que pueda haber manifestado la mandataria.
Ella se encarga de pagar los sueldos a los jueces y sus empleados, sus jubilaciones de privilegio, sus alquileres y hasta perdona que no paguen un impuesto por sus acaudaladas ganancias, algo que —según resaltó— ella sí hace.
Protegida y entibiada bajo el calor de la voluntad popular, esa que es leída como una habilitación permanente, el L'État, c'est moi parece ocupar tanto lugar y tiempo en la cabeza de Cristina, que llegó a creer que ella misma es quienes paga los salarios de todos y cada uno de los funcionarios judiciales.
Con una tarea tan titánica, se entiende que quiera democratizar la Justicia.
"El Estado soy yo" dijo Luis XIV... y la única diferencia es que él usaba peluca y ella usa extensiones.
— Beto Hanalfa (@hanalfabeto) diciembre 25, 2012
Eliana Toro
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