El arma elegida por CFK para descerrajar su último discurso de odio e insulto republicano fue, el 5 de enero, Twitter.
La herramienta de comunicación preferida por muchos de los funcionarios que votamos es, también, Twitter.
Pero la realidad de este país amerita, creo, bastante más de 140 caracteres.
Estos jodidos veteranos
Uno de los principales problemas que afronta la revolución Narc & Pop, en Argentina, somos los sub 55.
Las chicas y muchachos de Juan y Juan, y Carlos Bisso. Las nenas de Roberto, el Elvis de Alsina, y todos los que alguna vez nos enamoramos perdidamente de Liliana Caldini.
Los que, para desgracia o para fortuna, hemos vivido los sangrientos setenta, y conservamos aún la memoria intacta. Para rebatir casi todas sus mentiras.
Para entender al MontoPj que gobierna hay que pensar que construyeron su relato apostando a la reescritura de la historia. Un producto de veloz adquisición por parte de los hijos de la última democracia. Un best seller de la mentira.
Son los que compraron el relato sin discutirlo, acaso el más grave error de las juventudes recientes. Porque el joven tiene una obligación generacional para con la historia. La de ser rebelde y cuestionador. Pero cuestionador de todo, aún de lo que le quieren instalar como verdad, y aunque les guste.
Si no cuestionás no sos joven. O alguien te cambió el DNI o sos un “defaulteador” de la rebeldía que habita tus gónadas, aunque nunca te lo hayan explicado.
La tragedia que regresa
Dicen los que saben de dramaturgia, que los héroes míticos, con el paso del tiempo, regresan convertidos en antihéroes, en bufones, y en grotescas caricaturas de sí mismos.
La “Juventud Maravillosa”, de la que la presidente Kirchner dice estar tan orgullosa, fue calificada así por Juan Perón mientras les fueron útiles a sus fines del regreso y de la toma del poder. La parte que la presidente no te cuenta, es que fue el propio Juan Perón el que, a su regreso, privilegió a las organizaciones sindicales y, a esa “juventud maravillosa”, la calificó de imberbe, y la terminó echando del movimiento. Para posteriormente matarlos con la Triple A, que López Rega nunca pudo haber creado y conducido sin la anuencia del General.
Ese detalle no menor es sistemáticamente omitido en “el relato”, porque los bufones no pueden acometer la osadía de estar gobernando desde el PJ, y hablar mal de Perón. Nunca van a decirles a los nuevos peronistas que fue Perón el que los obliteró como actores sociales, y los condenó y ejecutó, a lo Perón: Como traidores.
El Camporismo otra vez Caballo de Troya
Así como en aquellos años usaron a Héctor Cámpora, el presidente de los 49 días, para poder acceder al cargo público desde el PJ, los marxistas de los ´70, aggiornados, usaron al PJ y al pragmatismo de Kirchner.
Y consolidaron con un presidente lo suficientemente amoral como para lograrlo, lo mismo que intentaron antes desde el Frepaso. Pasa que De la Rúa no era ni Cámpora, ni Kirchner, ni nada, y que el Chacho se tomó el Conte Rosso antes de tiempo.
Debieron esperar por Kirchner, que se parecía a Perón en aquello de rodearse de cualquiera que le fuera útil a sus fines de construir poder, pero mientras los tuviera bajo su dominio.
Las organizaciones de DDHH eran vitales para Néstor, porque constituían una forma de asentarse en reclamos legítimos levantando banderas, hasta ese entonces lo bastante limpias, con sus manos, que ya venían embarradas.
Y también por eso la agrupación juvenil que pergeñó, junto al Chino Zannini, se llamó “La Cámpora”. Porque se nutrió inicialmente de los HIJOS, guardia juvenil de Hebe y de Carlotto, para comenzar a colonizar nuevas mentes juveniles, y llevarlas al marxismo de Zannini y de Hebe.
A la Revolución. Pero 40 años después.
Esto explica los motivos de que a la muerte de Néstor, todas estas organizaciones, ya irremediablemente corruptas por el más grande corruptor del siglo nuevo, comenzaran a aparecer públicamente en un offside casi cotidiano. Es, simplemente, que salieron a la luz de la que “Él”, prolijamente, trataba siempre de ocultarlos. Enseñaba la foto, los mandaba a hablar de vez en cuando. Pero se cuidaba de mostrarlos tal cual eran.
Hebe, Cristina, y la parodia de los 70
Cuando usted ve a Hebe instando a tomar los tribunales, no debe ver otra cosa que no sea el resentimiento de 40 años de no haber entendido nada. Aunque haya facturado demasiado, quedó con la ideología en rojo.
Rojo de comunismo y en default reivindicativo. Plena de odio retroalimentado, con un carnet que supo ser brillante ante el mundo, pero que hoy se ve, cuanto menos, vencido. Y sin chances de renovación.
Cuando usted ve a Cristina tratando de romper la república, a tontas y a locas, cometiendo un error detrás de otro, debe ver una persona que se pasó 40 años facturando, haciéndose más rica de lo que ella misma puede imaginar, pero que quedó entrampada en la imposibilidad de madurar.
Estancarse en la juventud maravillosa de los setenta, es una forma de envejecer adoleciendo. Always.
