“Soy Pablo García y les pido unos minutos”, comienza la carta del hijo del periodista de Página/12, Eduardo Aliverti, publicada en ese mismo medio.
Allí, el acusado de atropellar a un ciclista reclamó que no le digan “Aliverti”: “Soy Pablo García. No soy Pablo Aliverti, ni García Aliverti ni el caso Aliverti. Sé muy bien por qué se la agarran con mi viejo, pero no esperen que los justifique. Durante años, desde recibido como locutor (diciembre 2003), asumí que no quería ni debía ser ‘el hijo de’. Quise y quiero ser García, a secas. El apellido paterno de mi viejo. De mi abuelo. Pero ahora me dicen ‘Aliverti’. No es legítimo. Es tramposo”, indicó.
Allí, el hijo de Aliverti advierte que comenzará a tomar una postura “opuesta” a la que viene ostentando hasta hoy, sobre la base de “errores periodísticos”, que sólo que “tienden a generar presión en quienes deberán decidir mi situación judicial”.
Posteriormente, Pablo García avisa a la Justicia que tiene en su poder las escuchas telefónicas de una conversación entre él y el hermano del hombre fallecido luego del trágico episodio.
“Traté de contactarme con la familia del señor Rodas. Lo logré. Hablé largamente con su hermano Aldo, poniéndome a disposición de todos ellos, cuando lo desearan y a fin de cuanto requirieran. Quiero dejar a disposición, si ser posible y necesario los audios de las escuchas telefónicas, en diálogo producido entre las 19 y 20 horas del 13 de marzo pasado”, dice.
Este jueves, en la puerta de su casa y ante los medios de comunicación, el hijo de Eduardo Aliverti advirtió que si contaba lo que había hablado con la familia de Reinaldo Rodas, lo perjudicaba. Ahora aclara que posee las escuchas y que las aportará a la Justicia.
Cómo las consiguió y si la Justicia las aceptará como prueba, es otro tema.
José María González