El 21 de octubre del 2010 publiqué en Tribuna de Periodistas “La herencia más nefasta de este gobierno será el odio”. El diario Perfil levantó la nota y despertó una pequeña polémica. ¿Era una exageración utilizar la palabra Odio? La motivación de la columna de opinión había sido escuchar los mensajes de la radio oficialista, Cooperativa, por una entrevista telefónica que habíamos realizado al actor Rafael Ferro, protagonista de la telenovela, “Ciega a Citas”, en aquel entonces en la TV Pública que decía no ver siempre 678 ni creerlo totalmente. Los oyentes de la radio gastaron un minuto de su valioso tiempo para repudiar los dichos del actor, insultarlo, tratarlo de drogadicto y puto –literalmente-. Durante un año y medio, la supervivencia en esa radio donde comparten cartel Luis D´Elia, los pibes de la Cámpora y, recientemente también, Herman Schiller, fue una provocación para sus autoridades.
El asesinato de Mariano Ferreyra, los escándalos de corrupción que salpicaban a fines del 2010 al, por entonces aliado, Hugo Moyano y la muerte del ex presidente Néstor Kirchner, fueron los principales temas que generaron aprietes e intentos de silenciamiento. Al comenzar el 2011, nuestro programa fue expulsado de un barco con timón kirchnerista pues “era un año electoral y había que recaudar” como confesó uno de los responsables de la emisora.
El tiempo pasó y las expresiones de odio, principalmente expresadas por el aparato de propaganda oficial, fueron in crescendo. Hace dos semanas, en FM Identidad, invité al ex bloggero afín al gobierno, el verborrágico Lucas Carrasco. Hacía un mes que la producción estaba detrás de la nota y, en una ocasión, Carrasco nos había plantado sin aviso. El viernes 24 de mayo, el bloggero vino al estudio con el aviso previo de que prefería no hablar, puntualmente, de temas de corrupción que involucraban al gobierno. Sus cataratas de tuits, muy críticos al kirchnerismo pues llegó a hablar de Máximo, suponían una explosiva entrevista. Solo duró 6 minutos.
En ese breve tiempo dijo que “Víctor Hugo Morales es un mercenario como yo” y que no entendía cómo lo premiaban si lo único rescatable que tenía “era su hija”. Se rió del supuesto modelo inclusivo que se “chorea” la riqueza, afirmó que le molestaba sobremanera que la Presidenta se mostrase “como una heroína de los 70 millones de argentinos” (SIC) y que la visión de la historia del gobierno era “una operación de dominación”. Previo al encuentro, Carrasco me preguntó, como él publicó en el diario Crónica, si podía intervenir en las entrevistas del programa.
Le dije que sí pues estoy convencido que el cruce de ideas, posturas y personas nos enriquece como sociedad. Le hablé de una posible nota con Emilio Pérsico y con Bacileff Ivanoff, vicegobernador chaqueño que una semana atrás había dicho en nuestro programa que “el problema de los Qom era de Formosa”. 7 días después, en medio de una violenta represión, en las afueras de Castelli –Chaco- un integrante de la comunidad Qom era asesinado. Ivanoff no quiso salir al aire pues “dicen las mismas cosas que el monopolio Clarín”. Algo similar argumentó el líder del Vatayón Militante, Juan “Hank” Soriano quien le preguntó a mi compañero Flavio Meli si yo participaría de la nota: “No quiero porque hace negocios con los derechos humanos”. Con ese razonamiento infantil, Rodolfo Walsh podría ser acusado de hacer negocios con la masacre de José León Suárez o los periodistas que descubrieron el Watergate, con Richard Nixon. ¿A qué le tendrá temor Hank? Seguramente que a la pregunta y, más aún, a la repregunta.
Carrasco no estaba en su mejor momento cuando hacíamos la entrevista pero su lucidez e ironía me resultaban interesantes de ser escuchados y compartidos. Se cruzó con Felix Díaz al aire al hacerle una pregunta mal formulada sobre “los cocodrilos” que supuestamente tendría el periodista Gabriel Levinas en Formosa, algo que demostró el colega que era falso. Cuando empezó la pregunta, sinceramente, pensé que hablaría del famoso boliche de Omar Suárez, en Recoleta. Otra integrante del programa, Clarisa Ercolano, le hizo saber que la pregunta era irrespetuosa. Carrasco se sacó los auriculares y salió enfurecido del programa. “Si no puedo preguntar, me voy” dijo en Crónica. Pudo preguntar pero no quiso quedarse.
Mercedes Minci le explicó a la madre de Jazmín de Grazia, en el programa radial de Jorge Lanata, por qué les mostró las fotos de su hija desnuda y muerte a sus hijos y por qué razones ella también publicaría esas imágenes, a pesar de violar la privacidad de la ex panelista de Duro de Domar y de su familia. “Eso es lo que hace la droga” le dijo fríamente a la madre de la modelo muerta. Pudo preguntar, aguantó las críticas de sus compañeros y el programa continuó. En las redes sociales, a Minci, la atacaron justificada e injustificadamente al insultarla en un terreno personal. A Carrasco, por irse del programa, le dijeron de todo explicando lo sucedido por sus supuestas adicciones. También me atacaron por darle micrófono. Carrasco escribió en Crónica que había asistido a un programa como el mío pues “Casulla es un amigo (SIC) y hasta escribió un libro como El negocio de los derechos humanos”. Citó, en su nota, a otro colega que, supuestamente, le contó que un ex represor le había ofrecido 20 mil pesos por hacer mi libro. Algunos intolerantes que, tal vez sepan escribir pero a duras penas leer, me acusaron de ser vocero de esos represores que, vaya a saber quiénes serían. Aunque muchos sangren por la herida, detrás de mi libro el único interés que existió fue el mío en difundir la verdad y el de los 300 entrevistados en los que entran estafados y estafadores, protagonistas del negocio, funcionarios oportunistas, víctimas del pasado, cómplices, delincuentes y algunos pocos inocentes.
En la Argentina nos hemos acostumbrado a no escucharnos. Intentamos aniquilar al que piensa distinto en vez de seducirlo. A veces, imitamos lo que criticamos. La intolerancia es una muestra del odio. El que odia no puede debatir ideas. Mucho menos intentar comprender cómo un país se convirtió en lo que es y la forma en que una sociedad, al menos en su mayoría, prefirió la mentira por sobre la verdad durante tantos años. El kirchnerismo explotó nuestras propias contradicciones y las llevó al extremo. Por eso miles aplauden y apoyan el cinismo de la Presidenta que dice que ellos son el amor y sus críticos, el odio. La vida está llena de grises, matices, idas y vueltas. ¿Qué queremos hacer con el 25% a 30% del país que, aún hoy, está fanatizado con el “proyecto”? Hoy la Argentina está conformada por un amplio sector del periodismo que ataca al que investiga y al que no le interesa conocer otra verdad. Un gobierno que no es capaz de sentarse a una mesa a debatir causas y consecuencias de los problemas actuales ni se anima a responder una miserable pregunta sobre supuestos temas tabúes.
Gran parte de una oposición que fue cómplice, hizo la vista gorda y que chicanea para su tribuna, en vez de arreglar algunos temas, cara a cara. Una constante persecución al que denuncia y al testigo que “peca” al romper el silencio y una masa crítica que, muchas veces, en vez de reflexionar, insulta y calumnia como los intolerantes que, supuestamente, solo están en la vereda de enfrente.
No me resigno a dejar de creer que a la sociedad argentina hay que cambiarla antes que nos termine de cambiar, para mal, a todos.
Luis Gasulla
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