Entrecruzamiento de llamadas telefónicas, bandas ilegales vinculadas con Alfredo Astiz, direcciones de IP, números de DNI y hasta asociación ilícita. De todo eso habló este viernes a la noche Eduardo Feinmann en C5N para expresar su absoluto repudio a una cuenta falsa sobre su persona en Twitter.
“Twitter es una basura”, dijo Feinmann sin más; aunque resulta una calificación entendible por parte de alguien que nunca utilizó esa red de microblogging.
El periodista habló 15 minutos sobre “una banda que se dedica a difamar por Twitter a terceros; difamadores terribles, terroríficos”, y que, según dio a entender, estarían financiados económicamente por alguien que no especificó, pero que aseguró que la Justicia ya lo está investigando.
La semejante introducción incluyó también el escrache con nombre, apellido y número de documento de cuatro usuarios de Twitter que por error, omisión o picardía retuiteaban las publicaciones de una falsa cuenta de Eduardo Feinmann.
Se trata de @EduardoFeimann (sin N), cuenta creada en marzo del año pasado y que no es más que una parodia al periodista, aunque al momento en que Feinmann mostró el perfil de la cuenta por televisión, este no aclaraba que se trataba de una cuenta satírica, de las cuales abundan en esa red social cuando se trata de personajes de renombre.
Y es que resulta fundamental aclarar que se ya sea por parodia, fanatismo u homenaje, la línea que separa este tipo de cuentas de la lisa y llana suplantación de identidad no es para nada fina. Basta solo con aclararlo en el perfil.
Periodistas, políticos y artistas tienen su parodia en Twitter. Incluso hay cuentas de este tipo para toda la familia presidencial, donde Florencia (@FlorKey_) y Máximo Kirchner (@MaximusK1) se pelean entre sí por el amor de su madre (@CFK_) ante la vista de quienes los siguen a los tres. Las conversaciones son verdaderamente hilarantes.
Sin embargo, esto es harto conocido y aceptado por Twitter y sus usuarios, ya que se sabe que ninguna es real, sino que suplantan con humor y sin esconderse cuentas de otros usuarios reales.
Pero, ¿qué requisitos tienen que cumplir las cuentas parodia de Twitter para que la plataforma las permita? En primer lugar, es importante recalcar que la empresa no está en contra de este tipo de cuentas satíricas, siempre y cuando respeten ciertas normas que explican detalladamente en su página web de soporte.
Básicamente, es necesario que ya de antemano se distinga que no es una cuenta real, sino una imitación. ¿Cómo? Siguiendo las siguientes reglas proporcionadas por Twitter:
-Nick del usuario: el usuario no debe ser exactamente el mismo que el de la persona que se parodia. Es decir, debe marcarse la cuenta con algo similar a “not” (no), “fake” (falso), “fan” o lo que sea. Es muy común que se le agregue una letra de más, de menos o remplazar la letra “L” por una “i” mayúscula.
-Nombre del usuario: el nombre que aparece en el perfil no debe ser exactamente igual que el del sujeto real, y de la misma forma que en el caso anterior, debe aclararse con un “not”, “fake” o “fan”, o algún tipo de apodo.
-Biografía: la biografía debe incluir una referencia que haga distinguir a la cuenta de la identidad real, por ejemplo: “cuenta parodia”, “esto es una parodia”, etc.
-Comunicación con otros usuarios: no debe comunicarse con otros usuarios haciéndose pasar por el sujeto en cuestión, en referencia a que no está permitido convencer a terceros sobre la veracidad de la cuenta falsa.
Si estas reglas no son cumplidas, Twitter asume que se está usurpando la identidad de otra persona y, ante denuncias que se reportan a la empresa, se procede a cerrar la cuenta.
La política de usurpación de identidad que explica Twitter en su centro de soporte, “es una infracción a las Reglas de Twitter. Las cuentas de Twitter que finjan ser de otra persona o entidad con el fin de confundir o engañar podrán ser suspendidas permanentemente según la Política de Suplantación de Identidad de Twitter”.
Y aclara: “Una cuenta no será eliminada si: el usuario comparte el nombre pero ningún otro elemento en común, o el perfil indica claramente que no está afiliado ni conectado con ningún individuo de nombre similar. Las cuentas con nombres de usuario o apariencia similares (p. ej. la misma imagen de fondo o avatar) no están infringiendo de manera automática la política de suplantación de identidad. Para que se considere suplantación de identidad, también deben fingir ser otra persona con el objetivo de confundir o engañar”.
En relación a las cuentas fake, o parodias indica: “Los usuarios de Twitter tienen permitido crear cuentas de parodia, comentarios o admiradores”.
En su centro de ayuda, la empresa presenta un formulario para denunciar la suplantación de identidad, donde puede hacerlo uno mismo o bien su representante legal autorizado. Además de los datos lógicos de la "personalidad suplantada" y del suplantador, se debe justificar dicha suplantación, aportando cualquier dato que ayude a clarificar los hechos.
Una vez enviada la solicitud, Twitter se pondrá en contacto con el denunciante vía email y se le debe proporcionar diferentes datos para poder investigar la usurpación. La cuestión es que hay numerosas y rápidas vías para que la empresa elimine la cuenta en cuestión.
La reacción de Feinmann —si bien fue fiel a su estilo— puede terminar en un búmeran, ya que si se estuviera ante un caso de suplantación de identidad, no se realizó con el objetivo de efectuar delito alguno, por lo tanto la “máxima pena” que obtendrá el usurpador es que Twitter haga desaparecer su cuenta. Para esto no es necesario acudir a la Justicia, ni mucho menos ordenar entrecruzamiento de llamadas telefónicas.
Si por el contrario, la cuenta es parodia, tal cual todo parece indicar, Feinmann deberá leer una o dos cosas sobre la red social y aprender a convivir con su alter ego tuitero.
Así la parodia haya sido creada por el propio Hitler, no hay delito alguno, salvo las difamaciones, calumnias e injurias que los cuatro tuiteros que mencionaron la cuenta falsa del periodista tuvieron que soportar anoche.
Eliana Toro
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