Por eso a los sesenta, trata de parecer de treinta y cinco. Porque sigue pensando como a los diecinueve.
Estamos entrampados
Porque tenemos, por un lado, a un gobierno que atrasa 40 años, y que no tiene el menos empacho en llevarse por delante cualquier institución, en su absurda carrera hacia el abismo cívico. Hacia la revolución dictatorial.
Porque esa soberbia, tan setentista, la impulsa a seguir adelante aunque pare todas las piñas con la cara. Alguna vez dijimos que busca desesperadamente la trompada de nocaut, porque por puntos la va perdiendo fea. El nocaut se llama Ley Clarín y lo dictamina Indra.
Pero también estamos entrampados porque esa extraña Armada Brancaleone llamada oposición, carece de dirigentes que puedan dirigir siquiera el tránsito. Son relatores de los hechos, también desde Twitter, y nunca entendieron que se los sentó en las bancas para que, en momentos como el actual, se pongan de pie con fuerza y dignidad, representando, siquiera por una vez, esa misma dignidad que mostraron todos los que salieron a la calle. En las marchas ciudadanas, y en las convocatorias de las centrales de trabajadores.
Para relatar y analizar, amigo, estamos usted y yo. Y algunos millones más de argentinos que ya se volvieron expertos en materias a las que, probablemente, nunca tuvieron mucho interés en acercarse. Lo hacen en defensa propia, por necesidad de sobrevida a este delirio.
Seguimos entrampados porque los dos principales candidatos a suceder a CFK, en 2015, son Scioli y Macri. Los caballos de todos los comisarios del poder detrás del poder. Dos que, incluso, si la situación lo permitiera, hasta podrían llegar a correr el 2015 en yunta.
El primero, un funcionario de profesión funcionario, de quien sea y para lo que sea. Y el segundo, un empresario de profesión empresario, que ni siquiera sospecha cómo conducir un país con los niveles de pobreza y marginalidad que la Argentina tiene. Hay que decirlo, aunque perdamos seguidores en Twitter.
Y, ambos, a su vez, entrampados en la trampa de tener que gobernar distritos populosos y problemáticos, con el gobierno nacional esmerilándoles poder de forma permanente, y haciéndoles mostrar sus falencias. Sus insólitas carencias.
Otra de las aristas de la trampa, consiste, en el abanico de partidos de centro izquierda a izquierda. Desde la UCR hasta el FAP, por cuestiones ideológicas, no le pueden dar del todo la espalda a algunas iniciativas del gobierno, especialmente a las que apuntan, falsamente, a lo social.
Ellos saben que el gobierno terminará “defaulteando” cualquier buena intención de leyes y decretos, pero le tienen que responder a la tropa propia.
Así las cosas, nos preguntábamos ayer si era tan difícil encontrar, entre 40 millones de personas, un seleccionado de 20 que fueran idóneos y decentes.
Viendo las actitudes de los dos sectores, un gobierno que destruye la república, en su loca carrera hacia la nada, y una oposición que parece atornillada a la banca y al Blackberry, para Twittear. Estamos fregados.
Cuando la única dirigente capaz de ver la realidad sin anteojeras, y actuar en consecuencia, está virtualmente fuera de la política en función de los escasos 400.000 votos obtenidos a nivel país, significa que algo complicado nos está pasando como sociedad.
Son muchos los amigos de distintos sitios y corrientes de pensamiento que nos piden que “nos juguemos” y nombremos a Carrió. Y finalmente decidimos correr el riesgo de ser etiquetados. Pero esto había que decirlo de una vez por todas. La verdad es que ya estamos grandes para que nos afecten las estigmatizaciones imaginadas. Y no tenemos intereses para defender que no sean los del común de la sociedad.
Hoy, al menos hoy, y aunque tengamos discrepancias con ella, vemos a una sola persona parada firmemente en la coherencia.
Todo muy lindo pero ¿qué hacemos?
La situación no es simple. Si los argentinos no estuviéramos convencidos que el camino es la democracia y la tolerancia, creo que Cristina Fernández no podría acometer las barbaridades que perpetra casi a diario.
No solo por lo mucho malo que hace, sino también por lo muchísimo que omite, un pedido de juicio político ya debió haber aterrizado en mesa de entradas.
El mundo está en el 2013, y nosotros tenemos un gobierno “revolucionario” que nos lleva a 1974 con el relato, importado, de 1959.
Somos, desde la conducción, absurdos.
Hay una oposición inerme que la última vez que se movió con astucia fue en 2009, hace ya 4 largos años, y ese movimiento les duró días. Cuando los que ganaron la elección legislativa debían asumir, ya estaban todas sus alianzas destruidas. Y un comunicado comprometiéndose a no votar la reforma, en 4 años, es demasiado poco, convengamos.
Nada positivo espera uno del gobierno nacional de aquí a 2015. La única expectativa consiste en acertar cuánto daño más le podrán hacer a la democracia y a la república.
Pero del otro lado siguen twitteando. Desde la banca o desde la quinta mientras toman sol. Desde la playa, jugando al truco.
Hay unos tipos malos que nos roban, y nuestros policías mandan mensajitos de texto.
Cualquier similitud con lo que vemos en la calle, no es casualidad.
Fabián Ferrante
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